madrid - Más de 30 años dedicada a la política, tres cargos nombrados por su dedo que le han “salido rana” por otros tantos casos de corrupción, y tres dimisiones en el último lustro, la última, y parece que definitiva, ayer mismo. Una dilatada trayectoria que, a buen seguro, pasó por delante de los ojos de Esperanza Aguirre en los algo menos de dos minutos que aguardó en silencio ante los micrófonos antes de empezar la breve intervención en la que anunció su renuncia a los últimos cargos que le quedaban. Y es que Aguirre, que lo ha sido todo en política excepto alcaldesa de Madrid, se ha visto obligada a dejar el acta de concejal y la portavocía del PP en el Ayuntamiento de la capital del Estado después de que su ex mano derecha y sustituto en la presidencia de dicha Comunidad, Ignacio González, haya sido detenido y enviado a prisión por el presunto desvío de fondos públicos.

Una superviviente nata, liberal a ultranza y verso libre en el PP que ha seguido siempre su propia hoja de ruta y no ha dudado en protagonizar serios encontronazos incluso con sus compañeros de filas, Aguirre ha arrojado finalmente la toalla por no haber “vigilado todo lo que debía a González”, quien fue de su “máxima confianza” y por el que aseguró sentirse “engañada y traicionada”. La corrupción es un “tema central de la política española y no es suficiente la acción de la justicia, siempre rigurosa, pero demasiado lenta para las legítimas exigencias de los españoles”, dijo ayer.

“Los ciudadanos tienen derecho a pedir que los políticos asumamos toda nuestra responsabilidad con dignidad, sin dilaciones y sin excusas, y yo tengo como norma de conducta no eludir nunca mis responsabilidades y por eso presento mi dimisión”, añadió, quizás con un aviso a navegantes de fondo. Cabe recordar que, si bien Aguirre acudió a declarar el pasado jueves en la Audiencia Nacional como testigo por el caso Gürtel, el siguiente en hacerlo será el presidente español, Mariano Rajoy. De visita oficial en Brasil, el líder popular mantuvo una charla por teléfono con Aguirre, aunque Rajoy evitó valorar públicamente la dimisión.

El mismo semblante emocionado que exhibió en su comparecencia de ayer, en la que no admitió preguntas, había mostrado en su anterior aparición pública, a la salida del juzgado tras declarar cerca de tres horas. Su momento más bajo, cuando calificó de “lamentable” la detención la víspera de Ignacio González, para el que el juez Eloy Velasco decretó prisión sin fianza el viernes. La que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid entre 2003 y 2012 recordó que, tras nombrar vicepresidente a González, “en algunos momentos algunos medios le señalaron como inmerso en asuntos que podrían ser calificados de incorrectos”. Por este motivo le pidió explicaciones y se las dio “en privado de manera exhaustiva”. El posterior devenir de los acontecimientos le ha hecho asumir ahora responsabilidades por la operación Lezo, al igual que lo hizo el 14 de febrero de 2016, cuando Aguirre dimitió de la presidencia del PP madrileño por las distintas imputaciones derivadas del caso Púnica, sobre todo su número tres, Francisco Granados. Entonces tampoco fue lo suficientemente diligente como para descubrir los presuntos casos de corrupción que afectaban a su partido. La “responsabilidad política in vigilando” a la que ha aludido tantas veces.

La actividad en el Ayuntamiento de Madrid continuaba con plenos previstos hoy y mañana, lo que pesaba como una losa para una Aguirre ya muy tocada en su papel como jefa de la oposición. Los grupos de Ahora Madrid y el PSOE habían presentado, de hecho, una moción de urgencia en la que exigían su dimisión y que tenía muchas probabilidades de salir aprobada.

En lo que al PP se refiere, pese a que ninguno de sus dirigentes había pedido de forma expresa la salida de Aguirre, desde Génova se esperaba este desenlace desde hace días. Aunque solo fuera para ejercer de exiguo cortafuegos ante las consecuencias que puedan derivarse del expolio de la empresa pública Canal de Isabel II en la operación Lezo, y con la vista puesta en la comparecencia de Rajoy en la Audiencia Nacional por Gürtel, un hecho inédito en el caso de un presidente español.

Por el momento, el edil popular y portavoz adjunto de la formación, Iñigo Henríquez de Luna, intervendrá hoy en el Pleno municipal en lugar de Aguirre. El PP de Madrid dijo compartir que “debía haber vigilado con mayor eficacia los posibles casos de corrupción”. Por su parte, la dirección estatal de Génova aseguró, en un escueto y frío comunicado de cuatro líneas, que “valora y reconoce la larga trayectoria política de Esperanza Aguirre, desarrollada en distintas Administraciones así como en el partido, y considera que ha sido una persona relevante para esta organización”.

No lo vieron así el resto de formaciones, que consideraron insuficiente el paso adoptado por la veterana política. “Esto no es el caso Aguirre, es el caso PP”, afirmó la dirigente de Ciudadanos Begoña Villacís. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, opinó que la dimisión demuestra que “todo un Gobierno y el PP se sostenían en una trama criminal”, y la Gestora del PSOE denunció el “silencio insoportable” y “escapismo” de Rajoy.