La cúpula de Podemos desautorizó ayer al secretario general de Podem, Albano Dante Fachin, al instarle a que la filial que dirige organice una asamblea ciudadana para definirse sobre “asuntos estratégicos”. El tema más candente, evidentemente, pasa por establecer una posición unitaria ante el referéndum del 1-O. El líder catalán apuesta por tomar parte en las urnas, aunque sea con el no, lo que choca de bruces con la llamada del secretario general estatal, Pablo Iglesias, a no acudir. Este movimiento se produce mientras se especula con algún tipo de maniobra que descabalgue a Fachin con el apoyo de la militancia.
Podem había cuestionado a sus bases en mayo, apuntando a participar activamente en el referéndum, incluso ofreciendo apoyo a los partidos convocantes Junts pel Sí (JxS), ERC y CUP, aunque exclusivamente como un acto de movilización. Fue apoyado por un 62% de inscritos. Pero tras reunirse el 22 de julio con Iglesias, Fachin echó el freno. Convocó una nueva consulta e incluso puso fechas: 7, 8, 9, 10 y 11 de septiembre. La dirección estatal le enmendó ayer la plana nuevamente, ordenando que se convoque una asamblea ciudadana. La continuidad del líder catalán, que el pasado fin de semana solicitó poner fin a las “injerencias” externas, vuelve a quedar en entredicho. Con los estatutos en mano, un 20% de la militancia puede reclamar un cónclave que reoriente su estrategia política y renueve las caras de la dirección en Catalunya, lo que podría ser más que plausible. “Todo lo que afecta de forma directa a nuestra militancia y a nuestra razón de ser, a la naturaleza de Podemos en cada lugar y todo lo que sea una decisión estratégica, se tiene que tomar en abierto y debatir y discutir con las bases”, señaló la coportavoz de la Ejecutiva, Noelia Vera. “Acabamos de pasar por una asamblea nacional -por Vistalegre 2- para definirnos y marcar las estrategias. Eso se tiene que replicar cuando estamos hablando de algo tan importante como el encaje de Catalunya en España”, sostuvo.
la cúpula toma la palabra En todo caso, Podemos confirmó que la decisión sobre la consulta unilateral, que no respalda por no tener garantías ni eficacia jurídica, se tomará en Catalunya. Pero no gustan las formas de Podem. Tanto es así que tres de las figuras más reconocibles del partido morado han elevado el tono recientemente. Primero fue Iglesias quien afirmó que, si fuera catalán, no participaría, pese a que tampoco “criminalizaría esa movilización”. El cofundador de la formación, Juan Carlos Monedero, le tomó el testigo. Catalogó la cita con las urnas del 1-O como un “simulacro de referéndum que tiene todas las trazas de no llegar a ningún lado”. Y esta misma semana el secretario de Organización, Pablo Echenique, advirtió de la existencia de un “problema político” con la filial catalana, a la que demandó “dar la voz a las bases y solucionar” un problema que, por otro lado, amenaza con enquistarse.
En el transfondo del asunto se sitúa la posición mantenida por Podemos con respecto al derecho a decidir, por el que han venido apostando desde la misma fundación del partido. Ejercitarlo en Catalunya para romper amarras con el Estado, por el contrario, está siendo objeto de un intenso debate que se mantendrá activo durante las próximas semanas. Tan activo está que incluso afecta a su filial catalana, que corre serio riesgo de partirse en dos si Fachin se enroca y hace caso omiso de la advertencia de un amplio número de círculos que le reclaman una asamblea ciudadana que, además del posicionamiento ante el 1-O, decidiría sobre la relación a mantener con Catalunya en Comú, partido en el que participan Barcelona en Comú de la alcaldesa Ada Colau, ICV, EUiA y Equo. Asimismo, altos cargos catalanes de la formación morada en Madrid han venido presionando, con Xavier Domenech -diputado de En Comú Podem- a la cabeza, al cuestionado líder catalán.