bilbao - El lehendakari Iñigo Urkullu mantiene la incógnita sobre un posible adelanto a junio de las elecciones al Parlamento Vasco, en principio previstas para el próximo otoño. No ha tomado aún una decisión y no la va a tomar en tanto no se dilucide lo que ocurra en el Estado español y si finalmente se forma Gobierno en mayo o el fracaso de las negociaciones entre los cuatro principales partidos aboca a una repetición de las elecciones generales el próximo 26 de junio. En todo caso, el jefe del Ejecutivo de Gasteiz no da por terminada la actual legislatura vasca pese a que desde algunos sectores se apunta en esa dirección. De hecho, ayer mismo varios partidos le apremiaron a que despeje las dudas y diga si prevé un adelanto electoral. Urkullu aseguró ayer en este sentido que hay mucha tarea pendiente para los próximos meses.

Sus manifestaciones tuvieron lugar en el acto que realizó en Lehendakaritza, en Gasteiz, ante sus consejeros y cargos públicos para hacer balance de la gestión del Gobierno vasco al cumplirse mil días de la presentación del programa de gobierno.

Tras agradecer a los miembros del Ejecutivo el trabajo realizado hasta ahora, Urkullu rechazó las críticas de la oposición que le acusan de haber dado por finalizada la legislatura y entrado ya en campaña electoral. Precisó que la presentación del balance no significa que dé por terminado su quehacer al frente del Ejecutivo vasco, sino que “seguirá trabajando porque todavía tiene mucho por hacer”. Afirmó que su gabinete ha “cumplido la palabra dada” ya que, según señaló, se ha ejecutado más de un 90% de su programa de gobierno.

Según su relato, tratará de desarrollar ese escaso 10% pendiente en lo que resta de legislatura, cuyo final podría depender de si hay o no elecciones en junio en el Estado español. En el primer supuesto, contaría con un margen más amplio, ya que el Parlamento Vasco no se disolvería hasta verano. En el segundo caso, una de las hipótesis es que convocara elecciones anticipadas, con lo que las fechas se le echarían encima ya que tendría un estrecho margen de tiempo para completar íntegramente su programa y convocar los comicios para junio en los plazos legalmente establecidos.

En el balance de sus tres años y medio de mandato al frente del Ejecutivo vasco, Urkullu subrayó que “se ha trabajado duro, se ha aguantado la situación, hemos sido rigurosos y hemos garantizado las necesidades de la sociedad vasca”. Destacó que se han cumplido los objetivos de déficit, garantizado las políticas sociales y logrado más crecimiento, empleo y competitividad. “Nosotros no decimos que la crisis ha terminado, pero estamos en una tendencia positiva”, aseguró para a renglón seguido añadir que “ahora toca crecer”.

Recordó, asimismo, que se habían comprometido 29 proyectos de ley, de los que el Consejo de Gobierno ha aprobado 23 anteproyectos de ley que han sido enviados al Parlamento Vasco. La mayor parte de los que faltan están en fase avanzada, aunque algunos quizás no lleguen a tiempo en ningún caso. El lehendakari hizo mención aparte de la Ley Municipal que, previsiblemente, hoy mismo será aprobada en el Parlamento Vasco con los votos de PNV y EH Bildu, con lo que se pondrá fin a una orfandad normativa sobre el reparto competencial en la administración local de Euskadi durante más de tres décadas.

En materia de paz y convivencia, destacó la profusa actividad desplegada con la presentación de 18 iniciativas “para el encuentro social”, las propuetas para el desarme de ETA, las de política penitencia como Hitzeman o Zuzen Bidean, o los programas de trabajo en memoria histórica.

Respecto al autogobierno, recordó la constitución de la Ponencia de Autogobierno en el Parlamento Vasco, que se ha saldado con 27 comparecencias y la entrega por parte del Gobierno vasco de los ocho informes solicitados por los grupos parlamentarios, si bien el futuro de este grupo de trabajo parlamentario quedó en el aire, precisamente ayer, por las dificultades para conciliar posiciones entre los partidos políticos.

Tras este repaso a su gestión, Urkullu hizo una proyección a futuro y en concreto al escenario postelectoral, cualquiera que sea, de modo que estableció sus prioridades para la siguiente legislatura, entre ellos, aprobar un nuevo estatus político para Euskadi para el año 2020, lograr el desarme definitivo de ETA o conseguir lo que definió como “el encuentro social” en cuanto a memoria histórica. Otros de los retos que estableció son lograr una tasa de paro inferior al 10%, un PIB superior al 125% de la media europea, desarrollar el proyecto Euskadi Basque Country y situar el listón del fracaso escolar por debajo del 8% de la población escolar.