barcelona - El president del Govern catalán se ha quedado sin su aliado vital para dar estabilidad al ejecutivo. La CUP tumbó el proyecto de Presupuestos de 2016 presentado por Carles Puigdemont y forzó la prórroga presupuestaria que limita las expectativas de gasto e inversión para este ejercicio e incluso el camino hacia la desconexión de Catalunya con el Estado español, con lo que deja en el aire la gobernabilidad y el futuro de la Generalitat. Los cuperos retrataron ayer en el Parlament la soledad del president, que ahora tratará de seguir gobernando con sus 62 diputados de Junts pel Sí (JxSí), seis por debajo de la mayoría absoluta. Puigdemont anunció que se someterá a una cuestión de confianza el próximo mes de septiembre. Si se confirma la prórroga de las Cuentas será un hecho sin precedentes en Catalunya fruto de la enmienda a la totalidad del partido anticapitalista.

Según el reglamento del Parlament, si una cuestión de confianza no logra el respaldo de una mayoría simple (68 parlamentarios sobre un total de 135), el president y su Govern deberían dimitir, de modo que Puigdemont necesitaría arañar de la CUP al menos dos votos y la abstención del resto de diputados de esta formación. Ante el más que previsible voto negativo de los 63 diputados de C’s, PSC, Sí que es Pot y PPC, Puigdemont necesitaría al menos 64 diputados que votaran a favor (los 62 de JxSí y dos de CUP) y que el resto de parlamentarios de este grupo (8) se abstuvieran. Si en la votación el president obtiene la mayoría simple de los votos emitidos, se entiende que mantiene la confianza, por lo que continuará en el poder.

La respuesta de Puigdemont al portazo de la CUP le pone en una difícil situación porque, si finalmente se prorrogan los presupuestos que ya fueron prorrogados a finales de 2015, verá muy recortadas sus posibilidades de gestionar la ya de por si corta pero muy ambiciosa legislatura catalana, tanto en el plano social como en el terreno soberanista. Sin embargo, con la moción de confianza pretende poner la presión en el tejado de los cuperos forzándoles a retratarse en una nueva votación de apoyo al pacto con Junts pel Sí. “No tengo ningún interés en alargar injustificadamente el mandato”, aseguró el president durante su intervención en la Cámara. En todo caso, es un arma de doble filo que podría incluso precipitar su dimisión y forzar una nueva convocatoria de elecciones.

En un discurso especialmente duro con la formación liderada por la diputada Anna Gabriel, Puigdemont constató la “gravedad” de la situación, consideró “desleales” a los cuperos y terminó reconociendo que no cuenta con “garantía de estabilidad”. En esta línea añadió que el Govern no puede quedar ni “en manos” de los grupos que exigen renunciar a la hoja de ruta, ni a expensas de los que “exigen la independencia solo a su manera y con su estrategia”. El escenario de prórroga de los presupuestos de 2015 al que se expone la Generalitat si no consigue aprobar las cuentas de 2016 impedirá al Ejecutivo catalán aumentar el nivel de gasto este año. Fuentes del departamento de Economía aseguraron que esta será una de las consecuencias prácticas de que el Govern no pueda aprobar los presupuestos.

El conseller de Economía de la Generalitat, Oriol Junqueras, recordó que el aumento del gasto previsto en los presupuestos era de un total de 1.113 millones de euros para el conjunto de los 14 departamentos del Govern. Otra consecuencia de esta situación es que el aumento de recaudación que se logre este año deberá destinarse necesariamente a reducir déficit -el límite para este año es del 0,7 % del PIB-, en virtud de la ley de estabilidad presupuestaria. Con unos presupuestos aprobados para 2016, las nuevas partidas de gastos estarían blindadas, mientras que con el marco presupuestario de 2015 no es posible aumentar el techo global de gasto ni tampoco hacer nuevas actuaciones de inversión, aunque sí mover partidas de gasto, según estas fuentes.

Esta situación de prórroga presupuestaria también implica que el Govern no podrá beneficiarse de la reducción de la partida de intereses de la deuda prevista en los presupuestos. En cuanto a la política de personal de la administración catalana, el conseller de Economía aseguró que la prórroga presupuestaria no da “margen” de ningún tipo, por ejemplo, para que las sustituciones de los profesores se cubran antes de lo previsto actualmente (seis días), porque esta medida también figuraba en los presupuestos. Tan delicada como la situación en que queda Puigdemont y su gobierno es el estado anímico y político en que queda la CUP tras el veto a los Presupuestos. La sombra de la división se extiende sobre la formación anticapitalista y algunos de sus miembros no pueden disimular el malestar por las consecuencias de su decisión. Desde la CUP rechazan cualquier atisbo de división en el seno de la formación y defienden su funcionamiento interno, así como su posición respecto de los Presupuestos. En este sentido, Anna Gabriel denunció que las Cuentas “contravienen la declaración del 9-N porque no hacen un ejercicio de soberanía política”.

la oposición pide acuerdos El rechazo a los Presupuestos deja muy tocados a Govern y la CUP y cubre de mayor incertidumbre al proceso independentista en el que se han embarcado. La oposición no dejó pasar la ocasión para aprovechar en beneficio propio la fractura en el carril soberanista. PSC, PP, Ciudadanos y Sí que es Pot coincidieron en subrayar la inestabilidad y fragilidad del Govern tras los desencuentros con los cuperos y pidieron a Puigdemont que abandone la hoja de ruta independentista. El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, señaló que “efectivamente no pueden seguir gobernando como si nada” y le pidió que tras el 26-J abra una “nueva etapa política” en la que puedan llegar a acuerdos.

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, emplazó al president a que asuma su “equivocación” y recupere el “seny” tras haber puesto los intereses de los catalanes en manos de un partido “antisistema”. Desde el PP, Xavier García Albiol, recordó a Puigdemont que solo le quedan dos opciones: “convocar las cuartas elecciones en seis años o reconocer que la aventura que iniciaron ha terminado y no tiene más recorrido”.