barcelona - El tiempo vuela para los partidos independentistas. A 48 horas de que termine el plazo para presentar coaliciones electorales, se aceleran las conversaciones para que la lista conjunta se haga realidad, a la espera de un sí definitivo de Esquerra, que reclama más peso en la candidaturas y una mayor diversidad de siglas con la presencia de la CUP y de sectores de Podem. Pero, tras el emplazamiento expreso a la unidad lanzado ayer desde Bélgica por Carles Puigdemont, todo apunta a que los soberanistas catalanes presentarán una única papeleta el próximo 21 de diciembre.
Por el momento, hay muchos detalles en el aire, lo que evidencia que la convocatoria extraordinaria de estos comicios ha pillado con el pie cambiado a los independentistas y sin mucho tiempo para elaborar una estrategia conjunta, dado el ajustadísimo plazo para conformar listas de confluencia. A ello se le suman las dudas de ERC, muy tentada de acudir a las urnas en solitario tras los buenos augurios electorales. Así las cosas, fue el destituido president el que tuvo que salir ayer a espolear la apuesta por una lista única, opción que defienden las entidades soberanistas y, desde el pasado viernes, el PDeCAT. Puigdemont se pronunció vía Twitter, donde realizó una llamada a conformar una única candidatura que tenga como ejes la excarcelación de los altos cargos del Govern cesados y la creación de un nuevo Estado independiente. “Es el momento de que todos los demócratas se unan. Por Catalunya, por la libertad de los presos políticos y por la república”, pidió.
Además, el expresident de la Generalitat, que el viernes expresó su deseo de concurrir como candidato el 21-D, viralizó una página web para recoger firmas en defensa de una “lista cívica unitaria y transversal que implique a todos los sectores que quieren enfrentarse al bloque del 155 y de la represión”. A última hora de ayer ya eran más de 70.000 las personas que habían respaldado la petición. Fue el único mensaje en toda la jornada de un Puigdemont que continúa en Bélgica a la espera de acontecimientos y con una euroorden de busca y captura sobre su persona. Sin embargo, la Fiscalía federal de Bélgica todavía no ha nombrado un juez de instrucción para decidir sobre su arresto y no parece que lo vaya a hacer hasta la próxima semana. Según su abogado en el país belga, la entrega a España podría demorarse hasta dos meses.
Por lo pronto, parece que el llamamiento de Puigdemont ha calado y la presión sobre Esquerra empieza a surtir efecto. Aunque en el seno de ERC son conscientes de que si concurren en solitario ganarán de calle los comicios, temen aparecer como desleales a la unidad del movimiento soberanista. Con todo ello, los republicanos avalaron en la tarde de ayer concurrir el 21-D en una lista unitaria, pero que supere la fórmula de Junts pel Sí y atraiga a otros sectores del tablero político como la CUP o la corriente de Podem más cercana al todavía secretario general Albano Dante Fachin, cuyo liderazgo al frente de la filial catalana de Podemos tiene los días contados. Además, Esquerra quiere una mayor presencia de sus militantes en una candidatura conjunta, que sea acorde con el protagonismo que tendría en la alianza. Es una reivindicación natural debido al mayor peso que le otorgan la totalidad de los sondeos.
El Consell Nacional de ERC lo resumió así ayer: “O todos juntos o tres listas potentes”. Es decir, no les basta con volver a confluir con la antigua Convergència y algunos independientes y, en palabras de la secretaria general Marta Rovira, aspiran a “acumular mayorías” a favor de la república y en pos de la liberación de los encarcelados. En este sentido, Rovira opinó que la puesta en libertad de los “presos políticos” debería ser condición indispensable para que todas las opciones políticas puedan concurrir en “igualdad de condiciones” a las elecciones de diciembre.
presión de las entidades También la ANC y Òmnium, que se han erigido en motores sociales del procés, están jugando un papel esencial para convencer a Esquerra y que la lista unitaria llegue a buen puerto. En los últimos días ambas entidades soberanistas han redoblado sus conversaciones con los partidos políticos para lograr la ansiada unidad electoral. Tras el sí con condiciones de ERC, ahora es otra pata de la mesa la que cojea. Se trata de la CUP, con la que parece que será difícil contar en una candidatura única. Los anticapitalistas no han descartado expresamente formar parte de la coalición, simplemente han respondido que someterán la propuesta a votación el próximo 12 de noviembre. El problema es que el último día para presentar listas conjuntas es el martes día 7, por lo que la decisión de la formación llegaría totalmente fuera de plazo.
Otro aspecto importante es la conveniencia de una lista única a la hora de atraer al electorado. Una candidatura de coalición que englobe al grueso de fuerzas independentistas tendría un importante peso simbólico y el nexo en torno a la solidaridad con los exconsellers encarcelados. Sin embargo, varios sondeos de opinión apuntan a que tres listas en solitario -ERC, PDeCAT y la CUP- asegurarían a los soberanistas un mayor número de escaños. De cualquier manera, el objetivo es claro: reeditar una mayoría pro independencia en el Parlament y desmoronar así la estrategia del 155 del Gobierno español.