gasteiz - Con nocturnidad y tras varios días de fricciones y dura negociación llegó ayer por la noche el pacto entre PNV, PSE y PP sobre la reforma fiscal que, a su vez, cierra el acuerdo sobre los Presupuestos de la CAV de 2018. Pasadas las diez de la noche, las tres formaciones políticas sellaron el acuerdo sobre la fiscalidad, centrado fundamentalmente en la rebaja del Impuesto de Sociedades, y dejaron prácticamente cerrados los Presupuestos vascos y casi encarrilado el de Araba, que en los últimos días ha sido objeto de discrepancias entre las partes.
Todo apuntaba a que la jornada de ayer tampoco iba a ser la definitiva para limar las diferencias surgidas en los últimos días después de que los populares sacaran de la manga su intención de desvincular su apoyo a los Presupuestos de Araba de la negociación de la reforma fiscal y de las cuentas de la CAV. Sin embargo, los equipos negociadores lograron desatascar los nudos y dejar prácticamente cerrado un acuerdo que convierte al PP en el socio presupuestario del Gobierno de Iñigo Urkullu, por segundo año consecutivo.
El acuerdo fiscal entre los tres partidos afecta sobre todo al Impuesto de Sociedades, que será rebajado del actual nominal, tal y como ha venido reclamando el PP y a lo que, pese a su oposición inicial, ha cedido el Partido Socialista, a cambio de incorporar algunas deducciones que buscan equilibrar la rebaja. No es este el único cambio en fiscalidad que contempla el acuerdo ya que también han pactado una revisión del IRPF “con el horizonte en 2020”.
Según han informado fuentes de los partidos negociadores, el acuerdo crea el “contexto político propicio” para que este “esfuerzo compartido” se “traslade” al presupuesto de las principales instituciones vascas, especialmente el Gobierno Vasco y la Diputación de Álava, en las que el PNV y el PSE gobiernan en minoría. Nacionalistas, socialistas y populares suman mayoría absoluta en las tres Juntas Generales, donde se debe aprobar la nueva fiscalidad, en la que los cambios pactados con el PP se introducirán vía enmiendas.
La nueva normativa fiscal, que entrará en vigor en 2018, contempla bajar el Impuesto de Sociedades del 28 al 24 % -un punto por debajo del resto de España- en dos años, pero con modificaciones en las deducciones para que no disminuya la recaudación, entre ellas limitar más el porcentaje de compensación de las bases imponibles negativas del 80% inicialmente pactado al 70% o reducir al 70% de la inversión las deducciones por I+D+i.
Además, acordaron subir los tipos mínimos de pago efectivo del impuesto, que pasarían del 11 al 17% en el caso de las grandes empresas y del 13 al 1% en el caso de las pymes. No obstante, los partidos no han facilitado el acuerdo alcanzado ayer, por lo que podría haber algún cambio en esas limitaciones de las deducciones.
La rebaja del tipo del Impuesto de Sociedades fue una exigencia del PP para negociar los presupuestos del Gobierno Vasco y el acuerdo quedó encarrilado el pasado viernes en una reunión en la que participaron los máximos líderes de los tres partidos: Andoni Ortuzar (PNV), Idoia Mendia (PSE) y Alfonso Alonso (PP).
La pretensión del PP de bajar también el IRPF para las rentas medias y bajas, así como su intención de desvincular esta negociación de las conversaciones sobre el presupuesto de la Diputación de Araba, han alargado las conversaciones. Con todo, el acuerdo se ha cerrado horas antes de que mañana finalice el plazo para presentar enmiendas a la totalidad del presupuesto del Gobierno Vasco.
La razón hay que buscarla en el bloqueo en la negociación de las Cuentas de Araba. Jeltzales y populares mostraron ayer públicamente su disparidad de criterios sobre la necesidad de incluir o no los Presupuestos alaveses en el acuerdo, aunque existe la expectativa de que estas discrepancias se acaben limando y nadie piensa en un escenario de prórroga presupuestaria en la comunidad autónoma. Los contactos se alargaron ayer hasta la noche, pero no pudieron saldarse con un pacto fiscal y presupuestario. El principal nudo en la negociación tiene que ver con la administración de los tiempos por parte del PP para que nadie piense que va a dar un cheque en blanco en Araba. También presiona con una rebaja en el IRPF. Por otro lado, hay factores que le empujan al acuerdo, como su deseo de influir en la política vasca y confirmar la rebaja en el Impuesto de Sociedades.
Tal y como adelantó este periódico, el PP apostó ayer por desvincular las Cuentas de Araba de este pacto. En un comunicado, su portavoz en las Juntas alavesas, Ana Morales, aseguró que en su partido “siguen abiertos” a acordar los Presupuestos con el diputado general jeltzale, Ramiro González, pero recalcó que “Álava no es moneda de cambio”. “La negociación ha de ser específica para Álava y ajena a las negociaciones para los Presupuestos del Gobierno vasco”, dijo.
PNV y PSE esperaban que el PP acabase entrando en la negociación de las Cuentas alavesas, un terreno en el que no había habido ningún avance. Albergaban la expectativa de que haya acuerdo, pero también generaba inquietud la ausencia de movimientos del PP, y los jeltzales confíaban en que no condicionasen su actitud fantasmas del pasado como el desalojo de Javier Maroto de la alcaldía de Gasteiz, que aún duele a los populares alaveses. El PP quiere preservar su espacio en Araba, un territorio estratégico para el partido de Alfonso Alonso, con cierta tradición de gobiernos populares y que aspira a recuperar en las elecciones municipales y forales de 2019. Hay otro dato que podía enmarañar el escenario: hasta ahora, los Presupuestos alaveses se han acordado con EH Bildu, y el PP lo está recordando en lo que puede parecer una invitación a PNV y PSE para que sigan llamando a la puerta de la coalición abertzale.
el gesto de la fiscalidad PNV y PSE habían replanteado la reforma fiscal que pactaron hace unas semanas para generar un clima de confianza con el PP que permitiera aprobar los Presupuestos en las principales instituciones, con la mirada puesta en aquellas donde no tienen mayoría absoluta, como el Parlamento Vasco y las Juntas alavesas. El nuevo acuerdo fiscal, que tiene que aprobarse en las tres Juntas Generales, ha sido una cesión por parte del socialismo, que ha asumido la rebaja del tipo nominal del Impuesto de Sociedades del 28% hasta el 24%, aunque a cambio se han establecido compensaciones para que no caiga la recaudación. El PNV lanzó mensajes ayer de que esta reforma solo se aplicaría si hay un acuerdo presupuestario con el PP, también en Araba. Las fuentes consultadas dejan ver que PNV y PSE no van a hacer este esfuerzo en materia fiscal para que después el PP vete las Cuentas. Este clima impide cerrar el acuerdo fiscal hasta tener garantías sobre Araba. El pacto fiscal, a su vez, es clave para que el PP apoye los Presupuestos vascos. Este círculo vicioso ha propiciado que la eventual enmienda a la totalidad aún no se haya desactivado. Todo ello, aderezado con discrepancias sobre la fiscalidad, con el PP reclamando una rebaja en el IRPF.
Ramiro González, por su parte, vinculó claramente el acuerdo fiscal y el presupuestario. “No contemplo un acuerdo fiscal en Álava si no hay un acuerdo presupuestario. Ambos acuerdos van de la mano”, recalcó. González argumentó que fue el propio PP quien vinculó la fiscalidad y los Presupuestos autonómicos, y le extraña que ahora quiera desvincularlos de las Cuentas alavesas. “Quiere cambiar las reglas de juego en mitad de la negociación”, le recriminó. “En Álava todo forma parte de la misma negociación. Ambas cuestiones, las modificaciones fiscales y los Presupuestos, las aprueban las Juntas Generales, más o menos en las mismas fechas, y las tienen que votar los mismos junteros”, recordó. Por ello, pidió que “cumplan con su palabra”. Esta discrepancia está provocando que se acerquen las fechas para presentar enmiendas a la totalidad de los Presupuestos vascos.
el caso alavés Araba es un territorio complejo en las relaciones con el PP. Los populares perdieron sus dos principales feudos institucionales en las elecciones municipales y forales de 2015: Javier de Andrés fue desbancado de la Diputación alavesa porque el PNV lo superó en número de escaños, y Javier Maroto fue desalojado de la alcaldía de Gasteiz aunque fue el más votado. Hasta ahora, los acuerdos presupuestarios en las dos plazas se han firmado con EH Bildu. En el caso de Gasteiz, esa vía sigue abierta, y Gorka Urtaran ha lanzado un emplazamiento público tanto a EH Bildu como al PP.