donostia - “Hoy somos más capaces de explicar la UE”. Este abogado flamenco fue primer ministro belga entre el 2000 y el 2008, el año anterior a ser elegido portavoz de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE). El Parlamento Europeo lo designó parte del triunvirato negociador del Brexit junto al negociador jefe de la Comisión Europea, Michel Barnier, y el presidente Donald Tusk. Tres días antes de que el lunes arranque el diálogo, ayer expuso en los Cursos de Verano de la UPV/EHU en Donostia su visión del Brexit, que debería finiquitarse para marzo de 2019, y de la propia Europa 60 años después de la firma de los Tratados de Roma.
¿Cómo se plantea la negociación?
-Primero tenemos que negociar la salida del Reino Unido. Hay tres grandes temas. El primero, los derechos de los ciudadanos, tanto los británicos que viven en la UE como viceversa. Tenemos que defender aún más los derechos y no rebajar la protección, como quiere el Reino Unido. Los ciudadanos no se pueden convertir en las víctimas de esto. También debemos negociar el acuerdo financiero. El Reino Unido reconoció por primera vez ayer (el jueves) la necesidad de un acuerdo. Yo no tengo experiencia personal, pero en un divorcio uno no se marcha y le deja al exmarido o a la exmujer con las facturas... Y por último, están las fronteras, sobre todo en la República de Irlanda e Irlanda del Norte. La frontera se va a endurecer cuando fue un factor del conflicto. ¿Va a volver la violencia? No lo podemos permitir.
¿Cómo afronta las negociaciones?
-Espero debatir todos los temas a la vez a partir del lunes. No nos valdrá avanzar mucho en uno y no en los demás. Hay que avanzar en los derechos de los ciudadanos, en el acuerdo financiero, en las fronteras y en un cuarto que recoge siete subtemas más específicos, como el Euratom.
¿Hasta qué punto condicionará el resultado de esta fase la siguiente, la de decidir la nueva relación?
-Tiene que haber suficiente progreso en las cuatro vías abiertas. Si no llegamos a tener ese avance, no entraremos en la segunda fase. Cuando digo avances suficientes en todas las áreas es suficiente en todas las áreas. ¿Cómo sabremos si hay avance? El Parlamento hará una evaluación en octubre, el Consejo de Europa hará el suyo y será al final quien decida.
¿Cuál será la principal dificultad?
-Me resulta difícil decirlo ahora, pero creo que la cuestión del dinero, sobre todo porque hasta el jueves Reino Unido no veía necesario ese acuerdo. Las cifras básicas ya las tiene el Tribunal de Cuentas europeo. La clave estará más en los principios a aplicar.
¿Cómo ve al Reino Unido?
-Antes de las elecciones dije que no importaba y lo mantengo: el Reino Unido debe tener su posición y la UE, la suya. Las cosas siguen como el 29 de marzo, cuando recibimos la carta de notificación del Brexit. La UE ha fijado posición en nueve documentos públicos, pero el Reino Unido ha respondido a cuatro: una propuesta sobre los derechos de la ciudadanía que no nos ha gustado, sobre Euratom -que se ha dado cuenta que tendrá que abandonar- y otro par de cuestiones menores. Deben aclarar de salida su posición en todo.
¿Cuál debe ser la relación final con el Reino Unido?
-No puede disfrutar de las mismas o de más ventajas. Hay un mercado interno, políticas comunes en ciertos ámbitos, una moneda única? La UE no va a aceptar que tenga fuera de la UE un estatuto que mejore el que tenía dentro. Si lo tuviera, ¿qué mensaje estaríamos lanzando a los socios de la UE?
Defiende que el ‘Brexit’ es una “oportunidad” para la UE. ¿Por qué?
-Hace un año, después del referéndum, todo el mundo decía que empezaba la desintegración. Que vendría el Nexit, el Frexit?, que no era más que el comienzo de un efecto dominó. Se ha comprobado que en lugar de un efecto dominó para la desintegración ha supuesto lo contrario. No es que el populismo o los euroescépticos hayan ganado, sino que han vencido las demás fuerzas.
Se refiere a las elecciones de 2017.
-En Austria (el Constitucional ordenó repetir las elecciones), 300.000 personas decidieron cambiar el voto (de Norbert Hofer, ultranacionalista; a Alexander Van der Bellen, progresista) ante una eventual salida de la UE. En Holanda vimos que fuerzas como los Verdes o D66 lograron cuatro veces más escaños que la ultraderecha. Y por último, Francia, donde por primera vez un candidato apareció defendiendo la soberanía europea por encima de la francesa. En teoría, con eso cava su tumba en un país como Francia. Pues no, sacó un 66% de los votos en la segunda vuelta.
¿Fin del pesimismo?
-No estamos felices porque se haya acabado, pero la gente no quiere la incertidumbre que supone salir de la UE. La gente quiere mejorar, no salir de la UE o destruirla. Hay cínicos que dicen que si no hubiera habido Brexit, hubiera habido que inventarlo. No lo comparto, porque el Brexit ha sido un fracaso de todos. Debilita a la UE económica, financiera y geopolíticamente. Ahora bien, en toda tragedia puede identificarse una oportunidad.
¿Oportunidad?
-Hoy somos más capaces de explicar mejor la UE. Los políticos nacionales se dedicaban a culpar a Bruselas y después de salir en el Reino Unido ven que lo van a tener que hacer ellos mismos. Nosotros lo podemos hacer de manera conjunta. Las negociaciones van a suponer una especie de terapia colectiva y una oportunidad para resolver los problemas que tiene la UE y que sea una unión.
¿No lo es?
-No. Los Tratados de Roma son un segundo intento. Los padres de la Unión querían una unión verdadera, pero no salió de primeras. Contemplaban una unión política, una unión de defensa, una unión económica, un parlamento europeo? Todo esto ya en los años 50, cuando el Parlamento no se puso en marcha hasta 1979.
¿Qué ocurrió?
-Hubo un accidente, una tragedia en Francia. El primer ministro Pierre Mendès France pidió a la Asamblea Nacional que votara la unión de defensa, y la mayoría votó en contra. Los padres de la unión consideran que sin la unión de defensa, el proyecto principal no podía continuar, así que echaron a andar con la unión aduanera, que entró en vigor en 1957.
¿Cómo plantea reforzar esa unión?
-Se necesitan liderazgo y reformas institucionales. Las segundas se darán si hay el primero. Hace falta disposición de ceder un poco de soberanía nacional para ganar mucha soberanía europea. Las regiones vecinas de la UE están influyendo en una crisis migratoria y me pregunto: ¿es una crisis de cada país o es europea? La ciudadanía no es tonta y con los atentados ha visto que la falta de información entre países nos ha hecho vulnerables. Los servicios de inteligencia son muy conscientes de ello. Necesitamos líderes que también lo sean.
¿Por eso propone eliminar la unanimidad en la toma de decisiones?
-Llevamos, sin ir más lejos, cuatro años sin resolver el problema de Grecia, porque hace falta la unanimidad de los 28 estados. Somos lentos. Frente a esto, a los nueve meses de la crisis, EEUU tenía un programa de 400.000 millones para limpiar los bancos, un programa de inversión 2009-2019 más las medidas de la Reserva Federal para inyectar miles de millones en la economía.
¿Y la UE?
-Arrancamos negando el problema en 2008 y luego hemos sido lentos. Si mañana uno de los bancos importantes de la UE tuviera problemas, no tenemos un fondo de reserva común para responder. Se trata de un problema institucional. Se toman demasiadas pocas decisiones y se toman tarde. Estamos ante una policrisis: económica, de flujos migratorios, más la debilidad geopolítica? Estamos fuera de las mesas de negociación pero sufrimos las consecuencias de Siria o Ucrania. Solo con (Mario) Draghi imprimiendo billetes y más billetes no da. Necesitamos un Ministerio de Finanzas propio, capacidad fiscal, un gobierno europeo? Un Estado sin moneda puede existir, pero la moneda sin Estado, no.
Habla de la unanimidad y la economía, pero ¿las instituciones?
-También. La Comisión Europea no puede seguir teniendo 28 carteras. ¡No hay tanta cartera! Ese gobierno debería tener entre 12 y 15 carteras, sin importar las nacionalidades, porque no tiene que haber representantes de de cada Estado. Eso no es Europa. Hablamos de una Comisión más pequeña, un sistema bicameral con un Parlamento elegido por los ciudadanos y un senado que represente a los estados. Para las elecciones de 2019 estamos peleando por que haya listas transacionales. Una segunda votación en la que todos podamos elegir aquí, en el País Vasco, o en Flandes entre los mismos 20 o 30 parlamentarios.
¿A costa de que los estados renuncien a parte de sus escaños?
-Si supusiera quitar escaños a los Estados, entiendo que no aceptarán, pero los escaños del Reino Unido que liberaría el Brexit pueden ayudar sin quitar representatividad e incluso arreglar aquellos que tienen problemas, como España, que debería tener más asientos por su demografía.
Los ultranacionalismos han atacado que Bruselas quiera más poder.
-No todo se va a decidir en Bruselas o en las capitales de los estados. El federalismo es lo contrario. Un sistema federal se basa en el equilibrio de poderes entre los diferentes niveles. Si le pregunto por el país más poderoso del mundo, quizá me responda que EEUU. Pues bien, es un país federal. Si le pregunto por el país más fuerte de Europa, me dirá Alemania. También es federal. La UE debe reformar el plano supranacional respetando los demás, porque el mundo de mañana es un mundo de imperios, de entidades supranacionales.
¿Es optimista?
-Más que hace un año. Hay líderes como Emmanuel Macron, ha habido acontecimientos como las elecciones y un millón de británicos jóvenes se han posicionado a favor de la UE. Para los jóvenes Europa es una realidad. Si no implantamos reformas para una UE eficaz, vendrán tiempos francamente complicados, porque Le Pen ha perdido las presidenciales, pero no ha desaparecido. ¿Vamos a aprovechar el Brexit para estas cuestiones? Si lo hacemos, nuestro futuro será prometedor. El 82% de los europeos pide más acción conjunta ante el terrorismo y un 77%, para combatir el paro, y así sucesivamente. Nos lo dicen al tiempo que se muestran muy críticos. Critican, pero no son euroescépticos. No lo confundamos.
¿Qué responde la UE a esa Escocia que el ‘Brexit’ arrastra fuera de la UE pese a que quiere seguir dentro?
-Para nosotros no hay posición. Es una cuestión escocesa y británica, no nos vamos a meter en la estructura interna del país. Tampoco lo vamos a hacer con España, donde tengo la experiencia de compartir grupo parlamentario con UPyD, Ciudadanos, los nacionalistas catalanes, el PNV?
¿Qué papel deberán jugar en esa UE federal las naciones sin Estado?
-Las regiones, o las naciones, según el término que se utiliza en cada país deben jugar su rol a nivel europeo, eso está claro, sobre todo, cuando se trata de regiones o naciones que ya tienen una capacidad de decisión. Es el caso de España, es el caso de Bélgica, es el caso de Austria o el de Alemania. El rol de esas regiones o naciones, debe ser subrayado. Hay maneras diferentes de hacerlo.
¿Esa futura UE respetaría esa legislación interna específica?
-Naturalmente.