gasteiz - Si dependiera en exclusiva de factores internos de la política vasca, el lehendakari apostaría por celebrar las elecciones autonómicas cuando toca, en octubre de este año, porque no hay ningún motivo que le impida completar su legislatura. Tiene los Presupuestos aprobados, y gobierna de manera bastante desahogada para tratarse de un lehendakari en minoría. El pacto con el socialismo en materia de empleo y políticas sociales va permitiendo gestionar el día a día sin grandes sobresaltos. Sin embargo, desde hace meses atiende de reojo a la situación de bloqueo que se vive en el Estado, donde los partidos no terminan de ponerse de acuerdo para proclamar al próximo presidente, y donde es muy probable que deban repetirse las elecciones. Por ello, Iñigo Urkullu lleva varios días valorando la conveniencia o no de mover la fecha de las autonómicas. No tomará ninguna decisión hasta que quede claro si habrá repetición electoral en el Estado. Tanto desde el PNV como desde el Gobierno Vasco señalan la ronda de contactos del rey como hito clave para que Urkullu despeje la incógnita. Felipe VI se reunirá con los partidos el lunes y martes de la próxima semana, y será entonces cuando anuncie si hay o no un candidato con opciones y si puede, por tanto, celebrarse un nuevo Pleno de investidura.

Todo apunta a que no habrá candidato ni investidura porque las posiciones de los partidos no se han movido, y porque el rey solo encargará el reto a un aspirante que tenga opciones de éxito. Tampoco Pedro Sánchez o Mariano Rajoy parecen estar pensando en forzar una votación que saben que van a perder, porque esa carga podría resultar demasiado pesada para afrontar las elecciones, que tendrían lugar el 26 de junio. Ayer se esfumó la última opción de Sánchez, una abstención de Podemos a su pacto con Ciudadanos, ya que la militancia del partido morado ha rechazado ese acuerdo en una consulta interna. No hay más cera que la que arde, pero el lehendakari quiere que la situación se despeje totalmente y va a esperar un poco más, al menos hasta la ronda del rey, para que sea oficial ese bloqueo. Después de esa ronda, Urkullu consultará su decisión con el PNV, si bien inclinar la balanza en un sentido u otro es competencia exclusiva del lehendakari y la determinación que tome llevará fundamentalmente su sello. Todo apunta a que podría anunciar la fecha a mediados de la próxima semana.

Fuentes del Gobierno Vasco explican a este diario que el lehendakari tiene en mente agotar su mandato y celebrar las elecciones en octubre, pero en realidad no hay nada garantizado: a renglón seguido matizan que la situación estatal puede influir en su decisión, y que nadie salvo él mismo sabe si una repetición de las generales provocará que las vascas se adelanten e, incluso, coincidan con las estatales. La repetición de las generales expondría al lehendakari a seguir gobernando en suelo vasco en un tiempo de vacío institucional en el Estado. De entrada, los dos próximos meses serían de precampaña y campaña: las elecciones se convocarían el 3 de mayo y se celebrarían el 26 de junio. Justo después llegaría el tiempo de las negociaciones de investidura. Todo ello permite augurar que los partidos estarían más atentos a lo que suceda en Madrid y a la sucesión de dimes y diretes. Queda en el aire la duda de qué rendimiento se puede sacar a la legislatura vasca en esas condiciones, si sería posible aprobar leyes o avanzar en el nuevo estatus de autogobierno, o si sería mejor entrar todos en campaña a la vez.

Asimismo, dirigentes del PNV llevan meses reconociendo en privado que les preocupa el hartazgo de la ciudadanía ante tanta convocatoria electoral y tanta disputa política, lo que puede incrementar la abstención. Hacer coincidir las vascas con las generales podría atenuar ese efecto. Además, aunque Urkullu haya defendido que queda trabajo por hacer, ha asegurado al mismo tiempo que ha puesto en marcha los planes económicos comprometidos. No obstante, hacer coincidir las dos elecciones no es la opción predilecta de los jeltzales porque la campaña de las generales puede eclipsar a la vasca y disparar el voto de Podemos, PSE y PP.

Todo es posible. El líder del EBB, Andoni Ortuzar, no se decantó ayer por ninguna fecha para las autonómicas. En ETB, aseguró que sería muy difícil “hacer un debate vasco” si coincidieran con las generales, y recalcó que lo lógico es que las vascas sean en octubre, pero matizó que la situación en el Estado puede alcanzar tal “complejidad” que aconseje una cita conjunta. “Lo lógico es separarlas, pero es verdad que nunca habíamos vivido una situación política como la actual. También es cierto que percibimos cierto cansancio, fatiga, que se está traspasando ya a cabreo de la ciudadanía”, dijo. A su juicio, “quizá” habría que reflexionar sobre si, aunque no convenga al PNV, hay que unir las convocatorias. Confió en que Urkullu lo sepa medir.