BARCELONA - Antonio Baños faltó en la mañana de ayer a la cita pactada con una entrevista radiofónica y empezaron a desatarse todo tipo de rumores. La razón era más obvia: el líder de la CUP se pasó buena parte del día postrado en la cama y con fiebre. La primera sesión de investidura le pasó factura aunque por la tarde pudo asistir a la reunión de urgencia que en la Generalitat fraguaron representantes de su formación con Artur Mas para tratar de desencallar el enquistamiento de las negociaciones que impide la reelección del president en funciones, confiando desde Junts pel Sí en que en la votación de hoy se despejarían las incógnitas y se pusiera fin al desencuentro. Nada más consumarse la negativa inicial, en la noche del martes se sucedieron las conversaciones y en las últimas horas el ritmo ha sido frenético con el objetivo de que el soberanismo no autodestruya su proceso. Incluso la Asamblea Nacional Catalana se movió para convocar para el próximo domingo una movilización frente al Parlament donde se reclame la unidad de los 72 escaños rupturistas, a modo de demostración de fuerza de la sociedad civil para con la hoja de ruta independentista.

Pero el encuentro a contrarreloj acabó haciendo nuevamente aguas. Con la presencia, entre otros, de la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, y del diputado Benet Salillas, así como de los republicanos Junqueras y Marta Rovira, y al mismo tiempo que el Constitucional suspendía la moción secesionista, se debatió durante un par de horas sobre las vías del posible entendimiento. Baños ya deslizó en el frustrado primer debate la enigmática frase “vuelva usted el jueves”, que se interpretó como que no estaban cerradas todas las puertas al posible pacto pese a que la fuerza radical promovió la alternativa de Raül Romeva tras rechazar públicamente y sin cesar la designación de Mas. En este escenario, la oferta última del líder de CDC pasaba, y pasa, por estructurar el futuro Govern bajo la fórmula de una presidencia coral, algo parecido a lo que la CUP ya propuso pocos días después del 27-S, y que incluiría una reforma de la ley de la presidencia para vaciar de competencias la figura del president -hasta cierto punto porque algunas las blinda el Estatut, pero necesariamente, ya que en ella se contempla el nombramiento de solo un conseller primero o bien de un vicepresident-, mientras que por debajo suyo se organizarían tres grandes áreas: una vicepresidencia económica bajo la dirección Junqueras y dos macroconsellerias para asuntos sociales y relaciones internacionales u otros aspectos del procés, cuya batuta llevarían respectivamente Romeva y la vicepresidenta Neus Munté.

De esta manera, el Ejecutivo catalán sería más colegiado y el president tendría menos peso aunque igualmente el cargo principal recaería en poder de Mas. Tras abandonar el Palau de la Generalitat los tres parlamentarios de la CUP se escabulleron de la nube de periodistas sin querer pronunciarse ni confirmar si se había producido un acercamiento de posiciones, y es que su talante asambleario obligaba a trasladar la propuesta a sus compañeros de partido. Apenas dos horas después se filtraba el nuevo rechazo al planteamiento del president en funciones. Recalcan que Mas podría estar en el Gabinete pero no puede ser quien lo lidere ni con esta fórmula ni con ninguna otra. Antes, el presidente del grupo Junts pel Sí, Jordi Turull, advertía ya de que no se diluiría su papel para convertirle en “un presidente florero” porque su figura debe ser fuerte en el contexto político actual.

otras concesiones Otras fuentes cercanas a las negociaciones sostenían previamente que existía otra formulación distinta proclive también al consenso, asegurando que “se está cociendo un cambio sustancial” de la situación”, y que consistiría en que Mas haría concesiones incluso en los plazos de su mandato, que a priori hablaban de 18 meses hasta convocar nuevas elecciones. En círculos convergentes se especulaba con la opción de ofrecer a la CUP que el líder de CDC fuese máximo responsable del Ejecutivo por un tiempo limitado, incluso meses, periodo en el que impulsaría las primeras leyes derivadas de la declaración de ruptura -la referente al proceso constituyente, seguridad social y hacienda propia-, desobedeciendo la resolución del Alto Tribunal, lo que podría derivar en su inhabilitación. Los más pesimistas abogan por repetir comicios si la formación anticapitalista insiste en no dar su brazo a torcer cediendo hoy al menos dos de sus dos escaños, los que serían suficientes para investir a Mas con mayoría simple.

En un guiño en el pasado debate, retó a Baños a celebrar una reunión entre los 72 diputados soberanistas para acordar el nombre del jefe del Govern mediante el modelo asambleario que jalona la CUP. Pero, hoy, y salvo sorpresa, Mas continuará sin poder capitanear la embarcación.