Se cumplen hoy tres años de la fatídica noche en la que el joven Iñigo Cabacas resultó gravemente herido por el impacto de una pelota de goma lanzada por la Ertzaintza -y a resultas del cual falleció cuatro días después- en el transcurso de unos incidentes que tuvieron lugar en el callejón de la calle María Díaz de Haro de Bilbao después de que centenares de personas se concentrasen en la zona para celebrar la victoria del Athletic frente al Shalke 04.
Treinta y seis meses después de aquellos hechos, el sumario del caso acumula cerca de tres mil folios tras haberse recogido decenas de testimonios, realizado pruebas periciales, analizado numerosos indicios y practicado una reconstrucción de los hechos. Sin embargo, muy poco se ha avanzado para determinar quién, cómo y en qué momento se disparó la pelota que acabó con la vida de Cabacas. Lo que a la luz del sumario y más allá de interpretaciones sí se puede determinar es qué pasó en aquellos momentos trascendentales. Es decir, un relato de los hechos según las pruebas hoy existentes.
Una cuestión clave, sobre todo tras la polémica mediática suscitada, es que según las grabaciones que constan como prueba en el sumario, el jefe de operaciones Ugarteko pronunció la ya famosa frase “entren con todo lo que tenemos” cinco segundos antes de que se registrase una llamada al 112 pidiendo una ambulancia para Cabacas, por lo que, según determina la juez, esa orden no tuvo incidencia alguna en la muerte del joven, ya que para cuando se dio, Iñigo ya había recibido el pelotazo y estaba tendido en el suelo, herido.
Este es el relato cronológico de los hechos.
“Batalla campal en el Kirruli”
Poco antes de las once y media de la noche del día 5 de abril de 2012, varias llamadas al 112-SOS Deiak -al menos cinco- alertan de importantes incidentes en la plazoleta de María Díaz de Haro y de la existencia de heridos, uno de ellos de relevancia. Unos hablan de pelea y otros de agresión por parte de un grupo. Una de esas llamadas afirma textualmente que hay “una batalla campal en el Kirruli”, nombre de la herriko taberna de la zona. Otra persona dice que a alguien le han pisoteado la cabeza. Alguien habla de “encapuchados”. Se pide una ambulancia para un herido. Se da aviso a la Ertzaintza y a los servicios sanitarios.
“Quince o veinte cabezas rapadas; gente sangrando”
Entretanto, desde la Ertzaintza se realiza una llamada a una de las personas que dio aviso, para confirmar detalles. Este testigo dice que “ha sido todo muy rápido” y que los agresores han salido por la parte trasera del callejón de Licenciado Poza. Habla de “quince o veinte personas, vestidos de negro, cabezas rapadas, de color...” y asegura que “había gente sangrando”, al menos dos personas, pero que se han marchado.
Mientras tanto, el herido, pese a su estado, abandona el lugar por su propio pie. Finalmente, y tras una nueva llamada a SOS Deiak, es trasladado al Hospital de Basurto por parte de una patrulla de la Policía Municipal. A raíz de la agresión, y durante más de un año, el hombre necesitó varias intervenciones quirúrgicas por las secuelas de las lesiones sufridas en la cara y la rotura de la mandíbula.
“Aquí no se ve ninguna pelea”
Se acercan al lugar las primeras patrullas -la 1 y la 6- y después una ambulancia. Un ertzaina desplazado afirma por radio que “está la plazoleta llena de gente, pero llena, y aquí no se ve ninguna pelea”. El conductor de la ambulancia afirma que sobre las 23.30 horas recibieron un aviso para que se dirigiesen al callejón y al llegar “se amontonaba una gran cantidad de gente que lanzaba objetos” a los policías, por lo que no pudo estacionar el vehículo. El jefe de operaciones -Ugarteko, que está en la comisaría central de Deusto- manda entrar en la herriko y cortar los incidentes. “Manténganse allí para que no haya más incidentes”, dice. La Ertzaintza detiene a una persona por lanzamiento de objetos.
Aparecen las furgonetas se seguridad ciudadana números 12, 13 y 14.
“Están arrojando objetos contundentes; haría falta una furgoneta que limpiase la zona”
El responsable de una de las furgonetas de la Ertzaintza avisa por radio a Ugarteko de que les están arrojando “objetos contundentes” desde “la zona de la herriko” y que los agentes están “protegidos en las furgonetas”. Dice que “haría falta alguna furgoneta que entrase dentro de la zona de la herriko y limpiase la zona”.
“Entre usted; salgan y despliéguense en la herriko”
Ugarteko responde al jefe de esta furgoneta que sean los agentes a su cargo los que entren en la zona. “Salgan de las furgonetas y despliéguense en la herriko”.
“Ahora mismo no hay ningún altercado”
Pocos minutos después, el responsable de la lechera repite que “la situación está controlada” y que “ahora mismo no hay ningún altercado”.
“Entren al callejón con todo lo que tenemos”
Es entonces cuando Ugarteko da la orden: “A ver, le repito las órdenes para que queden bien claras. Se lo acabo de comunicar al suboficial de grupo que está trabajando. Entran al callejón con todo lo que tenemos, entran a la herriko, controlan la situación y los que haya que puedan ser posibles agresores se les controla o se les echa y se toma toda la posición. Y entonces estará la situación controlada”.
Llamada al 112: “Le han dado un pelotazo en la cabeza a una persona”
Cinco segundos después de esta orden, se produce la primera llamada a SOS Deiak pidiendo una ambulancia para atender a una persona herida por un pelotazo en la cabeza.
La frase de Ugarteko, que ha dado origen a una intensa polémica, sirvió a la acusación particular del caso llevada por la familia Cabacas y representada por la abogada Jone Goirizelaia para pedir la imputación de este suboficial de la Ertzaintza. Sin embargo, la juez deniega la imputación al entender que en los cinco segundos que transcurren entre esas “expresiones” y la petición de una ambulancia para Cabacas no hay margen de tiempo para recibir la orden, transmitirla a los agentes, cargar, disparar, que el joven recibiese el golpe, el testigo lo percibiera, cogiese el teléfono e hiciese la llamada. La juez, mediante un auto dictado el 28 de abril de 2014, constata, así, respecto a Ugarteko, “la evidencia de que no dio la orden concreta de disparar que produjo el fatal desenlace”.
“Estamos entrando” (se escuchan varias detonaciones)
Segundos después, según el registro de las grabaciones de radio, el responsable de la furgoneta confirma, entre sonidos de detonaciones, que la Ertzaintza está entrando en el callejón de María Díaz de Haro.23:42:21
“Tenemos controlada la zona, más o menos. Que venga una ambulancia”
Poco más de un minuto después, otro jefe de furgoneta asegura: “Tenemos controlada la zona, más o menos... Que venga una ambulancia, que no tiene ningún problema”. Dice que el herido “es un ciudadano”. “No sé si un pelotazo o se ha desmayado, no sé”. A lo que Ugarteko responde: “Vale, vale, se habrá desmayado”.
“Situación controlada. Mande un ‘alfa’, ha debido recibir algún pelotazo”
Inmediatamente después, otro suboficial confirma que la situación está “controlada” y pide “un alfa” -ambulancia- para atender a alguien que “ha debido recibir algún pelotazo”.
La ambulancia traslada a Iñigo Cabacas al Hospital de Basurto
Al filo de la medianoche, una ambulancia traslada a Iñigo Cabacas, inconsciente y con una grave herida en la cabeza, al Hospital de Basurto, donde queda ingresado.
Iñigo Cabacas muere
Cuatro días después de los incidentes, el joven seguidor del Athletic muere a causa de la herida en la cabeza. El informe forense tras la autopsia practicada, y cuyos resultados se conocen al día siguiente, confirma que la causa del fallecimiento fue el impacto de una pelota de goma. Desde entonces, la Er-tzaintza no ha disparado más pelotas de estas características -que están reservadas, en todo caso y solo para circunstancias especiales, para la Brigada Móvil, conocida como beltzas- y ha cambiado el material de los proyectiles antidisturbios, menos lesivos.