gasteiz - Podemos no consigue encontrar la paz interna en Euskadi. Un nuevo debate en público ha sacudido las aguas de una formación cuya nueva dirección en suelo vasco, elegida tras un proceso de primarias con un resultado que levantó algunos recelos en la candidatura que resultó perdedora, ni siquiera lleva tres semanas en el puesto de mando. Casi 80 miembros del partido morado hicieron público ayer un manifiesto que, al hilo de las desavenencias organizativas reflejadas tras el cese de Sergio Pascual como responsable de la Secretaría estatal de Organización por parte del secretario general, Pablo Iglesias, reprueba “la utilización de cargos de representación interna e institucional para cuestionar públicamente” la decisión adoptada hace más dos semanas. A las puertas de que la herida abierta por la contundente destitución trate de ser taponada hoy en Madrid con la designación de consenso personificada en Pablo Echenique, los firmantes apuntan directamente -aunque sin mentarlo expresamente- al proceder de la cúpula directiva vasca.

Las aguas bajan revueltas, a pesar de que desde la renovada dirección de Podemos, y con un nuevo Consejo Ciudadano vasco que ya ha echado a andar ámbito a ámbito para establecer la hoja de ruta política de la formación emergente, tratan de empastar todas las sensibilidades. A la vista del último pronunciamiento del colectivo afín a la corriente más crítica, aglutinada en torno a la extinta ya candidatura Kaliangora, no han obtenido un resultado satisfactorio. El último choque ha surgido días después de las declaraciones supuestamente “descalificatorias” de los números dos y uno en Euskadi, Eduardo Maura y Nagua Alba, al hilo de la destitución de Pascual. Pascual era uno de los hombres fuertes del secretario de Política estatal, un Iñigo Errejón más cercano a los posicionamientos de los principales dirigentes vascos. “Advertimos de que se trata de posicionamientos personales, individuales, adoptados sin conocimiento ni consentimiento del Consejo Ciudadano de Euskadi, las secretarías municipales, de los círculos y de los cargos electos de nuestra comunidad”, citaron en un documento de cuatro puntos que vuelve a azuzar el fuego entre las distintas facciones que se enfrentaron hace pocos meses por hacerse con el control a nivel vasco. Es más, insisten en la necesidad de “una rectificación pública dirigida a los círculos” para zanjar un asunto cuya onda expansiva ha llegado a Euskadi, a pesar de que inicialmente explotó hace más de dos semanas en Madrid.

Entre los firmantes se encuentran tres senadores -Miren Gorrotxategi, Kontxi Palencia y Josetxo Arrieta-, diversos junteros y concejales, la excandidata de Kaliangora, Pilar Garrido, y hasta seis miembros electos de un Consejo Ciudadano vasco -Patricia Insua, Lourdes Arrieta, Javier Busselo, Dani Urkiaga, Fernando López y Ana Viñals- cuyas primarias están “pendientes de auditoría”, según recuerdan. Y respaldan “plenamente” la resolución adoptada por Iglesias. “Ese relevo previsto estatutariamente no debería de tener ninguna otra repercusión”, puntualiza un escrito que a continuación evidencia que “al cabo de diez días se alzaron voces desde Podemos Euskadi, a través de prensa, cuestionando el cese” y, en consecuencia, “la decisión de Pablo Iglesias de reemplazar al titular de la secretaría de Organización”, una destitución para la que dio “explicaciones precisas tanto a nivel interno como público”.

“gravedad” Sin señalarlo pero haciendo clara alusión, los firmantes censuran la postura adoptada por la dirección vasca, más cercana en sus posicionamientos a los mantenidos por Errejón. Poniendo el foco en la “gravedad” de su comportamiento, afirman verse obligados a dar el paso para reclamar que no se utilicen cargos públicos de la formación morada para cuestionar competencias de otros ámbitos superiores sin el previo filtro que deberían de pasar, ya sea por el Consejo Ciudadano -donde el que fuera denominado sector oficialista, Aurrera Begira, tiene una amplia mayoría con 29 de los 34 asientos, aunque uno de ellos está pendiente de diluciadarse todavía- o por otros órganos de dirección. Las críticas se centran en las declaraciones realizadas hace escasas jornadas por Alba y Maura, que censuraron las formas con las que Pascual había sido relegado de su cargo al advertir además de que el dirigente no era el “único culpable que pudiera ser responsable” del reguero de disputas surgidos en los territorios. La secretaria general de Podemos Euskadi también se pronunció en un sentido parecido, al apuntar que atisba “un debate de fondo” más que “achacar la crisis a una persona concreta”. Cabe recordar que Pascual fue señalado como un obstáculo por la dimisionaria dirección de Roberto Uriarte, el anterior líder de Podemos Euskadi que pertenecía a la corriente Euskal Hiria, después rebautizada como Kaliangora.

Con una auditoría de los resultados de las primarias con cuya resolución deberá lidiar el nuevo secretario estatal de Organización, Pablo Echenique, lo cierto es que esta última semana ya son dos los pronunciamientos efectuados desde la corriente crítica. Sin haberlo hecho en público, albergan la esperanza de que la resolución a la reclamación llegue con mayor celeridad por parte del que será el encargado de poner paz en las futuras desavenencias que surjan a nivel territorial. Euskadi puede ser uno de esos focos en los que actuar.

Cese. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, cesó el pasado 15 de marzo al secretario de Organización, Sergio Pascual. La razón esgrimida fue la “gestión deficiente cuyas consecuencias han dañado gravemente” a la formación morada. Su reemplazo será Pablo Echenique.

Declaraciones. La secretaria general en Euskadi, Nagua Alba, y su secretario de Política, Eduardo Maura, respaldaron la labor efectuada por Pascual y enclavaron las disputas abiertas al “debate de fondo” que el partido vivía. En el caso del segundo, además, censuró las formas utilizadas para su destitución.

Los firmantes del manifiesto de Podemos reprocharon la utilización de los puestos internos e institucionales para “cuestionar públicamente” las decisiones que son competencia de Iglesias.

Los 78 miembros que suscriben la declaración piden “una rectificación pública dirigida a los círculos de Podemos Euskadi y a los medios” que se hicieron eco de las “declaraciones descalificatorias”.