JERUSALÉN. "Este informe es resultado de una investigación de un año en la que se han recopilado testimonios y comparado con todo tipo de evidencias, incluidas imágenes de satélite, fotos, vídeos, tomados en el momento y el lugar y que nos ha permitido identificar ataques individuales israelíes y analizar lo que ocurrió", explicó a Efe Deborah Hyams, investigadora para Israel y los territorios palestinos en el Secretariado Internacional de AI.
El análisis ha posibilitado a la ONG presentar lo que considera "las evidencias más fuertes hasta el momento de que las fuerzas israelíes cometieron crímenes de guerra y posibles crímenes contra la humanidad entre el 1 y el 4 de agosto de 2014 en Rafah", en el sur de la Franja.
Según Hyams, tras conocerse la captura del soldado israelí Hadar Goldin "las fuerzas israelíes lanzaron ataques desproporcionados e indiscriminados en el este de Rafah, al principio atacando lugares donde el soldado podía haber sido llevado o accesos a los túneles. Pero, unas dos horas después, iniciaron una destrucción masiva, atacaron ambulancias y objetivos muy cerca del hospital principal y atacaron a civiles que estaban en las calles huyendo".
Amnistía estima que las investigaciones que realiza el Ejército israelí sobre sus operaciones no cumplen las exigencias internacionales de "independencia, imparcialidad, efectividad en localizar a los culpables, amplitud, prontitud y transparencia" y exige una investigación criminal internacional.
"La ferocidad de los ataques (...) sugieren que pudieron estar motivados en parte por un deseo de castigar a la población de Rafah", dice el informe, titulado "Viernes negro: Carnicería en Rafah durante el conflicto Israel/Gaza de 2014" y elaborado junto con el proyecto "Arquitectura Forense", de la Universidad de Londres, que asegura que las pruebas indican que el Ejército israelí actuó "motivado por la venganza".
Para el estudio, se han empleado avanzadas técnicas digitales y de imagen para reconstruir escenarios de conflicto, luego analizados por expertos militares y jurídicos.
"Hay sólidas pruebas de que las fuerzas israelíes cometieron crímenes de guerra en su implacable y masivo bombardeo de áreas civiles con el fin de frustrar la captura del teniente Goldin, mostrando una estremecedora indiferencia por la vida de civiles", afirmó hoy Philip Luther, director del Programa para Oriente Medio y África en AI.
Según la ONG, los ataques se enmarcaron dentro del llamado "Protocolo Aníbal", para impedir "a cualquier precio" que un soldado caiga en manos enemigas.
Goldin se encontraba con su patrulla en el sur de la Franja cuando fue capturado por un comando de Hamás que salió de un túnel, en medio de un tiroteo en el que murió otro militar israelí.
Sus restos siguen en poder del movimiento islamista palestino. Un oficial israelí que persiguió al comando por el corredor subterráneo pudo obtener pruebas fehacientes de que no estaba con vida.
Israel ha reaccionado al informe con el argumento de que "está lleno de puntos débiles en su metodología y en los hechos, en su análisis legal y en sus conclusiones", señaló hoy un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
"Cuando se lee el informe, la impresión que da es que el Ejército israelí estaba luchando contra sí mismo, ya que no hay casi mención de las acciones militares de Hamás y de otras organizaciones terroristas palestinas. (...) En ningún sitio describe Amnistía la cruel estrategia de estas organizaciones terroristas de llevar a cabo sus operaciones militares desde entornos civiles y de disparar al Ejército y a la población civil israelí desde entornos civiles", añadió.
Exteriores también consideró que AI "construye una falsa narrativa al reclamar que los cuatro días de operaciones militares fueron una respuesta directa a la muerte y secuestro de un soldado israelí olvidando que había un conflicto activo durante el cual el Ejército actuaba para detener el lanzamiento de cohetes y neutralizar túneles de asalto transfronterizos".
También denunció Israel que la metodología aplicada por AI no tiene en consideración que los testimonios recopilados puedan estar sujetos a la "coerción" de Hamás o "falta de objetividad" y subrayó que "una vez más Amnistía ha demostrado su obsesión hacia Israel".