GASTEIZ - El lehendakari Ibarretxe abandonó la política en 2009, tras ser desalojado del Gobierno Vasco por el pacto PSE-PP a pesar de que la lista del PNV fuera la más votada, pero desde su nueva atalaya como profesor universitario sigue analizando las claves del progreso de Euskadi y continúa defendiendo el derecho a decidir. Ayer lo volvió a hacer en su regreso al Parlamento Vasco, donde fue llamado a ofrecer su opinión como experto en la ponencia que trabaja en un nuevo estatus para ensanchar el autogobierno de Euskadi. Ibarretxe insistió en consultar a la ciudadanía y avisó de que, si se obstaculiza el derecho a decidir, entonces llegarán las declaraciones unilaterales de independencia porque las naciones que ansían ser reconocidas no tendrán otra salida. El jeltzale llegó a vaticinar que Euskadi y Catalunya serán independientes en 2030.

Ibarretxe atesora una década de experiencia como lehendakari, de 1999 a 2009, y precisamente durante su mandato el Parlamento Vasco intentó alumbrar un nuevo estatus y se topó con el portazo de Madrid. Su propuesta de Nuevo Estatuto fue avalada por la Cámara de Gasteiz el 30 de diciembre de 2004, y fue rechazada en el Congreso español sin siquiera entrar a debatirla. También propuso una consulta para preguntar a los vascos si eran partidarios del fin dialogado de la violencia en el caso de que ETA anunciara el cese inequívoco de sus acciones, y si verían con buenos ojos que los partidos dialogaran sobre el derecho a decidir y que el pacto resultante fuera sometido a referéndum. El Tribunal Constitucional vetó las dos preguntas. Catalunya ha pasado por el mismo trago, aunque terminó realizando su consulta independentista con voluntarios. Aun así, sigue persiguiendo un referéndum oficial y, ante la negativa del Gobierno español de Mariano Rajoy, ha convocado elecciones el 27 de septiembre para elaborar una Constitución catalana y avanzar hacia la secesión. Catalunya ha optado por esa vía al ver cegadas todas las demás opciones: la consulta, el pacto fiscal y la renovación del Estatut.

En ese contexto, Ibarretxe pidió negociar el ejercicio del derecho a decidir de Catalunya y de Euskadi porque, de lo contrario, “habrá declaraciones unilaterales de independencia en ambos casos”. Es más, auguró que Euskadi y Catalunya alcanzarán la independencia en 2030, al igual que Quebec y Escocia, y que ese año “serán nuevos países en el seno de las Naciones Unidas”. El jeltzale lamentó la cerrazón de Madrid y contrapuso su actitud al acuerdo entre Reino Unido y Escocia que permitió celebrar una consulta independentista el pasado año, un plebiscito que se saldó con un rechazo a la secesión. “No se puede estar negando la democracia siempre. Esa actitud no jugará a favor del Gobierno de España, sino en contra”, zanjó. Frente a quienes aseguran que la comunidad internacional jamás aceptaría la independencia unilateral de Catalunya, echó mano del ejemplo de Kosovo, una zona muy convulsa que sufrió represión étnica y tuvo que ser administrada por la ONU. El territorio se desgajó de Serbia declarando su independencia en 2008. La Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas concluyó que su proceder no contravenía las normas porque, al no contemplar el Derecho internacional una prohibición expresa sobre las declaraciones de independencia, no podría considerarse que la resolución viola ese Derecho internacional. Más de cien países de la ONU y 22 de los 27 países de la Unión Europea reconocen su independencia. Según dijo Ibarretxe, la Corte Internacional argumentó que la escisión “estaba planteada desde instituciones democráticas, se hizo sin violencia y había estado precedida de numerosos intentos de pactar con la otra parte”.

Ibarretxe aseguró ayer que “no se puede negar lo evidente” porque el derecho a decidir “no es una falacia, sino un derecho democrático; no está mermando, sino que está creciendo en el mundo”. Para el lehendakari ohia, debe consultarse a la sociedad vasca para que, “con total tranquilidad, se pronuncie”. Argumentó que en los próximos meses se van a suceder distintos procesos electorales y que para esa consulta “solo falta colocar otra urna para preguntar a la sociedad vasca si quiere un nuevo estatus o si está satisfecha con el actual”. A su juicio, el proyecto de Nuevo Estatuto quizás “fue la última oportunidad de defender un proyecto multinacional en el Estado español”, y dijo que no es de los que piensan que las consultas democráticas “se deben hacer para ganar”. En general, también consideró que se debe consultar “con una pregunta clara”, y confesó que le gustaría que en esta legislatura “fuéramos capaces de ir más allá” que durante su mandato.

los pasos del estatus La Ponencia de Autogobierno afronta ya el último tramo de comparecencias de expertos y, una vez escuchadas sus opiniones y superada esta primera fase de diagnóstico de situación, los partidos comenzarán a articular el nuevo estatus tras las elecciones municipales y forales del 24 de mayo. El PNV se propone alumbrar un texto que recabe el apoyo de abertzales y no abertzales, que sea respetado por Madrid, y que sea sometido a referéndum entre la ciudadanía vasca. Ibarretxe no es el primer lehendakari que ofrece su visión en la ponencia. Por ella ya han pasado José Antonio Ardanza y Patxi López, al entender los partidos que, desde su experiencia al frente del Gobierno Vasco, conocen de primera mano las fortalezas y debilidades del actual nivel de autogobierno consagrado en el Estatuto de Gernika, y también conocen los efectos de la acción del Gobierno español y sus intromisiones en las competencias vascas. El único lehendakari que no ha comparecido es Carlos Garaikoetxea, de EA, porque ya tomó parte en la Comisión de Autogobierno de la década pasada.

En concreto, el PNV plantea una relación de igual a igual con el Estado para que no pueda entrometerse en las competencias vascas ni aprobar recortes en materias gestionadas por Euskadi, como ha sucedido con el copago farmacéutico. También propone el derecho a decidir. En cualquier caso, diferencia los caminos de Euskadi y Catalunya, que plantea el derecho a decidir para dirimir ya sobre la independencia y no sobre estadios intermedios. El Parlamento Vasco trabaja en un nuevo estatus de autogobierno y, mientras Catalunya puede presumir de contar con una sociedad que no necesita de reconciliación y donde la reivindicación de la independencia es más transversal, el PNV insiste en que Euskadi debe cicatrizar las heridas de cincuenta años de violencia.