Es verdad, no sabemos demasiado de cómo están transcurriendo las negociaciones que mantiene el PNV con PSE y EH Bildu para dar estabilidad al próximos Gobierno vasco. En estas mismas páginas han encontrado algo de lo poco que hemos sabido sobre las diferencias entre las formaciones. Eso y un par de notas conjuntas que han firmado PNV-PSE y PNV-EH Bildu.

Parece lógico que los partidos políticos que están al margen de esos contactos, Elkarrekin Podemos y PP, vayan metiendo presión para no quedar en fuera de juego. Lo que no parece muy normal es que lo hagan bajo criterios españoles cuyos resultados ya hemos visto. A mí me suena extraño que quien ha fracasado estrepitosamente durante 300 días para alumbrar un pacto muestren enojo porque las cosas no se hacen como ellos desean.

No creo que es bueno, ni rentable para los que lo proponen, españolizar la política vasca, importar ese estilo consistente en lanzarse mensajes de 140 caracteres a ver quién saca más pecho y es más ingenioso en el insulto al adversario. Por no hablar de las ruedas de prensa donde sin hablar con el que supuestamente quieres pactar le dices en plan perdonavidas “que seas presidente es una sonrisa del destino que me tendrás que agradecer”. Sí, eso le dijo Pablo Iglesias a Pedro Sánchez a la vez que se presentaba como vicepresidente rodeado de sus futuros ministros. No imagino nada parecido en Euskadi. Si eso es lo que entiende Podemos por negociar, sospecho que se ha equivocado de país. Y decir que lo único que hacen quienes participan en esas negociaciones es repartirse cargos es una frivolidad compartida, curiosamente, por el PP de Alfonso Alonso.

Las prisas de quienes no la tuvieron en el último año parece un chiste. La excusa para la crítica tampoco parece que vaya a tener demasiado recorrido. En menos de diez días, esa demanda quedará satisfecha y entonces sí será motivo de análisis y crítica si procede. A ser posible en el debate parlamentario, que es donde deben dirimirse estas cuestiones.

Contrasta este cortoplacismo con el calado de lo que debe abordarse en la siguiente legislatura, un nuevo estatus político o el cierre definitivo de las consecuencias de la violencia. Precisamente ahí sitúan la escasa información de la que disponemos los escollos para cerrar los acuerdos. Pero para sacar adelante esas tareas, convendría contar con la colaboración de Elkarrekin Podemos que puede, ahí sí, aportar mucho más de lo que está apuntando en estos previos a la legislatura. Lo del PP, me temo, es más complicado por su declarada vocación de quedar aislado.