madrid - Dos meses después de las elecciones generales y tras varias jornadas cruzándose reproches en tono bronco a través de los medios de comunicación, PSOE y Podemos se reunieron finalmente ayer para negociar la investidura del candidato socialista como presidente español. Ese hecho fue considerado un hito en sí mismo por ambas partes y por los otros dos partidos (IU y Compromís) que formaron parte de la mesa a cuatro que se reunió ayer en el Congreso para explorar un gobierno de izquierdas, aunque en el otro lado de la balanza lo cierto es que nadie pudo concretar ningún acuerdo tras cinco horas de encuentro. Solo alcanzaron a pactar un índice de temas. PSOE y Podemos tampoco se pusieron de acuerdo para aclarar si negociar un gobierno en coalición está o no en la agenda de las conversaciones. Podemos, que persigue ese desenlace, dijo que sí, y el socialismo lo negó. Eso sí, las partes implicadas prefirieron ver la botella medio llena, pusieron en valor que el formato de reuniones a cuatro tendrá continuidad y anunciaron que hoy mismo habrá una nueva reunión a la tarde, aunque el tiempo comienza a apremiar porque disponen de una semana para llegar a un acuerdo: la investidura arrancará el miércoles de la próxima semana, pero los partidos deben someter antes los acuerdos a referéndum entre su militancia, unas consultas que en el caso del socialismo tendrán lugar este fin de semana.

La buena noticia para Sánchez radica en que Podemos puso el acento en la agenda social y la política económica, hasta el punto de que Iñigo Errejón confesó en rueda de prensa que no se abordó el referéndum independentista para Catalunya porque no dio tiempo y no figura en los primeros puestos de cuestiones prioritarias en el guion negociador. La exigencia del referéndum es inasumible para el socialismo y ayer pudo respirar tranquilo, al menos hasta que llegue el momento de discutirlo en las reuniones. Sin embargo, lo cierto es que parece diluirse la intensidad con la que Podemos lo exige, ya que se abre a debatir otras propuestas. En cualquier caso, tampoco acordar la agenda social será coser y cantar. Podemos pretende acabar con los recortes y disparar el gasto social hasta 96.000 millones en 2019, una apuesta que supondría saltarse todas las exigencias europeas. Errejón notó que “falta valentía” en políticas económicas y avisó de que el acuerdo llevará tiempo. Además, ayer propuso una reforma fiscal para que España recaude más, es decir, subir los impuestos, un tabú para Ciudadanos. Es en ese punto donde aflora una duda clave: hasta qué punto será compatible el acuerdo de izquierdas con el que, por lo visto, el socialismo tiene prácticamente cerrado con Ciudadanos.

El socialismo mantiene su intención de ganar la investidura con apoyos a diestra y siniestra, con Ciudadanos y Podemos. No aclaró si persigue el apoyo del primero y la abstención del segundo. Parece que aspira a ser proclamado con el apoyo de Ciudadanos, PNV, IU, Compromís y Coalición Canaria, y con la abstención de Podemos. Así, tendría 143 votos a favor frente a los 142 en contra del PP, los nacionalistas catalanes y la izquierda abertzale. Ayer, mientras tenía lugar la reunión a cuatro, el socialismo se reunió en paralelo con Ciudadanos, y a nadie pareció molestarle. Tampoco a Podemos. El problema radica en que los partidos de izquierda pretenden que el acuerdo principal se suscriba con ellos y que el papel de Ciudadanos sea subsidiario y sea ese el partido que se abstenga. Podemos, de hecho, aspira a entrar a gobernar en coalición con Sánchez. Pablo Iglesias quiere ser su vicepresidente, y ha avisado de que no habrá acuerdo sin pactar esa intimidad en el gobierno. Si no hay coalición, votará en contra. Si vota en contra, Sánchez no tendrá apoyos suficientes. Los socialistas parecen fiarlo todo a que Podemos sienta vértigo a última hora y se decante por abstenerse para no evitar el desalojo de Rajoy. Si hubiera coalición, la duda radica en qué hará Ciudadanos. Cabe pensar que votaría en contra. Compromís parafraseó a Marchín para ilustrar la compleja suma que pide el PSOE. “Cómo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco”, dijo.

EL APOYO DE TODOS El socialista Antonio Hernando trató de echar por tierra el esquema de Podemos avisando de que las fuerzas que se reunieron ayer en la mesa a cuatro suman 161 escaños y no tienen la mayoría necesaria, “por eso apostamos por hablar con la izquierda y con la derecha”. Es decir, con Podemos y Ciudadanos, desde “la transversalidad”. Es más, lanzó un reproche a Podemos, con quien “no ha sido posible sentarse hasta ahora porque no han querido”. En distintos ámbitos interpretan que Podemos busca forzar unas elecciones. Ni Sánchez ni Iglesias estuvieron en la reunión, que congregó a 23 miembros de los equipos negociadores y se prolongó mucho más de lo esperado.

La reunión tuvo lugar a instancias de Alberto Garzón, de Izquierda Unida, y continuará hoy, aunque hubo cierto alboroto a cuenta de la hora de la convocatoria. Primero se anunció que tendría lugar a las 20.00 horas y, ante la contrariedad de los periodistas, se abrieron a adelantar la hora. En paralelo, habrá reuniones bilaterales de Podemos con el PSOE. Se pactó una agenda con cinco ejes según el socialismo, o seis según Podemos, que añade la formación de gobierno. Se hablará de política económica (el único punto que Podemos desarrolló con detalle para citar la derogación del artículo 135 de la Constitución, una reforma fiscal o corregir las dos últimas reformas laborales), política social, regeneración, reforma territorial y relación con Europa.

Podemos no puso objeciones a que el PSOE recabe otros apoyos, y no dio por sentado que un acuerdo con Ciudadanos vaya a provocar su rechazo. “Nuestro voto depende de nuestro carril de negociación”, dijo Errejón.

27 de febrero. El PSOE consultará con la militancia los pactos de investidura.

2 y 3 de marzo. Pedro Sánchez se someterá por primera vez a la sesión de investidura. Para ser proclamado presidente en la primera votación, deberá contar con mayoría absoluta (176 votos sobre 350). Si no lo consigue, deberá someterse a una segunda sesión el día 5, donde le bastará la mayoría simple (más votos a favor que en contra). Si tampoco lo logra, podrán convocarse más sesiones hasta que expire el plazo de dos meses para convocar elecciones.

3 de mayo. Se agota el plazo para intentar la investidura.

26 de junio. Ese día los ciudadanos volverían a las urnas si no prosperara ninguna candidatura.