bilbao - El fallecimiento de Irati G. G. de dos años -después de visitar tres veces las Urgencias del Hospital de Basurto-, conmocionó ayer a la sociedad vizcaína y especialmente a Galdakao, la localidad de residencia de la pequeña. Los padres del colegio público Gandasegi, donde acudía, se reunieron ayer mismo con dos técnicos de Osakidetza que intentaron calmar la situación por el caos imperante en el centro escolar ante el temor de contagio al barajar la posibilidad de que la causa de la muerte haya sido una infección por meningitis B. Sin embargo, el departamento de Salud confirmó ayer que no tiene evidencia de que la causa haya sido esa aunque entiende que “los padres, que han agradecido la información proporcionada, estén muy nerviosos”.

A pesar de que la pequeña, -fallecida el día nueve de abril y cuyo funeral se celebra esta misma tarde-, fue vista primero por el pediatra en su centro de salud y luego tres veces en las Urgencias de Basurto en el plazo de cuatro días, el servicio vasco de Salud reitera que “no ha existido mala práctica médica” y asegura que “están pendientes de la investigación judicial en curso tras la demanda interpuesta por los padres”.

Desde las trincheras de las Urgencias Pediátricas, Javier Benito, jefe de urgencias en el hospital de Cruces, asegura a este periódico que lo sucedido con Irati “es una tragedia enorme para la familia que no entiende cómo habiendo llevado a la niña a consulta en varias ocasiones, no hemos sido capaces de prever lo que iba a pasar”. “A día de hoy es difícil de tolerar que un niño se muera de una enfermedad infecciosa, prevenible y curable”, manifiesta.

“Estos casos suceden a veces y aunque utilices todas las técnicas de diagnóstico a tu disposición, muchas veces no eres capaz de llegar a un diagnóstico correcto porque los test no detectan el problema ya que los síntomas del niño no son alarmantes”, afirmó ayer Benito. “La mayoría de las veces diagnosticas con suficiente tiempo para poder tratar y curar a los niños. Cuando ocurre una fatalidad de este tipo es una tragedia para la familia y el pediatra es algo que nunca olvida. Pero desgraciadamente sucede aquí y en cualquier lugar del mundo”, subraya.

Este especialista explica que en las urgencias pediátricas manejan un indicador de calidad que revela el porcentaje de niños con enfermedades graves que se escapan en una primera visita. “Trabajamos para que la cifra sea cero, pero a día de hoy en un 6% de las ocasiones no se diagnostican las enfermedades graves en la primera visita”, aclara. “Detectar a la primera los casos graves es la gran preocupación en la Pediatría de Urgencias. Sin embargo, hemos mejorado. Hace años pasaba más porque disponíamos de protocolos menos fiables y de menos pruebas para poder diagnosticar. Actualmente todo está muy protocolarizado. Pero en la primera visita se nos siguen escapando patologías graves aunque cuando hablamos de la sepsis por meningococo es un porcentaje muy pequeño”.

Si se confirma que la causa de este fallecimiento ha sido la meningitis B, -tesis que Osakidetza no ratifica-, Javier Benito asegura que es una patología difícil de detectar. “El problema es que el primer síntoma es la fiebre y eso es indistinguible de lo que es una gripe o cualquier otra dolencia típica infantil porque no hay otros signos. Cuando van pasando las horas, aparecen otros síntomas que te ponen sobre la pista. A veces aparece un dolor de cabeza muy fuerte, unas manchas en la piel... Cuando ya ves esas cosas, es más fácil el diagnóstico pero ya hemos perdido mucho tiempo en el tratamiento”. El pediatra reitera que el caso de Irati ha sido “una terrible tragedia y no hay nada que a la familia le pueda consolar. Mis compañeros del hospital de Basurto estarán devastados y eso que tienen una formación estupenda porque son especialistas en estas urgencias”. En el mismo sentido abunda Osakidetza, al tranquilizar a la población asegurando que “la pediatría en Euskadi es buena”.

muerte en pocas horas La meningitis bacteriana, que afortunadamente es la menos frecuente, es una enfermedad grave y potencialmente mortal. Sobre todo cuando se asocia a infección también de la sangre, es decir, cuando además de meningitis hay también sepsis. “Cuando se trata del meningococo, el germen que con mayor frecuencia produce la sepsis en niños por encima de los tres meses de edad, puede causar la muerte en muy pocas horas”, explica el doctor Benito. De hecho, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ya pidió en setiembre la inclusión en el calendario vacunal de esta inmunización. “Desde el momento en que hay una vacuna que es eficaz y segura y que protege de una enfermedad potencialmente mortal hay que incluirla”, sentencia Javier Benito. Actualmente en el calendario vacunal está incluida una contra el meningococo C. “Pero el meningococo B es el que con más frecuencia vemos. Pero la vacuna está disponible desde hace muy poco tiempo y todavía está en fase de reflexión por parte de las autoridades sanitarias”.

Este fallecimiento trae a la memoria colectiva la muerte de Anne Ganuza, la niña de Trebiñu fallecida el 17 de marzo del pasado año en Gasteiz por una infección derivada de una varicela y que también había acudido previamente a urgencias a Txagorritxu. Este caso puso también sobre la mesa de necesidad de incluir en el calendario vacunal de los más pequeños la de la varicela. “También es una vacuna eficaz y segura para una enfermedad que normalmente es benigna pero en ocasiones produce enfermedades graves y en ocasiones mortales”, indica Benito.

Sobre el precio de la vacuna de la meningitis B -el precio de venta del laboratorio a los hospitales es de 74 euros-, Benito cree que es costosa porque “el proceso de elaboración de ingeniería genética ha sido muy complejo. Pero no es cara porque estamos hablando de que previene enfermedades mortales en niños con expectativas de muchos años de vida. Y aquí el precio no debe ser nunca un problema”, sentencia.