MADRID. Así lo ha señalado a Efe el presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), Rafael Mota, quien ha resaltado el papel que los médicos de atención primaria deberían jugar en la asistencia a estos enfermos en la recta final de su vida.

"La atención primaria es fundamental, la base para poder ofrecer una atención de calidad en el final de la vida en los domicilios, porque el 80 % de las personas quiere estar en sus casas al final de su vida, pero con unas mínimas condiciones", ha subrayado.

La situación de los cuidados paliativos en España continúa atascada y las cifras apenas han cambiado en los últimos años.

Entre 100.000 y 120.000 pacientes al año necesitarían acceder a este tipo de cuidados, pero sólo la mitad de ellos los recibe, especialmente aquellos que sufren una enfermedad no oncológica, ya que en el caso de las demencias, enfermedades neurológicas, hepáticas o cardiacas, el acceso a estas terapias es aún más limitado.

La falta de equidad, tanto entre comunidades autónomas, como entre el ámbito rural y el urbano e incluso entre ciudades, es otro de los puntos flacos de los paliativos.

En el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, que se celebra hoy, la Secpal reconoce que "aún queda mucho por hacer". "Sabemos cómo se puede atender bien, pero la falta de recursos y formación hace que todavía, en España, haya muchos lugares en los que la gente muere mal", ha lamentado Mota.

Así, el responsable del Grupo de Bioética de la Sociedad Española de Medicina General y Familia (Semg), Jacinto Bátiz, ha señalado a Efe que cada día mueren en España 140 personas con dolor y sufrimiento, algo que se podría evitar si estos enfermos hubieran sido atendidos por equipos específicos de paliativos.

Para el presidente de la Secpal, médicos de familia, internistas, oncólogos y geriatras deberían ser algunos de los profesionales sanitarios con formación específica en paliativos.

"La realidad es que mucha gente sigue muriendo en hospital, cuando, con un buen apoyo, podría estar en casa hasta el final. Uno quiere estar en casa, pero no quiere tener dolor y no hay color entre pasar el final de vida en casa o en un hospital, donde el ambiente en general es más hostil", ha explicado.

Bátiz ha indicado al respecto que no más de un 10 % de los médicos, al menos del primer nivel asistencial, asegura haberse formado en la atención a enfermos en fase terminal, lo que se traduce en falta de atención integral del proceso, falta de apoyo domiciliario y escasez de cuidados continuados.

Este experto, que es también jefe del Área de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios (Santurce-Vizcaya), coincide con Mota en la necesidad de dotar de una formación acreditada en cuidados paliativos de todos los profesionales implicados en la atención de estos enfermos (médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadoras sociales).

"A mí me gustaría tener el desarrollo de paliativos que hay en Irlanda o en los países nórdicos, donde hay mucha atención domiciliaria", ha admitido Mota, quien ha lamentado que, si bien el sistema sanitario español es de los mejores para curarnos, "no está preparado" para hacer frente al tratamiento de una enfermedad crónica avanzada.

Bátiz, por su parte, se ha referido a la Ley de Derechos y Garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de la vida que tramita el Congreso de los Diputados, y ha asegurado que la universalización de los cuidados paliativos haría innecesaria la legislación sobre la eutanasia.

Ha confiado en que esta nueva ley contemple también un equivalente a la baja laboral para que el familiar cuidador pueda cuidar al enfermo en el propio domicilio, lo que supondría un ahorro económico evidente al evitar estancias hospitalarias que son de altísimo coste, así como una mayor calidad de vida para el paciente.