vitoria - Comienza la cuenta atrás para que el Gobierno de Urkullu afronte el primer gran reto de la legislatura. El Ejecutivo vasco aprobará hoy el anteproyecto de Presupuestos para este año, una propuesta que tendrá que ajustarse necesariamente al límite de déficit exigido por las instituciones europeas (0,6%) y en la que, por lo tanto, no habrá grandes exhibiciones de poderío económico. No obstante, el Gobierno se propone reforzar los servicios sociales y destinará un 76% de los fondos disponibles a las partidas relacionadas con la sanidad, la educación y la protección social. Se prevé que el proyecto ronde los 11.000 millones de euros. La negociación de las Cuentas será la primera gran prueba de fuego para la coalición PNV-PSE, que hasta ahora ha superado otros trámites como la votación de la puesta en marcha de las ponencias de paz y autogobierno. Tendrán que buscar, al menos, un socio más, puesto que su alianza se queda a un escaño de la mayoría absoluta.
Por ahora, el partido que se ha ofrecido con mayor claridad es el PP, en ocasiones con avidez. Aunque en materia de paz y autogobierno prefiere la soledad y quedar retratado como alternativa constitucionalista, en materia económica pretende ocupar la centralidad. Sobre todo, algunos de sus portavoces tienen la expectativa de que pueda forjarse un pacto de no agresión que salve también las Cuentas de Rajoy, que gobierna igualmente en minoría y cuya situación de necesidad es más acuciante. El PNV rechaza plantear la negociación como un cambio de cromos y, aunque recoge el guante del PP para dialogar y agradece su disposición, no ha ocultado su aspiración de contar con fuerzas mayoritarias, particularmente EH Bildu, para que el proyecto tenga el apoyo más amplio posible. En puridad, los Presupuestos quedarían garantizados con la abstención de un solo grupo de la oposición.
emplazamiento a la izquierda El consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, pretende arrancar la negociación con la coalición abertzale porque es la segunda fuerza, y ha lanzado emplazamientos públicos tanto a EH Bildu como a Elkarrekin Podemos, asegurando que los Presupuestos serán muy sociales. El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ponderaba recientemente las virtudes que tendría el acuerdo con EH Bildu desde el punto de vista del elevado apoyo social que tendrían las Cuentas. La relación con el PP de la comunidad autónoma, además, es por ahora muy fría, o incluso tensa, por la dinámica de acusaciones de corrupción al PNV a nivel municipal y por su distancia en materia de paz y autogobierno, donde las posiciones son irreconciliables. Los populares dieron a entender ayer que los jeltzales tienen un cordón sanitario trazado en torno al PP y que, por ello, Gorka Urtaran evitó negociar su apoyo a las Cuentas en el ayuntamiento de Gasteiz y prefirió colocar su continuidad como alcalde en el filo de la navaja, retando a EH Bildu con una cuestión de confianza que finalmente superó.
No obstante, el Gobierno Vasco dialogará con todos y el desenlace dependerá de que las propuestas de los grupos sean compatibles con los principios de realismo que invoca el PNV. Cabe recordar que, durante la negociación de la investidura, se detectó un choque frontal con el enfoque de la coalición abertzale, con planteamientos sobre el empleo público (40.000 nuevas plazas) o la reforma fiscal que a los jeltzales les parecían inviables. Elkarrekin Podemos se abre a negociar, pero su intención de presentarse como alternativa al PNV puede complicar el acuerdo.
En esta negociación puede ser clave el planteamiento que se realice en materia de impuestos, una competencia de las Juntas Generales de los territorios. EH Bildu y Elkarrekin Podemos quieren aumentar la recaudación gravando las rentas más elevadas, pero el PP se opone frontalmente a cualquier subida. Es un debate que está abierto porque las diputaciones deben analizar posibles cambios en la reforma vigente desde 2014. Las tres son del PNV, pero hay disparidad de criterios. El consejero Azpiazu apostó en su momento por apretar las tuercas al Impuesto de Sociedades, pero de momento no hay ninguna decisión tomada y no parece que se vaya a acometer a muy corto plazo. Hace unas semanas, las dos coaliciones de izquierda ya se alejaron del proyecto por el debate sobre el incremento de la renta de garantía de ingresos en consonancia con el IPC y no en función del salario mínimo. Por otro lado, el Gobierno Vasco se ha tomado algunas declaraciones de EH Bildu como un intento de marcar distancias y borrarse de antemano de la negociación presupuestaria. Así entiende su empeño en asegurar que ya hay un pacto encarrilado entre PP y PNV.
Los populares continuaron teniendo su mano ayer. Su presidente Alfonso Alonso lanzó el viernes un emplazamiento cristalino al lehendakari para negociar, y ayer volvió a mostrar su disposición a “colaborar y ser útiles”. En un desayuno de Forum Europa, llegó a decir que, si el PNV se alía con EH Bildu y Elkarrekin Podemos, “será porque quiere, no porque no tenga alternativa”. “Alternativa tiene, y eso se lo hemos planteado”, zanjó. Según dijo, está por ver si el Gobierno Vasco quiere “construir un modelo con fuerzas que están en discursos populistas fuera de la realidad, que es la actitud que mantiene EH Bildu o el discurso de Podemos, que es aún más antiguo”.
Fue el delegado del Gobierno español en suelo vasco, Javier de Andrés, quien dejó caer la idea del cruce apoyos en Madrid y Gasteiz en un momento en que Rajoy está tanteando el respaldo jeltzale. De Andrés trajo a colación que ni el Gobierno español ni el vasco suman mayorías absolutas por sí solos, y que Rajoy ya tiene tomada la decisión de buscar a los jeltzales porque no quiere llegar a acuerdos con EH Bildu ni con Podemos. “La solución pasa por fórmulas que están aceptadas por el conjunto de Europa, y no son ni las de Syriza ni las de Podemos. El problema es que quien no ha tomado aún una decisión es el Gobierno Vasco”, dijo.
El consejero Azpiazu presentará hoy un proyecto en el que preservará las políticas sociales, pero también pedirá un ejercicio de realismo ante las limitaciones presupuestarias existentes. El proyecto se ha elaborado con la previsión de que la economía crezca un 2,3% este año y que el empleo lo haga en un 1,7%. Se estima que el paro disminuya hasta el 12,3%.
Políticas sociales. Se destinará el 76% de los Presupuestos a gasto social, volcando más recursos en la sanidad, la educación y la protección social.
Fondos. Se prevé que el proyecto ronde los 11.000 millones y que los recursos aumenten un 1% con respecto a los Presupuestos del año pasado.
Crecimiento. El anteproyecto se ha realizado con la previsión de que la economía vasca crezca un 2,3% este año. Se estima que el empleo subirá un 1,7%, y que el paro se reduzca hasta quedar en un 12,3%.
Objetivos de déficit. El límite para este año es del 0,6%.
¿Reforma fiscal? Es una competencia de las Juntas Generales de los tres territorios, pero el debate se ha entrecruzado con los Presupuestos. EH Bildu y Elkarrekin Podemos condicionan su apoyo a que se aborde una reforma para que las rentas altas paguen más impuestos. El PP, por su parte, no aceptaría un incremento. El actual modelo lleva vigente desde 2014 y debe ser objeto de una revisión, aunque de momento se ha abierto un proceso de reflexión y no hay una decisión tomada. Aunque las tres diputaciones las gobierna el PNV, cada territorio tiene sus peculiaridades y no hay unanimidad sobre la reforma. El consejero Azpiazu defendió en su momento hacer un esfuerzo en el Impuesto de Sociedades.
Negociación. Azpiazu tiene intención de comenzar por EH Bildu porque es la segunda fuerza, pero dialogará con todos. El Gobierno PNV-PSE necesita, al menos, un tercer apoyo, porque su suma queda un escaño por debajo de la mayoría absoluta. Por ahora, el emplazamiento más claro a la negociación ha salido por boca del PP, que además ha insinuado la posibilidad de cruzarse apoyos con el PNV para que Rajoy también pueda aprobar sus Presupuestos. Los jeltzales rechazan un cambio de cromos pero valoran la actitud de los ‘populares’ y recogen el guante para negociar. Al Ejecutivo le bastaría con que uno solo de los partidos de la oposición de abstuviera aunque busca un acuerdo amplio.