Vitoria - El lehendakari ha comenzado ya a responder por carta, uno a uno, a los presos de ETA que le enviaron las misivas en las que le pedían que hiciera lo que estuviera en su mano “para poner fin a la situación de sufrimiento” derivada de la política de alejamiento de los reclusos y del estado en el que se encuentra un puñado de internos de la banda con enfermedades graves. En su respuesta, Iñigo Urkullu emplaza a los presos y a la izquierda abertzale política a que hagan autocrítica sobre el daño generado por ETA durante décadas. A su juicio, este acto de contrición serviría de palanca para un cambio de política penitenciaria por parte del Gobierno español.

En la carta de respuesta a los presos firmada por el propio lehendakari y con fecha de 14 de junio, señala que un “cambio en la política penitenciaria requiere de un contexto favorable”. Ese nuevo ambiente pasa, a juicio de Urkullu, por diferentes aportaciones y, entre ellas, la que deben realizar los presos “pero también su entorno político”, en referencia a la izquierda abertzale que ha mantenido una actitud de complicidad emocional con ETA y sus acciones violentas contra personas.

El lehendakari no solo les señala la dirección que deberían tomar en esta cuestión sino que, además, les reprocha no haber realizado ya esta “lectura crítica de las vulneraciones de derechos humanos realizadas por ETA” sabiendo que ello traería consigo un cambio de política penitenciaria. “Así las cosas, me parecen intolerables las demandas y acusaciones que nos hacéis a los demás, mientras que, al mismo tiempo, no dais pasos en lo que es de vuestra responsabilidad”, escribe Urkullu en las cartas a los alrededor de noventa presos que le han remitido misivas. Previsiblemente en los próximos días le seguirán llegando más, ya que actualmente son 340 los presos etarras.

El cambio de actitud y posición que reclama Urkullu a los presos se concreta en la eliminación definitiva del veto que históricamente ETA, el colectivo oficial de presos (EPPK) y la propia izquierda abertzale han impuesto a los reclusos para acceder al “cambio de grado penitenciario y a asumir de manera individualizada las vías penitenciarias legales”. La mayoría de ellos están en el primer grado y unos pocos en el segundo, aunque ninguno en el tercero que les permitiría acceder a beneficios penitenciarios, permisos o salidas, lo que facilitaría el proceso de reinserción social de los reclusos. Esta puerta la han tenido cerrada los presos durante décadas, bajo amenaza de colgarle el cartel de “traidor” a quien osara abrirla.

Por lo demás, el lehendakari reitera su compromiso, y el del Gobierno Vasco, por trabajar en favor del acercamiento de los presos a cárceles vascas o lo más próximas a Euskadi, así como a buscar una “solución humanitaria, legal y resocializadora” a la situación de los presos enfermos y los mayores de 70 años que continúan cumpliendo pena entre rejas. Recuerda que estos compromisos están recogidos en los planes impulsados por su ejecutivo durante la pasada legislativa en materia de política penitenciaria, paz y convivencia, y pone como ejemplo los programas Hitzeman o Zuzen Bidean elaborados por el equipo que dirige el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández. Como adelantó ayer este diario, estos documentos fueron remitidos entre 2014 y abril de 2016 por el Gobierno Vasco a los presos del EPPK en cuatro remesas de cartas para que los reclusos supieran de primera mano cuáles son sus derechos de cara a reinsertarse y cuáles son las vías para ello.

El lehendakari termina la carta esperanzado en que el debate que desde el pasado diciembre mantienen los presos de ETA en las cárceles sobre la aceptación individual de las vías penitenciarias legales concluya con “avances cualitativos”. Las conclusiones y resultados de ese debate se darán a conocer en julio, aunque ya se puede avanzar que la mayoría de los reclusos ha optado por esa vía, que en la práctica viene a ser un remedo de lo que fue la vía Nanclares.

Al contrario que Urkullu y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, el Gobierno navarro presidido por Uxue Barkos no ha contestado, de momento, a las cartas que también le han enviado los presos. Fuentes del Ejecutivo foral señalan que ayer recibieron cinco nuevas cartas y que ya son 89 los escritos recibidos.

Por su parte, Sortu recordó ayer al lehendakari que el PNV “también ha tenido responsabilidades en este conflicto” y que corresponde a todos “dar pasos para superar las consecuencias” del mismo. Por ello, le reclamó que, “más allá de palabras huecas y exigencias partidistas”, actúe con “altura de miras, en beneficio de toda la sociedad”.