Nueva York - Estados Unidos volvió a quedarse ayer prácticamente solo en su defensa del embargo contra Cuba, cuyo fin demandó un año más la Asamblea General de la ONU con una abrumadora mayoría. Únicamente Estados Unidos y su socio más estrecho en Naciones Unidas -Israel- votaron en contra de una resolución impulsada por el Gobierno cubano, que recibió el apoyo de los otros 191 Estados miembros. El no estadounidense da marcha atrás al giro protagonizado hace un año por la Administración Obama, que por primera vez optó en 2016 por abstenerse en esta votación, en pleno proceso de acercamiento con La Habana.
Para el Gobierno de Trump, sin embargo, aquello fue un error que ayer se “subsanó”, según defendió su embajadora ante la ONU, Nikki Haley. La diplomática aseguró que el embargo de EEUU busca únicamente que los cubanos puedan disfrutar de libertades y derechos y recalcó que su país va a defender esa postura incluso si tiene que hacerlo en solitario.
En respuesta, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, calificó sus palabras de “irrespetuosas, ofensivas e injerencistas” y arremetió insistentemente contra Trump. “Preside un Gobierno de millonarios destinado a aplicar medidas salvajes contra las familias de menos ingresos y los pobres de este país, las minorías y los inmigrantes”, dijo. Rodríguez acusó a Trump de “seguir un programa que alienta el odio y la división, pregona un peligroso excepcionalismo y supremacismo que disfraza de patriotismo y que provocará más violencia”. “No tiene la menor autoridad moral para criticar a Cuba”, insistió el canciller.
Acuerdo con la UE Por otra parte, la Unión Europea y Cuba cuentan desde ayer con el primer marco legal para regular sus relaciones, un acuerdo de diálogo político y cooperación que entra en vigor provisionalmente y que marca el fin del aislamiento de La Habana como el único país de la zona con el que la Unión Europea no tenía un pacto bilateral.