Bilbao - El posible efecto de arrastre en el electorado que podría provocar la coalición de Podemos e IU, bautizada Unidos Podemos, en las elecciones generales del 26 de junio no será tal en la CAV. Pese a la ilusión entre sus bases que, a juicio de los dirigentes de ambas formaciones, ha generado esta confluencia, el número de apoyos que obtendría en la próxima cita con las urnas, un 28,8%, sería prácticamente igual a la suma de los partidos liderados por Pablo Iglesias y Alberto Garzón en los comicios del pasado 20 de diciembre, un 29,2%. Podemos logró entonces un 26,2% de votos en la CAV, lo que le valió para ser la fuerza más votada, e IU un 3%.

Así se desprende de una encuesta elaborada por Gizaker para EITB, la primera tras el anuncio de la coalición entre Podemos e IU, que se alcanzó el día 9. Según el sondeo, Unidos Podemos sería la primera fuerza en número de votos en la CAV, eso sí, con un porcentaje muy similar a los anteriores comicios, en los que la formación que lidera Nagua Alba se erigió en vencedora con 317.674 sufragios, según los datos que ofrece la página web del Gobierno Vasco.

La cercanía en el tiempo de las 1.200 entrevistas telefónicas en que se basa la encuesta, realizadas los días 11 y 12, hace que el resultado suponga una panorámica muy ajustada del sentir actual del electorado. En la misma, los ciudadanos de la CAV demuestran además un importante hartazgo por los meses de negociaciones baldías que han seguido al 20-D. Uno de los mayores indicadores de ello es que una aplastante mayoría, el 74,5%, cree que los líderes españoles no han demostrado ninguna preocupación por la agenda vasca a la hora de llegar a un acuerdo durante este periodo. Así, solo el 9,1% atribuye a Podemos un interés en este sentido.

Empate a escaños En cuanto al número de escaños, en 2015 el PNV quedó en primer lugar con seis frente a los cinco de Podemos. Según la encuesta de Gizaker, ambas formaciones empatarán en los comicios del mes que viene al amarrar la formación morada un representante más en Araba en detrimento del PSE. El PNV mantendría sus seis diputados y mejoraría sus resultados, ya que del 24,9% pasaría al 25,4%. Todo ello en una convocatoria en la que los ciudadanos votan en clave estatal y donde es harto difícil colar mensajes de cariz autonómico, como consecuencia de un bombardeo informativo al que los vascos parecen especialmente permeables.

En lo que al resto de partidos se refiere, EH Bildu quedaría en tercer lugar con un 15,5% de apoyos y dos diputados, los mismos que en la anterior ocasión, donde cosechó un 15,2% de votos. El cambio de candidatos -Oskar Matute ha entrado como número uno por Bizkaia- tampoco le resultará, por tanto, especialmente rentable a la coalición aber-tzale. El PSE, pese a salvar los muebles en votos, donde baja del 13,3% al 13,1%, perdería uno de sus tres representantes, que pasa a Podemos merced a la Ley D’Hondt.

El más perjudicado tras este medio año de impasse entre convocatorias electorales sería el PP de la CAV, que aunque mantiene sus dos diputados descendería del 11,7% al 10,5% en cuanto a intención de voto. Si se criban los datos por territorios, se darían resultados muy similares en Bizkaia -el PNV ganaría con tres diputados, seguido de Unidos Podemos con dos y PSE, EH Bildu y PP, con uno cada uno- y Gipuzkoa -la victoria sería para Unidos Podemos con dos diputados, los mismos que el PNV, mientras EH Bildu y el PSE se conformarían con uno-.

El panorama cambiaría en Araba: la coalición de izquierdas lograría dos escaños tras sumar el único que obtuvo el PSE, que se quedaría con el casillero a cero, al igual que EH Bildu y Ciudadanos. Como en el 20-D, PNV y PP sumarían un diputado cada uno. De este modo, el partido de Albert Rivera no obtendría representación en la CAV ya que tan solo subiría tres décimas.