Vitoria - Nadie se esperaba que el verano alumbrara una nueva palabra: turismofobia. Pero la actualidad ha traído consigo una polémica política sobre el modelo turístico en Euskadi. Surgida en Catalunya pero exportada a Euskadi, la controversia ha sido alimentada por la campaña de las juventudes de Sortu, Ernai y las críticas de la izquierda abertzale. PNV, PSE y PP, junto a las instituciones, han cerrado filas para refrendar la sostenibilidad de una actividad económica que crea el 5,9% del PIB, pero que a la vez también tiene voces contrarias ante la saturación en ciertos emplazamientos. Donostia es el epicentro de la discusión y colectivos de hosteleros, comerciantes y vecinos opinan en DNA sobre un fenómeno que, lejos de amainar, amenaza con alargarse. Los dos primeros aluden al negativo impacto de dudar sobre el modelo actual; los segundos se desmarcan de las acciones de Ernai y reclaman un debate en profundidad.
La actividad turística empieza a comerse una cada vez más significativa parte del pastel del PIB en la CAV. Donostia es el principal imán turístico, por encima de Bilbao y Gasteiz. Hay algunos datos clarificadores: la capital guipuzcoana obtuvo ingresos por valor de 957 millones en 2015 para alcanzar el 13,4% del PIB. Un informe del Ayuntamiento -PNV y PSE- cita que uno de cada tres empleos es gracias al turismo. En total, son 18.000 los puestos de trabajo están ligados a la llegada de visitantes: 3.000 en los establecimientos hoteleros, 6.500 en hostelería y 8.800 en el comercio.
Con estos datos sobre la mano, los agentes turísticos apelan a la sostenibilidad como herramienta de proyección futura. Evitar las masificaciones es la consigna, si bien cada vez son más las voces que alertan de la saturación. En el ámbito político, Sortu viene asiendo esa bandera en un verano en el que el turismo ha pasado a la primera plana informativa. Sus reclamaciones inicialmente se circunscribieron a la capital guipuzcoana, si bien al calor de las acciones reivindicativas protagonizadas por Arran en Catalunya o Mallorca, su colectivo juvenil Ernai recogió el testigo para protagonizar no solo manifestaciones, sino para pasar al siguiente nivel al atacar con pintura la sede de la agencia vasca de turismo, Basquetour, o llenar de carteles un tren turístico. Con la mecha de la polémica prendida, PNV, PSE y PP han censurado esos sabotajes. Elkarrekin Podemos apela a mantener un debate global sobre el modelo a implantar.
Donostia y Gernika-Lumo serán las siguientes estaciones en las manifestaciones veraniegas programadas por Ernai para el 17 de agosto. Precisamente en Donostia, y desde el colectivo de hosteleros del herrialde, temen que la campaña emprendida por las juventudes de la izquierda abertzale suponga un perjuicio para sus intereses. Su presidente, Mikel Ubarrechena, así lo afirma: “Con el tiempo irá bajando la polémica, pero no cabe duda de que va dejando una huella en una parte de la sociedad y no es bueno”. Con un turismo globalizado, “si apostamos por no estar en este mundo, sí que tendríamos un perjuicio evidente, ya que cerrarían un buen número de establecimientos”, evidencia. En concreto, “serían en torno al 40% o 50%” en términos globales, “o debería dar un cambio radical a su negocio”, detalla Ubarrechena, lo que afectaría al empleo. Niega que exista masificación salvo en fechas punta, y dice que en el resto del Estado “somos ejemplo de modelo de turismo sostenible, un modelo muy bueno. No somos ni Catalunya ni Baleares”, zanja. “Vendemos autenticidad y calidad, no un volumen masificado”, aclara. También cree que quien ataque a los visitantes por discrepar con el modelo se está confundiendo.
“no alimentar la polémica” El comercio es otro de los sectores que puede salir perjudicado de la campaña contra el turismo. San Sesbastián Shops, que engloba a 915 tiendas de diferentes características y de todas las áreas de la ciudad, se ha adherido a la defensa del turismo realizada esta misma semana por los responsables municipales donostiarras, la Diputación y el Gobierno Vasco, y desde el colectivo se muestran contrarios “a seguir alimentando todo lo que está pasando; creemos que la manera de no hacerlo crecer es no entrar a generar contenidos para debates de este tipo, porque pueden ser contraproducentes”. Con otros puntos de la geografía vasca donde ha habido sabotajes -caso de Bilbao y Gasteiz-, sin embargo, la polémica “se está focalizando” en Donostia, pero el colectivo de comerciantes apoya el turismo “por ser un sector en crecimiento. En Donosti, en concreto, se está haciendo con cuidado, respeto y conciencia de lo que queremos y del objetivo que se persigue”, dice Lourdes Lázaro.
La plataforma Parte Zaharran Bizi también tiene su opinión al respecto, aunque difiera. Es la otra cara de la moneda. La lucha del colectivo de vecinos de la Parte Vieja donostiarra se centra en abrir el debate sobre la situación que padece la zona, con una rápida proliferación de pisos turísticos que amenaza con desvirtuar el carácter del céntrico barrio y una “saturación” de establecimientos hosteleros, con más de dos centenares de ellos. “El 84% de la oferta de pisos turísticos es ilegal”, afirman. “Existen 1.600 camas en una zona en la que viven 6.000 personas”, afirma uno de sus portavoces, Xabier Arberas. Aunque lleven tiempo batallando para que la zona antigua deje de ser “un parque temático-gastronómico”, han visto cómo sus reclamaciones se han visto empañadas por una controversia política “que nada tiene que ver con nosotros. Parte Zaharrean Bizi quiere debatir sobre los efectos del turismo desde el ámbito político, aunque no en esas claves”.
Pernoctaciones. Donostia obtuvo un incremento del 8,6% en las camas ocupadas en 2016. En conjunto, y sin conocerse datos concretos sobre los apartamentos turísticos, hubo 1,26 millones de pernoctaciones.
Impacto económico. El Ayuntamiento donostiarra calcula que el turismo generó 957 millones de euros el pasado año, lo que equivale al 13,4% del PIB de la ciudad, que dobla el 6% que registra Euskadi.
Saturación. La asociación Parte Zaharrean Bizi apunta que solo en la zona antigua, de 6.000 vecinos, existen 1.600 camas disponibles. Asimismo existen 210 establecimientos hosteleros y tres hoteles.
Pisos turísticos. El mayor caballo de batalla, que no el único, son los pisos turísticos. Existen 1.300 alojamientos de estas características en Donostia, “280 de ellos en la Parte Vieja y el 84% son ilegales”, según aseguran desde Parte Zaharrean Bizi.
10%
es el incremento experimentado por el turismo en Donostia el pasado año, si bien los indicadores del presente ejercicio apuntan una tendencia a la baja.