MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El hasta ahora secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha terminado perdiendo el pulso contra los críticos, que mantenía veladamente casi desde el inicio de su mandato y que estalló esta semana, con su anuncio de primarias inminentes y la posterior dimisión de 17 miembros de su Ejecutiva. En un último intento por sobrevivir, trató de sobreponerse a este golpe forzando la votación de un congreso extraordinario, pero finalmente ha perdido este debate y ha anunciado su dimisión, tras una jornada bronca, en la que la tensión entre las dos facciones en que queda dividido el partido ha sido máxima.
El Comité Federal se esperaba a cara de perro después de que los decibelios de la disputa fueran subiendo cada día y finalmente así ha sido. La reunión se ha desarrollado en un ambiente inédito para la etapa reciente del PSOE, con militantes abucheando a una parte del partido a su llegada a Ferraz, hasta el punto de que han tenido que garantizar la seguridad antidisturbios de la Policía, y momentos de exaltación en el interior, gritos y mucha preocupación por que no se veía ninguna posibilidad de acuerdo.
La reunión debía haber comenzado a las 9.00 horas pero durante casi nueve horas ha sido más el tiempo que sus miembros han permanecido en recesos. La primera batalla fue la composición de la Mesa del Comité Federal, a la que durante los últimos días se le había dado mucha importancia y cuya presidenta, la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, se había erigido en la "única autoridad" en el PSOE, tras las dimisiones de la Ejecutiva.
Finalmente, cuatro horas después, la Mesa se ha constituido con los miembros que ha tenido en este mandato, lo que ha otorgado una mayoría en la misma al sector de Sánchez: además de Pérez, han estado el histórico dirigente vasco Rodolfo Ares y la alcaldesa de L'Hospitalet, Nuria Marin.
Pero lo ha hecho sin ningún avance político. Los afines a Sánchez y críticos discrepaban en tres asuntos: los 'pedristas' querían que pudieran votar los miembros que se mantenían en la Ejecutiva, y cuya legitimidad no reconocían los otros; que el voto fuera secreto y que lo que se sometiera al Comité Federal fuera la propuesta de celebrar un congreso extraordinario.
Mientras tanto, los críticos creían que la Ejecutiva ya no existía y, por tanto, no podía votar; defendían que había que hacerlo a mano alzada, como se hace siempre en estas reuniones, y que el sujeto de la votación fuera el dictamen de la Comisión de Garantías que da paso a una gestora.
Los dos 'bandos' aseguraban que tenían los apoyos suficientes para que sus tesis triunfaran y, de hecho, todos atribuían a los contrarios el temor a perder como causa del retraso de la votación.
PROPUESTA DE ÚLTIMA HORA DE SÁNCHEZ: READMITIR A LOS DIMISIONARIOS
La tensión entre los dos bandos estalló poco después de que finalmente comenzara la reunión, cuando Rodolfo Ares y Verónica Pérez, que habían pasado horas intentando negociar sin éxito, se enzarzaron a cuenta de su turno de palabra.
La dirigente sevillana intentó evitar que Ares hablara y terminó interviniendo el propio Pedro Sánchez, que aprovechó para lanzar una oferta: admitir a los 17 dirigentes dimitidos en la Ejecutiva e ir a un nuevo Comité Federal. Sin embargo, la oferta fue rechazada 'ipso facto' y el presidente de Aragón, Javier Lambán, le espetó que él ya no era el secretario general.
Así terminó también un amago de debate, para el que incluso se llegaron a recoger peticiones de palabra, que superaban las 140. No hubo lugar, aunque sí se produjeron intervenciones, aún para tratar de clarificar cuestiones de orden. La propia Susana Díaz hizo un llamamiento a la calma y propuso votar el dictamen emitido por tres miembros --afines a ella-- de la Comisión de Garantías, en el que se declaraba disuelta la Ejecutiva y se pedía crear una gestora, o bien convocar de nuevo a este órgano para que emitiera una opinión el conjunto de sus miembros.
Sin embargo, las horas seguían avanzando y no se vislumbraba una salida. En el exterior de la sede --con la calle cortada y abarratada de militantes impertérritos que recibían con gritos de "no es no" y traidores" a cualquiera que saliera del edificio-- los entornos de los sectores certificaban lo enconado de las posturas.
Las novedades llegaron alrededor de las 18.00 horas, cuando comenzaron a llegar noticias de que se iba a proceder a la votación de la propuesta original del Comité Federal extraordinario que convocó la Ejecutiva reducida después de las dimisiones: un congreso extraordinario en noviembre, con unas primarias el 23 de octubre.
Y llegó el momento de máxima tensión, porque la dirección decidió colocar urnas para proceder a una votación secreta, lo que desató las protestas de los críticos, que sostienen que no se les informó del procedimiento. Según dicen, comenzaron a ver que los miembros de la Ejecutiva, sentados en la delantera de la sala, se levantaban pero se sorprendieron cuando se dieron cuenta de que lo hacían para votar en unas urnas colocadas detrás de unos paneles.
ACUSACIONES DE "PUCHERAZO"
Ante este movimiento, los críticos advirtieron de que se estaba votando sin el control de la Mesa del Comité Federal y sin un censo impugnable y comenzaron a oírse dentro de la sala gritos de "pucherazo" y de "tramposos". Los críticos consideraban que la votación era "ilegal" porque se estaba haciendo fuera de todos los controles del partido y escondida de la vista del Comité Federal.
Esto generó situaciones de tensión con algunos dirigentes llorando o a punto de la histeria y otros calificando la situación de "lamentable" y de "locura". Algunos dirigentes que habían venido a Madrid con la intención de respaldar a Pedro Sánchez, estaban sorprendidos por la actuación de la Ejecutiva en funciones y comenzaron a replantearse su posición, según aseguraron a Europa Press.
Entre toda la confusión, la presidenta andaluza pidió que se parara la votación para hacerla de manera ordenada y limpia pero, al mismo tiempo, el sector crítico comenzó a repartir impresos entre los miembros del Comité Federal para recoger firmas con las que hacer una moción de censura contra Sánchez.
La moción de censura no salió adelante, porque no fue aceptada por la Mesa del Comité Federal, con mayoría 'pedrista', que se agarró a los reglamentos, pero sí sirvió como demostración de fuerza de cara a la batalla final: la propuesta iba acompañada de 129 firmas, que garantizaban ya la mayoría al sector crítico.
Y SÁNCHEZ PERDIÓ
Poco después, llegó el 'round' definitivo, cuando Sánchez aceptó la votación a mano alzada de su congreso extraordinario, una propuesta cuya aprobación vinculó a su continuidad al frente del partido. Lo hizo ayer, cuando, en una comparecencia imprevista en la que dijo que en esta cita habría que votar congreso y 'no' a Rajoy o gestora.
Y perdió: 132 miembros del Comité Federal votaron no a sus planes y 107, a favor. Inmediatamente después, el hasta ese momento secretario general anunció su dimisión, garantizando que había sido un orgullo y un honor haber liderado el PSOE.
Sánchez abandonó la sede minutos antes de las 22.00 horas, después de comparecer por última vez ante la prensa, dejando detrás un partido enfrentado, negociando una gestora y con una división que muchos consideran que tardará mucho en coserse. Una gestora dirigirá el PSOE por tercera vez en democracia
La primera ocasión en la que el PSOE vivió esta situación fue en 1979, tras las elecciones generales de marzo de ese año, en las que los socialistas, unificados con el Partido Socialista Popular (PSP) de Enrique Tierno Galván, lograron 121 escaños.
Su entonces secretario general, Felipe González, planteó remodelar el PSOE y en el XXVIII congreso federal, celebrado en mayo de ese año, propuso que el término "marxista" no siguiera definiendo al partido, propuesta que fue rechazada y aprobada la ponencia del sector crítico, contraria a la suya.
Una negativa que motivó la renuncia de González a presentarse a la reelección y que la dirección del partido quedara en manos de una comisión gestora presidida por José Federico de Carvajal.
Las aguas se calmaron con la celebración de un congreso extraordinario en el mes de septiembre, cuando el PSOE eliminó los postulados marxistas alineándose con las tesis de la mayoría de las fuerzas socialistas de Europa occidental.
La segunda ocasión en la que el PSOE estuvo en manos de una gestora fue en marzo del año 2000, tras las elecciones generales en las que el partido obtuvo los peores resultados desde 1979, al pasar de 141 diputados a 125, muy lejos de los 183 escaños que dieron mayoría absoluta al PP.
Un varapalo electoral que llevó a Joaquín Almunia a anunciar su dimisión irrevocable, secundada por toda la Ejecutiva Federal. El Comité Federal nombró entonces una comisión política presidida por Manuel Chaves, que asumió la dirección del partido hasta la celebración del XXXV Congreso.
Además de estas gestoras en el ámbito federal, las agrupaciones regionales, provinciales y locales han vivido situaciones similares.
La última tuvo lugar el 18 de marzo pasado, cuando la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE nombró una comisión gestora en Galicia, encabezada por la diputada Pilar Cancela, para dirigir el partido tras la decisión de José Ramón Gómez Besteiro de renunciar a la secretaría general.
Durante los últimos días ha habido un intenso debate entre las partes sobre si la dimisión de la mitad de los miembros de la Ejecutiva significaba que este órgano quedaba sin efecto e incluso sobre si a nivel federal se puede crear una gestora.
Según el sector afín a Pedro Sánchez, el artículo 70 de la normativa reguladora del funcionamiento del PSOE, que articula el proceso de formación de una comisión gestora, sólo se refiere a los casos en los que se crea una gestora a nivel municipal, provincial o regional, pero no en el federal.
Ese artículo dice que la suspensión de funciones del órgano ejecutivo y la suspensión de actividad orgánica comportará la designación de una comisión gestora, designada de mutuo acuerdo entre la Comisión Ejecutiva Federal y las comisiones ejecutivas regionales o nacionales.
Además, se añade que las funciones de dicha comisión gestora, así como el plazo, serán establecidos en la correspondiente resolución.
Una vez terminado el plazo establecido o cuando la Comisión Ejecutiva Federal lo estime oportuno, se restablecerá el funcionamiento normal del partido, procediendo a la elección de los órganos preceptivos.
El siguiente paso sería la convocatoria por parte de la comisión gestora de una asamblea para reiniciar la actividad, que deberá hacerse dentro de los 7 días hábiles siguientes al plazo establecido o a la comunicación de la Comisión Ejecutiva Federal.