Bruselas - El principal sospechoso huido de los atentados del 13-N en París, Salah Abdeslam, fue ayer detenido por las autoridades belgas en un operativo antiterrorista efectuado en el distrito bruselense de Molenbeek. Así lo confirmó el primer ministro belga, Charles Michel.

La Fiscalía belga informó también de la detención de otras cuatro personas, además del presunto terrorista, que tuvo que ser trasladado al hospital tras resultar ligeramente herido en una pierna por disparos de la Policía. El portavoz de la Fiscalía belga Thierry Werts explicó que los cinco detenidos son Abdeslam, un cómplice -que también resultó herido y fue trasladado a un hospital- y tres miembros de la familia que acogía al presunto cerebro del aparato logístico de los atentados del 13-N.

Los dos primeros se encontraban al cierre de esta edición detenidos con cargos, mientras que los miembros de la familia estaban a la espera de que un juez decidiera si eran puestos bajo mandato de arresto.

“Hemos detenido a Salah Abdeslam en el marco de los registros relacionados con los atentados de París”, se felicitó Michel en una rueda de prensa con el presidente francés, François Hollande. Explicó, además, que “hubo resistencia armada por parte de los sospechosos arrestados”.

Las fuerzas de seguridad especiales de Bélgica iniciaron por la tarde una nueva operación antiterrorista dirigida a buscar a Abdeslam, durante la que se produjeron disparos y se lanzaron granadas. Los hechos tuvieron lugar en el número 72 de la calle de Quatre Vents de Molenbeek, donde supuestamente Abdeslam resultó herido, después de haberse atrincherado en una vivienda junto con otra persona.

El primer ministro belga aseguró que “la batalla contra el terrorismo no termina esta noche, aunque el resultado de esta operación haya sido una victoria”. En cuanto al estado de alerta en el país, Michel indicó que habrá que esperan a ver si en las próximas horas el Órgano de Coordinación para el Análisis de la Amenaza (Ocam) de Bélgica recomienda elevar el nivel, ahora mismo en el grado tres. “Debemos seguir alerta y hacer cooperar nuestros servicios de investigación, para prevenir peligros”, afirmó Michel.

El primer ministro belga, Charles Michel, abandonó rápidamente la cumbre europea sobre los refugiados, que justo se había acabado cuando entraban las primeras noticias de la operación antiterrorista. El mandatario belga se trasladó a la sede del Gobierno, en la rue de la Loi, donde también se personó tras la cumbre el presidente francés, François Hollande.

un escurridizo yihadista Salah Abdeslam, el escurridizo yihadista de los atentados del 13-N que consiguió esconderse durante cuatro meses de las fuerzas de seguridad, fue herido y detenido en el mismo barrio del que salió para participar en el ataque.

El presunto cerebro logístico de los atentados de París, en los que fallecieron 130 personas, era el hombre más buscado de Europa, después de haber sido “extraído” en coche de Francia con la ayuda de dos cómplices, Mohamed Amri y Hamza Attou.

Fue controlado el sábado posterior de los atentados por la policía francesa en Cambrai, en la autovía en dirección a Bruselas, pero, al no estar registrado en la base de datos, no despertó sospechas.

Así, este francés nacido en Bruselas, de 26 años, consiguió escapar del primer cerco policial tras el 13-N.

Sus amigos le dejan en la plaza Emilie Bockstael, en Laeken, desde donde es trasladado a Heysel, cerca del estadio de fútbol Rey Balduino, presuntamente por Lazez Abraimi, un marroquí de Jette.

Después se pierde la pista de Salah, que se crió junto a sus hermanos en el distrito bruselense de Molenbeek, que se ha hecho famoso por ser un barrio multirracial en el que han residido varios terroristas, presuntos y condenados, y que ha sido objeto de varias redadas y registros después de los atentados del 13-N.

Abdeslam creció en el seno de una familia “normal” y sin que los padres les inculcaran especialmente una vida religiosa, tal y como relató su hermano mayor, Mohamed, a la cadena RTL. Pero su otro hermano, Ibrahim, compartía con Salah su tendencia yihadista. Murió al estallar los explosivos que llevaba adosados al cuerpo cuando se encontraba en el bulevar Voltaire, uno de los escenarios de los ataques de París, donde supuestamente abrió fuego contra las personas que había alrededor.

Junto con sus hermanos regentaba el bar Les Beguines, en Molenbeek, que había sido cerrado el 4 de noviembre de 2015 por tráfico de estupefacientes.

El siguiente rastro de Abdeslam se descubrió el 8 de diciembre en el distrito bruselense de Schaerbeek, donde la Policía ha encontrado en un apartamento rastros de explosivos y tres cinturones como los utilizados en los atentados de París, así como una huella dactilar de Salah.

Aquel hallazgo hizo pensar a las fuerzas belgas que Abdeslam nunca había abandonado Bélgica y ni siquiera Bruselas.

Salah, que llegó a trabajar para la empresa de transportes públicos de Bruselas, era conocido por el Órgano de Coordinación para el Análisis de la Amenaza (Ocam) de Bélgica y figuraba en una lista de 1.200 personas con vinculaciones con Siria, siendo considerado “en vía de radicalización”.

El hermano mayor, Mohamed, que también fue detenido en un primer momento por la Policía belga y después puesto en libertad, describe a Salah como una persona “muy inteligente” que, a su juicio, abandonó los planes en París del comando yihadista y decidió emprender la huida antes que inmolarse.

Nada hacía presagiar, según Mohamed, que Salah pudiera emprender esta deriva extremista, ya que lo había visto días antes del atentado de París y ninguna señal había hecho saltar las alarmas, “no hubo un adiós”. Sí describió un “cambio en el comportamiento” de su hermano seis meses antes, cuando “empezó a vivir de manera más sana, a rezar, a no beber alcohol, a ir a la mezquita de vez en cuando”, lo que en su opinión “no es directamente una señal de radicalización”, según relató a los medios belgas.

Tras los atentados de París, la familia de Salah colocó velas en la ventana de su domicilio en la plaza del Ayuntamiento de Molenbeek en señal de homenaje a las víctimas. - Efe/E.P.