gasteiz - Usted que tiene línea directa con el presidente del Gobierno, ¿qué pasos cree que puede dar para acabar definitivamente con el capítulo de la violencia en Euskadi?
-Esto del desarme, más allá del efecto propagandístico que le quieran dar, es la constatación de un final, ETA se está terminando, pero eso no quiere decir que terminen todos los problemas que causó su discurso, hay gente dispuesta a coger el testigo y nosotros luchamos contra eso. Como tal organización lo único que le queda es la disolución, que no sé si lo hará, tiene que interiorizar su derrota. Durante los meses pasados se ha dicho que el Estado tiene que dar pasos para que ETA se desarme, y yo creo que si hemos llegado aquí es por una posición de firmeza en la que no se le ha dado nada, y eso es muy pedagógico de cara a la sociedad, no hay que dar nada a una organización terrorista, no hay que aflojar la presión sobre ellos, simplemente aplicar la Ley. Si se les va quitando espacio, y restando oxígeno, terminan donde van a terminar, en la irrelevancia, y espero que en el rechazo de las generaciones de vascos que vengan después de nosotros.
En el foro celebrado en Biarritz este fin de semana aseguraban que no se busca negociar, simplemente ejecutar un desarme ordenado. ¿Si no se piden contrapartidas cabe en algún momento mover la política penitenciaria?
Creo que tanto el Gobierno español como el francés actuarán conforme a la ley, y harán lo que tengan que hacer. Son grandes países europeos, los dos han sufrido mucho el terrorismo, así que creo que no tienen que hacerse muchas ilusiones en ese sentido. La política penitenciaria viene condicionada por la existencia de la propia banda terrorista, a los presos que pertenecen a una misma organización criminal no se les agrupa en una cárcel, eso dificultaría extraordinariamente su reinserción, así que en el estado actual de cosas yo no ligaría una cuestión con la otra, no, no se va a ligar, no parece que se haya previsto ningún cambio en la política penitenciaria.
Habla Javier Maroto de que ahora toca el desarme moral de ETA. ¿No cabe efectuar ese desarme moral en el seno de la ponencia de Memoria y Convivencia, no se puede llegar a un mínimo común entre todos los partidos vascos?
-Nosotros no vamos a rebajar nuestra visión, hay que mantener el listón alto, la exigencia, y en esta legislatura, cuando se bajó el suelo ético a Bildu para que pudiera entrar, reaccionaron con su discurso más duro, el clásico de Sortu. Aquello fue un jarro de agua fría para algunos. Por primera vez condenan un hecho de kale borroka (los disturbios en la UPV), sí, pero lo sorprendente es que hayan estado cuarenta años sin condenarlo, si no hubiera existido ETA cualquiera se habría escandalizado, eso es la normalización en Euskadi.
Pero el pasado jueves, al final, se condenaron los hechos en la declaración institucional aprobada.
-Sí, pero porque mantuvimos la exigencia, nada de repulsa, por qué no van a condenar, y al final condenaron. Si cedemos no habrían condenado, tienes que poder mantener la exigencia, sobre todo si tienes razón, cómo no se va a condenar aquella salvajada. Hay que aplicar a los demás la misma exigencia que tendríamos con nosotros mismos, y ese es el camino eficaz, si tú les das esperanzas de que pueden obtener algo presionando con volver les estás fortaleciendo, se ha demostrado que el camino eficaz es el de la exigencia. Transaccionar con el terrorismo no resuelve el terrorismo.