madrid - Tras el fracaso de Pedro Sánchez con su acuerdo a tres con él como candidato a presidente del Gobierno español, llega el turno ahora de Mariano Rajoy. Uno veta al otro como candidato y entre los dos bloquean la investidura, abocando a repetir las elecciones generales el 26 de junio. El líder del PP es el único que parece creer en la fórmula de la gran coalición, que aglutinaría a su partido, PSOE y Ciudadanos con él como candidato después de que el resto de los partidos han arrojado la toalla a seguir explorando esa vía. Pero esa opción no cabe para Sánchez, al que solo le quedaría la opción de Podemos si quiere mantener alguna posibilidad de alcanzar La Moncloa. Los populares intentan ahora romper ese muro metiendo cizaña a la figura de Sánchez y tratando de sembrar la división sobre el liderazgo en el PSOE.

Esa fue ayer la consigna de los portavoces populares que comparecieron en público. El vicesecretario de Autonomías y Ayuntamientos del Partido Popular, Javier Arenas, dijo que el PSOE se debería plantear sustituir a Pedro Sánchez si no negocia con su partido. El influyente político andaluz instó a deponer a Sánchez “por otro socialista que intentara un acuerdo tan positivo para España”, en referencia a la gran coalición.

En declaraciones a los medios de comunicación, Arenas aseguró que “Sánchez ha engañado a Albert Rivera [presidente de Ciudadanos ] y no ha conseguido engañar a Pablo Iglesias [secretario general de Podemos]; y es importantísimo que el PSOE acepte negociar con el PP, lo que pasa por respetar la mayoría que tenemos”. A su juicio, tras las negociaciones llevadas a cabo por Sánchez para su primera investidura fallida y las conversaciones posteriores frustradas por el rechazo de Podemos a entrar en un acuerdo a tres, “ahora llega la hora de la verdad en la que Rajoy va a intentar un Gobierno estable, reformista y constitucional hasta el último minuto”.

En la misma línea argumental se expresó Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, al reclamar al líder del PSOE que “se aparte y deje negociar a otro en nombre de los socialistas, al estar ya en tiempo de descuento para formar gobierno”. La dirigente popular aseguró que la sociedad española “está cansada y harta” de la situación actual por lo que pidió a socialistas, Ciudadanos y Podemos que se dejen de hacer “teatros”. También emplazó al PSOE a que “salga del búnker sectario en el que está con Rivera, con Pablo Iglesias y con los partidos nacionalistas y del que es incapaz de ver más allá”.

Los intentos del PP de apartar a Sánchez como interlocutor para la negociación hay que entenderlos en una doble dirección. Por un lado, coloca al líder socialista como el principal factor del actual bloqueo de la situación que puede abocar a unas nuevas elecciones. De instalarse ese debate en el seno del propio socialismo podría reproducirse las diatribas internas sobre el liderazgo interno en el partido entre los partidarios de Sánchez y los de la corriente encabezada por la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz. Un escenario interno revuelto debilitaría al PSOE y favorecería los intereses del PP.

Pero la consigna de los populares también obedece a una estrategia de negociación que pasaría por que tanto Rajoy como Sánchez se hicieron a un lado y desbloquearan la situación. A cambio, el PP presentaría un candidato a presidente diferente a Rajoy, lo que atenuaría parcialmente la derrota del PSOE a la que, en cualquier caso, parece estar abocado Sánchez. Al líder socialista solo le queda la opción de Podemos, pero transitar ese camino provocaría una tensión interna dentro de su partido con resultados impredecibles.