bilbao - La izquierda abertzale quiere introducir en el debate político la discusión sobre el modelo turístico. Ha abierto ese melón por sorpresa, cuando hasta ahora era un fenómeno más ligado a la costa mediterránea. En Barcelona y Baleares, la polémica no es nueva y lleva años coleando por el turismo masivo que reciben anualmente, muchas veces poco respetuoso con el entorno y ligado al ocio nocturno, lo que ha desencadenado problemas de convivencia con los vecinos y ruido, además de conflictos con el precio del suelo, la proliferación de hoteles y pisos turísticos irregulares. La izquierda abertzale ha planteado ahora este debate en Euskadi, y lo ha vinculado muy en concreto a Donostia, donde se han producido reclamaciones de plataformas vecinales y hay una reflexión abierta a nivel institucional.

Esta cuestión no hubiera dado el salto del ámbito social y local hasta el plano político de no ser porque las juventudes de Sortu, Ernai, han convocado una manifestación para el día 17, en plena Aste Nagusia; y de no ser porque, en paralelo, el grupo Arran, vinculado a la CUP, ha pasado a mayores en Catalunya con sabotajes contra un autobús turístico. En Euskadi han aparecido algunas pintadas, y el PP cree ya que existen vasos comunicantes, aunque desde otros ámbitos se llama a la prudencia y a no realizar interpretaciones apresuradas. Precisamente el alcalde de Donostia, el jeltzale Eneko Goia, pidió no sacar de contexto las protestas y respetar el derecho a manifestarse, siempre que se haga con respeto. Aun así, sí existe preocupación por que las protestas puedan trasladar la imagen de que Euskadi es hostil con los turistas, y los viajeros terminen siendo los paganos de una eventual campaña de acoso.

Las demandas de Ernai recibieron ayer el aval político de la dirección de Sortu, que denunció en un comunicado el turismo “salvaje” de la especulación y las grandes empresas. Más allá del debate legítimo sobre el modelo, lo que incomoda al Gobierno Vasco es que se pueda proyectar la imagen de que Euskadi es hostil con los turistas y de que hay una masificación que, a su juicio, no es tal. En un contexto en el que ya han aparecido pintadas que instan a los turistas a que se vayan a casa, el Gobierno Vasco dio ayer un paso al frente para asegurar que esas conductas no representan a los vascos, y consideró que la polémica que alimenta Sortu es falsa. El consejero Retortillo habló directamente de xenofobia. También los partidos han rechazado el discurso de Sortu y lo ven anclado en el pasado. PSE y PP cargaron con dureza contra su planteamiento, que consideran que pone en peligro un sector emergente que genera empleos en Euskadi.

La consejera de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantxa Tapia, aseguró en declaraciones a Radio Euskadi que Euskadi “no es Catalunya ni Baleares”. Según dijo, se pueden dar casos “en días puntuales y en lugares puntuales” de “una mayor concentración de turistas y cierta saturación”, pero sin llegar a los límites que denuncia la izquierda abertzale. A su juicio, lo que busca es una “excusa” para poder manifestarse en verano y en plena Aste Nagusia como todos los años. Tapia argumentó que Euskadi apuesta por un turismo “sostenible, de calidad, basado en nuestros valores y la cultura”. “Buscan una excusa para hacer una manifestación en Donostia. Es claro que nuestro modelo no es ese. Donostia no es Baleares ni Barcelona ni esas ciudades masificadas. Es otra cosa, y hay que tratarlo de forma concreta”, recalcó, para añadir después que “quienes pretenden echar fuera y dar una imagen distorsionada de lo que somos no nos representan ni representan a este país”.

Sortu consideró que ha llegado la hora de abordar un “amplio debate”. A su juicio, PNV, PSE y PP trabajan para “poner la alfombra roja a la industria turística más salvaje”. Detecta un “grave problema de vivienda” y que los “especuladores están poniendo en práctica una salvaje estrategia para comprar cuantas más propiedades inmobiliarias, mejor”. “Los tiburones de la industria del turismo quieren comprar la ciudad, sus espacios y su identidad para especular, exprimirla, usarla y tirarla”, denunció.

El consejero de Turismo, Comercio y Consumo, el socialista Alfredo Retortillo, por su parte, aseguró que las pintadas “hostiles y xenófobas” que han aparecido en Donostia “no son ni un error ni una chiquillada, sino una muestra de intolerancia inadmisible que debe cesar inmediatamente”. “El debate no puede conducirse según prácticas violentas y de amedrentamiento que creíamos superadas en nuestro país”, añadió. Aunque de momento le parecen hechos aislados, pidió no avanzar en una dirección “que no puede acabar bien y que recuerda demasiado a otros momentos de nuestro pasado reciente”. Retortillo, en concreto, recordó el sabotaje y las pintadas que sufrieron los huéspedes del hotel Arrizul del barrio de Gros durante la celebración del último 1 de mayo.

“CONTAGIO” Desde el PP hablaron directamente de “contagio” con la CUP y de un posible rebrote de la violencia. Los populares promoverán declaraciones en todas las instituciones vascas para dar una respuesta “firme y contundente” y “frenar actitudes y comportamientos de acoso, intimidación y violencia”. “No podemos permitir que Euskadi se contagie de la campaña contra el turismo emprendida en Cataluña de la mano de quienes en Euskadi siempre han justificado la violencia para obtener fines políticos”, dijo Amaya Fernández.