orlando - Estados Unidos volvió a escribir ayer una de las páginas más negras de su historia. Un hombre de 29 años identificado como Omar Siddique Mateen, de nacionalidad estadounidense y de padres afganos, causó al menos 50 muertos y 53 heridos al abrir fuego en una discoteca de Orlando (Florida) muy popular entre la comunidad gay. El atacante, que resultó abatido por la Policía, protagonizó así el que es hasta ahora el peor tiroteo múltiple registrado en la historia del país.

El Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), por su parte, asumió horas después la autoría de la masacre, pero las autoridades estadounidenses señalaron que no había pruebas que respaldasen una conexión directa entre el grupo y el ataque. El presidente Barack Obama calificó la masacre como “acto de terrorismo y odio”.

Fuentes de la investigación citadas por varios medios estadounidenses apuntaban que el atacante habría llamado al número de emergencia 911 poco antes de perpetrar la masacre para declarar su lealtad al ISIS. Horas después de la matanza, el grupo asumió la autoría del mismo en un boletín emitido por su agencia informativa Amaq. Los investigadores señalaban que, por el momento, no hay ninguna indicación de que la organización terrorista haya entrenado o dirigido al asaltante.

un infierno La Noche Latina que se celebraba en el club Pulse de Orlando el sábado se convirtió en un infierno a partir de las dos de la madrugada (08.00 hora peninsular española), cuando el atacante armado con una pistola y un rifle de asalto empezó a disparar sobre los clientes del centro de diversión de la comunidad LGTB.

Además de informar de las cifras de víctimas, las autoridades no daban muchos detalles sobre la marcha de la investigación, para no perjudicarla, ni sobre el presunto autor de la matanza, identificado como Omar Siddique Mateen, según confirmó el congresista Alan Grayson, que visitó el lugar de los hechos.

Poco trascendía sobre Mateen, salvo que nació en 1968, era un estadounidense de origen afgano, residía en una localidad cercana a Orlando y falleció también en la discoteca Pulse. Mateen murió en un enfrentamiento con la Policía, que entró al local para liberar a los rehenes que él había tomado después de disparar a diestro y siniestro.

Uno de los asistentes a la Noche Latina en Pulse que logró escapar dijo a los canales de televisión que una ráfaga de disparos duró más que la canción que sonaba en ese momento. Otro testigo, este identificado como Christopher Hanson, explicó a medios locales que “parecía como una película de horror, totalmente irreal” y que vio “cuerpos cayendo a su alrededor mientras estaba pidiendo una bebida en el bar”. El joven, que explicó que se cayó al suelo y se arrastró hasta el exterior del local, indicó que estaba disfrutando de la música latina y que estaba siendo una “gran noche” pero que en un segundo se convirtió en una “locura”.

El congresista Grayson indicó que no había evidencias de que hubiera otras personas o grupos relacionados con este suceso, pero que el autor eligió deliberadamente el lugar.

El jefe de la policía de Orlando, John Mina, que compareció en la rueda de prensa, señaló que estaban centrados en identificar a las víctimas y ponerse en contacto con sus familias, mientras que un representante del FBI pidió no poner en peligro la investigación. Un médico del hospital donde fueron llevadas las víctimas afirmó que había muchas personas en estado critico y estaban operando a muchas de ellas, por lo que se necesitaba sangre para transfusiones. Los llamamientos a donar sangre inundaron las redes sociales.

Hasta la discoteca Pulse, situada en el centro de Orlando, se desplazaron numerosos vehículos de la Policía, de bomberos y ambulancias, según se pudo constatar desde el perímetro de seguridad de dos cuadras (manzanas) establecido alrededor. Un robot para detectar y destruir explosivos inspeccionó una camioneta estacionada en el aparcamiento de la discoteca, pero no halló nada sospechoso.

El agente especial del FBI Ron Hopper pidió a las personas que acudieron al club y lo abandonaron antes de que se iniciase el tiroteo que se pusieran en contacto con las autoridades para tener más detalles de los sucedido. La policía no divulgó información sobre las víctimas de la matanza, pero se daba por seguro que había muchos hispanos entre el público atraídos por una “Latin Night. Reggaeton, Bachata, Merengue, Salsa”, según rezaba el cartel de la discoteca. El club alertó de madrugada a través de su página en Facebook a los clientes que estaban en ese momento en el local: “Salid todos de Pulse y corred”. A través de la misma red social, Pulse aseguró en la mañana de ayer que actualizará la información sobre este “trágico suceso” y agradeció por sus “pensamientos y amor”. - Efe/E.P.