National Harbor - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arengó ayer a los conservadores de su país con un nacionalismo beligerante, con la afirmación de que él representa a su país y “no al mundo”, a la vez que prometió devolverle su poderío militar, durante su discurso ante la Conferencia anual de Acción Política Conservadora (CPAC). “Yo no estoy representando al mundo, estoy representando a nuestro país”, exclamó Trump en su intervención en el principal encuentro del conservadurismo en Estados Unidos, que se celebra en National Harbor, una localidad a las afueras de Washington. A juicio de Trump, “la cooperación global está bien”, pero marcó distancias con el multilateralismo al anotar que no existe una “moneda global” o una “bandera global”.

Ante una apasionada audiencia de activistas conservadores de todo el país, el mandatario lamentó el poder perdido por EEUU en los últimos tiempos y prometió hacer que el país recupere su influencia como líder global.

“¿Cuándo fue la última vez que ganamos una guerra, algo?”, se preguntó ante los asistentes, muchos de ellos con la emblemática gorra roja Make America Great Again (Hagamos grande a Estados Unidos de nuevo), el lema de la campaña electoral del magnate neoyorquino.

Para devolver el liderazgo militar, Trump defendió su promesa electoral de elevar en gran medida el gasto presupuestario de defensa, ya que dijo creer “en la paz a través de la fuerza”. El discurso del mandatario fue el plato fuerte del CPAC, que congrega durante tres días a los principales representantes del mundo conservador en el país y por donde también pasaron miembros de su equipo más cercano, como su estratega Steve Bannon, considerado uno de los cerebros de su exitosa campaña electoral.

Como es habitual, Trump no obvió las alabanzas a sí mismo, y recalcó que “finalmente, y tras un largo tiempo (los conservadores), volvéis a tener un presidente”.

“Amo la bandera estadounidense”, sostuvo a la vez que el público coreaba una y otra vez “USA, USA, USA”.

Durante su intervención de algo más de media hora, en un complejo hotelero a las afueras de Washington a orillas del río Potomac, Trump insistió en algunos de los temas favoritos como las críticas a la prensa “deshonesta”. “Estamos combatiendo las noticias falsas. Son falsas, embustes, falsas. Hace unos días llamé a las noticias falsas el enemigo del pueblo y lo son”, aseguró, mientras señalaba directamente al espacio reservado a la prensa en el salón de la conferencia.

Desde la campaña electoral, y con más virulencia una vez llegado a la Casa Blanca, Trump ha repetido una y otra vez sus ataques a los medios de comunicación, algo que plasmó en un polémico tuit en el que llamaba a reputadas organizaciones como The New York Times, ABC, NBC, CBS o CNN, los “enemigos del pueblo”.

el muro No dejó de mencionar otra de sus polémicas propuestas: la construcción de un muro en su frontera con México, algo que ha provocado que las relaciones con el vecino del sur se encuentren en su nivel más bajo en décadas. “Vamos a construir el muro, no os preocupéis. De hecho, va a comenzar pronto, antes de lo previsto”, insistió el mandatario, sin ofrecer detalles sobre los tiempos ni el coste estimado, que se ha situado provisionalmente en los 21.600 millones de dólares.

Esta semana se conoció que el objetivo del Gobierno estadounidense es iniciar las obras de construcción del muro fronterizo en tres localizaciones: Tucson (Arizona), El Centro (California), y El Paso (Texas).

Este miércoles viajaron a México los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Nacional, John Kelly, para tratar de suavizar las tensiones bilaterales con reuniones con sus homólogos mexicanos.

Después de Trump, el foro conservador escuchó a lo largo de la jornada las palabras del eurófobo Nigel Farage, impulsor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) conocida como Brexit, y de Wayne LaPierre, vicepresidente de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso grupo de presión pro-armas en Estados Unidos.

Mientras, representantes del Senado de Rusia criticaron ayer a Donald Trump por defender la supremacía nuclear de su país y poner en duda el tratado de desarme START suscrito entre ambos países en 2009. “Comenzar la Presidencia poniendo en cuestión un tratado internacional entre Rusia y EEUU (...) no es la mejor forma de llevar a la práctica la no proliferación nuclear”, dijo Víctor Ozerov, jefe del comité de Defensa y Seguridad del Senado a medios rusos. Ozerov recordó que los tratados internacionales “son la base del control sobre las armas nucleares” y subrayó que las intenciones de Trump de incrementar el potencial estratégico “no responden a la estabilidad, el entendimiento mutuo y la seguridad en el mundo”.