Bilbao - Alrededor de trescientos estudiantes transexuales vascos ya pueden ser llamados en el colegio por el nombre que quieren, elegir la vestimenta que deseen -incluso en caso de llevar uniforme- o entrar en el baño del sexo con el que se identifican. Desde septiembre los centros públicos y concertados cuentan con un protocolo creado por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco para acompañar al alumnado transexual o con comportamiento de género no normativo. El documento supone un paso adelante en la comprensión y respeto a la diversidad de identidades de género. El texto persigue que este alumnado “pueda ir construyendo su identidad en mejores condiciones” a través de medidas que eviten “el sufrimiento” que en la mayoría de las ocasiones padecen en los colegios, al ser un blanco fácil de acoso escolar o del desconcierto del profesorado y las propias direcciones de los centros.

A diferencia del protocolo aprobado por la Generalitat valenciana esta misma semana, la normativa vasca es de aplicación voluntaria para los centros escolares, aunque la Inspección Educativa velará por el cumplimiento de las recomendaciones incluidas en ella. La instrucción propone una serie de cambios en el funcionamiento de los colegios para favorecer la inclusión en el ámbito escolar de las y los menores cuya identidad sexual no coincide con el sexo que les asignaron al nacer y ayudarles “en este camino”.

Desde hace un par de años, el profesorado vasco dispone de un sistema con una serie de pautas para identificar en edades tempranas posibles alteraciones en el desarrollo -desde la sordera, al autismo o las altas capacidades- entre las que se incluyen las de identidad sexual. Ahora se da un paso más y se pretende orientar al personal educativo en la atención adecuada de las situaciones de transexualidad. Entre otros recursos, los centros ofrecerán la posibilidad de que un tutor individual “acompañe en su proceso” entre el profesorado que se ofrezca a ello, cuya elección recaerá en el o la propia menor.

El protocolo se plantea como una suerte de contrato por el que la escuela pararía a ser un espacio donde este alumnado se sienta seguro y pueda desarrollar su proyecto de vida sin las trabas diarias con las que se topa una realidad hasta ahora incomprendida e invisibilizada. Barreras que van desde cuestiones tan prácticas, como qué vestuario usar, a administrativas, como el nombre que se acepta en los exámenes.

Medidas organizativas El documento se ha elaborado en colaboración con la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Berdindu, especialistas del grupo estable Escuela Segura -integrado, entre otros, por el Ararteko, las familias de la escuela pública (EHIGE) y algunas familias concernidas por esta complicada realidad en casa o la plataforma LGTB- propone ocho medidas concretas. La primera y quizá la más importante sea que el personal educativo se debe dirigir a este alumnado por el nombre que le haya indicado previamente las familias, tanto en actividades escolares, como extraescolares, incluidos los exámenes.

La documentación administrativa de uso interno del centro (lista de clase, boletines informativos de calificaciones, carnets de biblioteca...) se ajustará al sexo con el que se siente identificado el alumno o alumna. Pero este criterio no se aplica a los documentos oficiales, como las actas del expediente académico. Los tutores dedicarán momentos de reflexión dentro de la propia clase para explicar y visibilizar las diversidades sexuales que hay en el aula.

También se garantizará el derecho al uso de la vestimenta con la que este alumnado se siente identificado, incluidos los casos de los colegios que utilicen uniforme. Por otro lado, se posibilitará el acceso a los espacios del colegio de uso segregado (aseos, vestuarios), según la preferencia del menor o la menor. Se seguirá el mismo criterio en el caso de aquellas actividades escolares en las que se organice al alumnado por sexos. Y en el ámbito del deporte escolar, cada estudiante en sitiación de transexualidad podrá decidir participar en el equipo o competición correspondiente al sexo con el que se identifique.

Todas estas medidas se incluirán en el Plan de Convivencia y el Plan de Coeducación y Prevención de Violencia de Género del centro, así como en sus reglamentos internos. En caso de incumplimiento, afirma el texto, “la familia pondrá en conocimiento de la Inspección de Educación los hechos”. Y en aquellas situaciones que se entienda que puede existir una situación de acoso escolar, violencia de género o maltrato infantil por parte de las familias debido a la identidad u orientación sexual, el centro pondrá en marcha el renovado protocolo de acoso entre iguales.

Formación, la clave La Asociación de familias de menores transexuales (Chrysalis Euskal Herria) ha acogido con satisfacción la medida, aunque lamenta que no sea un protocolo exclusivo para menores transexuales y observa carencias en el ámbito de la formación. El presidente de Chrysalis Euskal Herria, Aingeru Mayor, reconoce que están “muy contentos de que en la CAV haya un protocolo que recoja las recomendaciones de las familias, como que las niñas -tengan vulva o pene- vayan al baño de las niñas si los váteres del centro están segregados o que podrán usar la vestimenta que elijan”. No obstante, señala que la carencia “más gorda” de esta guía es que “sirve de bastante poco si no se acompaña de un plan integral de formación en los centros donde hay niños y niñas en situación de transexualidad. Porque el protocolo dice que una niña -con pene o vulva- puede ir al baño de las niñas, ¿pero cómo se acompaña esto en el aula?”. En este sentido, Mayor explica que desde su asociación llevan dos años acompañando estas situaciones en centros escolares y “los profesores lo que nos dicen es que no tienen ni idea de cómo abordar esta cuestión y nos piden que por favor les demos información” Por tanto, argumenta, el protocolo “no será efectivo si no se acompaña de un programa de formación integral, tanto para el profesorado y dirección, como para el personal no docente y las familias”. Y ponen como ejemplo los programas de formación que la asociación imparte ya en Nafarroa.

Fuentes del Departamento de Educación consultadas afirman que dicha formación global ya se ofrece desde el Servicio de información y atención del Gobierno Vasco para los temas relacionados con la diversidad sexual y de género (Berdindu) y que aquellos centros que han recurrido a él “están muy contentos”. No obstante, coinciden con Chrysalis en que la formación de toda la comunidad educativa y la mediación son clave para que “el o la menor defina su identidad en un entorno amable” y “evitar el sufrimiento personal que muchas veces padecen”. Un dato para la reflexión: el 43% de los casos de transexuales en edad adulta cuya identidad sexual no fue respetada en la infancia y juventud acaban en intento de suicidio.