DONOSTIA - Las formas de Mariano Rajoy durante sus cuatro años de mandato, en los que ha aprobado varias medidas por decreto, ha recortado políticas sociales y ha desoído a la oposición desde su mayoría absoluta, lo han alejado de tal manera del resto de partidos que tras las elecciones de diciembre ni intentó seriamente una negociación para ser reelegido como presidente, consciente de que iba a fracasar en el intento. En puertas de que se repitan las elecciones generales el 26 de junio, el PP comienza a lanzar algún globo sonda para atraerse socios. Los populares vascos han dejado caer alguna apelación al acuerdo con el PNV en Euskadi que no ha ido más allá e incluso se ha visto acompañada de serias descalificaciones hacia los jeltzales, y el propio presidente en funciones ha deslizado este fin de semana en entrevistas con el grupo Vocento que ve posible un entendimiento con el PNV en Madrid. Sin embargo, los jeltzales no contemplan ni remotamente un acuerdo con el PP, y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, zanjó ayer que la mano tendida de Rajoy “llega tarde” y “no es creíble”.

En algunos medios estatales se especula con que el PP aspira a gobernar con el apoyo de Ciudadanos y PNV, pero lo cierto es que no hay nada detrás, ni siquiera un leve sondeo. Los jeltzales ni contemplan esa hipótesis y, además, les parece que entra en contradicción con los hechos. Por un lado, los cuatro años de mandato de Rajoy han sido un calvario para el Gobierno Vasco, que ha detectado constantes vulneraciones del autogobierno. El lehendakari no ha obtenido respuesta a las propuestas que trasladó al presidente en materia de competencias, infraestructuras y paz. Desde las elecciones de diciembre, con su gobierno ya en funciones, Rajoy no ha cesado los conflictos competenciales y ha puesto en el punto de mira las 35 horas semanales de los empleados públicos vascos, las leyes de vivienda y contra el fracking, y el sistema de becas educativas.

Además, el PP ha endurecido su discurso contra el PNV situándolo en la radicalidad. Sin ir más lejos, Rajoy afeó el sábado al Parlamento Vasco que “jaleara” a Hasier Arraiz pese a haber sido inhabilitado por un juez. Los populares vascos, asimismo, acusan a los jeltzales de corrupción y la relación no atraviesa por su mejor momento.

En un acto para presentar a los candidatos guipuzcoanos al Congreso y el Senado, Ortuzar avisó de que cualquier partido que quiera pactar con el PNV debería tener en cuenta la agenda vasca, y sería necesario un giro de “180 grados” en el PP. En conversaciones informales en círculos jeltzales, se apunta a que solo valdría un gesto extraordinario de los populares, de carácter histórico, una consideración que para el PNV solo merecería el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika con el traspaso de las pensiones y las prisiones a suelo vasco, por no mencionar que la invasión de competencias debería cesar de inmediato. No obstante, la posición oficial hoy por hoy pasa por no barajar siquiera la opción de ese apoyo. La desconfianza es muy elevada.

No hay reuniones previstas con el PP de la comunidad autónoma y las relaciones siguen siendo muy complicadas entre ambos partidos. Lo único que se ha producido en los últimos meses ha sido la cita entre Alfonso Alonso y el lehendakari, prácticamente de cariz protocolario para presentarse a la máxima autoridad vasca como nuevo presidente del partido. Fue en ese marco donde se ofreció a Urkullu para garantizarle estabilidad con la mirada puesta en las elecciones vascas de otoño y, según deslizan en ámbitos jeltzales, quién sabe si con la intención de proponer un cambio de cromos para propiciar que Rajoy vuelva a gobernar tras las generales. Desde entonces, no ha habido nada más.

Ortuzar criticó que, en el discurso ofrecido el sábado en Durango, Rajoy “faltó al respeto” al PNV, mientras que por la tarde “doró la píldora” al partido en la entrevista. “Ahora nos dice que con el PNV se puede llegar a acuerdos. Lo dice ahora que ya no tiene ni va a tener una mayoría absoluta con la que aplicar su rodillo, después de cuatro años en los que ha ignorado la agenda vasca y en los que no ha dado ni un solo paso para la consolidación de la paz y la convivencia en Euskadi”, zanjó. En términos generales, avisó a todo aquel que quiera contar con el apoyo del PNV de que tendrá que tener en cuenta la agenda vasca “para el autogobierno, la paz y hacer frente a la crisis”.

El jeltzale también mencionó ayer a la izquierda abertzale, a quien acusó de realizar experimentos con sus listas electorales para parecerse a Podemos, unos bandazos que no tendría que dar el PNV porque tiene “las cosas muy claras”. El candidato al Congreso, Joseba Agirretxea, puso en valor que el PNV “mira hacia Euskadi” y sabe llegar a acuerdos, y la candidata al Senado, María Eugenia Iparragirre, recalcó que “Euskadi es lo primero”.

eh bildu y la agenda vasca Desde EH Bildu, la cabeza de lista al Congreso por Gipuzkoa, Marian Beitialarrangoitia, reconoció que en Madrid “se toman muchas decisiones que afectan a Euskal Herria”, de modo que los candidatos de la coalición irán “a trabajar” y “defender los intereses políticos y sociales de la ciudadanía vasca”. En un acto de presentación de los candidatos, repasó algunas cuestiones que ha puesto sobre la mesa la izquierda abertzale en Madrid, como la demanda de unas pensiones “dignas”, el cierre definitivo de Garoña o el cese de las invasiones competenciales en Nafarroa. Beitialarrangoitia apostó por seguir defendiendo la agenda vasca. El 26-J es clave para EH Bildu, que busca desquitarse de las debacles electorales de diciembre y de los comicios municipales y forales, por lo que tocará a rebato para que ningún voto se quede en casa.