La reforma, que ahora pasará al Senado y que estará aprobada definitivamente antes de que acabe el mes de octubre, reduce de 54 a 47 días el plazo que discurre entre que se convocan las elecciones y la cita con las urnas y deja en ocho días la campaña electoral.

Además, el texto aprobado ha acordado dejar en la mitad el límite del gasto electoral en el que pueden incurrir los partidos durante la campaña, y en un 30 por ciento las subvenciones que reciben las candidaturas por votos y escaños.