Madrid - Cuando el Gobierno español atisbó en el horizonte las primeras señales de recuperación económica, se aferró a esos datos, los convirtió en el eje central de su discurso y comenzó a fiar su victoria en las elecciones generales previstas para finales de este año a esa mejoría. Renunció a abordar otros debates que eclipsaran ese mensaje y que, además, pudieran desgastarlo, como una reforma constitucional para mejorar el encaje de Catalunya en España, un nuevo pacto sobre financiación autonómica y sobre el Cupo vasco que defina el dinero que deben aportar las comunidades al Estado y el cierre de la violencia de ETA. Mariano Rajoy volverá a relegar esas cuestiones hoy mismo en la primera sesión del debate de política general que acogerá el Congreso entre hoy y mañana, sesión conocida como Debate del Estado de la Nación. El presidente se ceñirá al guion económico en el último gran debate antes de las elecciones generales, e incluso se prevé que saque de la chistera un buen puñado de anuncios impactantes y medidas sociales de apoyo a las familias. Se espera un discurso en clave triunfalista y que queme todos sus cartuchos ante un año electoral, con los comicios andaluces de marzo, las municipales y forales de mayo -y autonómicas en comunidades como Nafarroa-, las catalanas de septiembre y las generales de finales de año.
El portavoz del Comité de Campaña del PP, Pablo Casado, no tuvo reparos en admitir ayer que las iniciativas que planteará Rajoy serán “el punto de partida” para un año electoral en el que los ciudadanos tendrán que votar esas propuestas. En un acto en Sevilla, la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, por su parte, anticipó de alguna manera la estrategia de su Gobierno. “Hace tres años, en España se destruían al día 1.500 puestos de trabajo. Hoy, 1.200 personas encuentran al día un puesto de trabajo. Hace tres años, eran muchas las necesidades de Andalucía y de España. Hoy, podemos decir que el consumo crece y las familias empiezan a respirar, que se reciben inversiones de dentro y de fuera, que se piden hipotecas, se compran viviendas, se adquieren automóviles... Que la rueda de la economía, que no es otra que la del Estado de Bienestar, empieza a moverse en España”, proclamó.
El Gobierno español tiene la tranquilidad que le proporciona contar con la mayoría absoluta necesaria para activar los programas que desee hasta las elecciones. Y sigue amarrando la primera posición en las encuestas, a pesar de los ajustes y de los presuntos casos de corrupción que lo salpican, al tiempo que ha tenido la fortuna de que la vista oral por el caso Gürtel se ha retrasado hasta después de las generales. Pero en determinados ámbitos se ha matizado que buena parte de su situación se debe a que el PSOE no logra recuperarse, y avisan de que Podemos ya está sacudiendo las encuestas y pugnando incluso por el primer puesto. Hoy, de hecho, Rajoy se enfrentará a una izquierda debilitada en el Congreso, con la ventaja adicional de que Podemos aún no ocupa ningún escaño y tampoco Ciudadanos, una formación que comienza a preocuparle incluso más que Pablo Iglesias porque pelea por el electorado de centro. El de hoy será el primer debate de política general del líder del PSOE, Pedro Sánchez, que no se estrena en su mejor momento. El último sondeo del CIS, publicado en febrero, refleja cómo Podemos adelanta al socialismo y se convierte en segunda fuerza, todo ello mientras Sánchez se enfrenta a los insistentes rumores que apuntan a que el partido tratará de relevarlo si las municipales de mayo se saldan con un nuevo batacazo. Algunos sectores ven como la gran esperanza blanca del partido a la presidenta andaluza, Susana Díaz, con la que precisamente ha perdido sintonía. En las últimas jornadas ha abierto un nuevo frente vetando a Tomás Gómez como candidato a la presidencia de Madrid por las informaciones que apuntaban a ciertas irregularidades en el tranvía de Parla aunque no haya sido imputado aún y ese matiz haya soliviantado a sus partidarios. Lo sustituirá el exministro Ángel Gabilondo.
crisis en la izquierda El portavoz de la formación en el Congreso, Antonio Hernando, por el contrario, opinó ayer que Sánchez llega al debate en un “momento excelente”, y habiendo encontrado una solución “muy beneficiosa” a la situación del PSOE madrileño. Adelantó que incidirá en “una economía más justa” en favor del empleo y las clases medias, y en una “política limpia de corrupción”. Hernando pidió a Rajoy que no haga nuevas promesas porque “no serán creíbles después de tantas mentiras”.
En Izquierda Plural habrá otro estreno. Alberto Garzón, candidato a las próximas elecciones generales, tomará la palabra en el debate en un momento delicado para IU. El partido está roto en Madrid por las discrepancias sobre la conveniencia o no de confluir con Podemos, y por el caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid. Tampoco UPyD, que en tiempos no muy lejanos preocupaba a Rajoy por su mensaje duro en materia de paz y ante Catalunya, pasa por su mejor momento. Rosa Díez ha pasado a ser cuestionada internamente por negarse a confluir con Ciudadanos.
A pesar de la debilidad interna en la que Rajoy ve a sus principales rivales en el debate, esa fortaleza del PP podría ser un espejismo ante la irrupción que vaticinan los sondeos a siglas ahora extraparlamentarias, como Podemos. Además, en Moncloa ha comenzado a preocupar Ciudadanos. La formación de Albert Rivera, que podría postularse para las generales tras haber aupado al partido al tercer puesto en los sondeos catalanes, pelea por el centro político y podría restar apoyos al PP. Ese dato marca la diferencia con Podemos, percibido como un fenómeno que afectaría en mayor medida al PSOE. Portavoces de Ciutadans esperaban ayer que el debate sea el último del “bipartidismo”, mientras Pablo Iglesias dará la réplica a Rajoy mañana en un mitin en el Círculo de Bellas Artes que se prevé que levante tanta o mayor expectación que la intervención del presidente español.
euskadi No se espera que Rajoy entre a fondo en el autogobierno. CiU y ERC serán los encargados de poner sobre la mesa la encrucijada catalana. Desde CiU tomará la palabra Josep Antoni Duran i Lleida, quien pese a oponerse a la independencia será muy crítico con Rajoy por no ofrecer alternativas. PNV y Amaiur, por su parte, introducirán a Euskadi en el debate, ya sea por el autogobierno o por la paz. Tampoco en ese ámbito se esperan concesiones. El presidente español cree que no tiene ningún problema con Euskadi, que sus ánimos no están tan encendidos como en Catalunya y que, en cualquier caso, ya ha tenido un gesto prometiendo que el tren de alta velocidad llegará en 2019. Los jeltzales tienen frescas en la memoria otras promesas incumplidas y estarán vigilantes. El anuncio del TAV no es suficiente para ellos, y recuerdan que no se ha avanzado un ápice en el Cupo y en las competencias pendientes de transferir a suelo vasco. Las propuestas de resolución del PNV se referirán a las competencias pendientes y al calendario del TAV, entre otras.
Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, denunciará la falta de respuesta a los planteamientos del lehendakari, las invasiones competenciales y la ausencia de gestiones para asentar la paz. También censurará los recortes, y se teme que Rajoy opte por un discurso “triunfalista” tras una legislatura perdida y de “inmovilismo” en materia de paz, terreno en el que también incidirá Amaiur.
Rajoy no se moverá hasta la disolución de ETA, y ha llegado al extremo de desoír pronunciamientos europeos en materia penitenciaria, como la decisión marco de 2008 que apuesta por descontar a los presos la pena cumplida en otros países de la Unión Europea, principalmente Francia. Impulsado por la ola de dureza contra el terrorismo tras los atentados yihadistas en suelo francés, o bien para recuperar a su electorado más conservador, lo que todos esperan es que el PP opte incluso por ser más inflexible. Ha abogado por instaurar la prisión permanente revisable, en la que muchos ven una cadena perpetua encubierta; y ayer avisó a ETA de que su paciencia está al límite y de que puede desarmarla “por las malas”.