MÉXICO. La movilización más numerosa se celebró en la capital mexicana, donde se reunieron tres contingentes que habían salido desde el Ángel de la Independencia, la Plaza de las Tres Culturas y el Monumento a la Revolución, en el acto más multitudinario desde que comenzaron las manifestaciones por este caso.
En esos tres puntos se recibieron a las tres caravanas formadas por familiares y estudiantes desaparecidos, de la Escuela Normal (de magisterio) Rural de Ayotzinapa (Guerrero), que llegaron a Ciudad de México tras una semana de marcha.
Los tres grupos se dirigieron luego al Zócalo (plaza principal del país) para celebrar el mitin central de la jornada.
El pasado 26 de septiembre, un grupo de estudiantes de Ayotzinapa fueron atacados en Iguala por policías corruptos, que detuvieron a 43 de ellos y los entregaron al cártel de los Guerreros Unidos. Desde entonces siguen en paradero desconocido.
Esa noche murieron también seis personas, tres de ellas estudiantes con cuyos nombres se han bautizado las tres caravanas de los familiares, que se resisten a aceptar que los restos aparecidos en un basurero de Cocula, municipio vecino de Iguala, sean las de sus hijos, como han declarado los presuntos autores materiales, ya detenidos.
El día en que México celebraba el 104 aniversario de la Revolución Mexicana, este jueves, muchos cambiaron la bandera nacional por otra con las rayas teñidas de negro y salieron a la calle en numerosas ciudades al grito de "Ayotzinapa vive, la lucha sigue".
La exigencia unánime de la jornada era la paz y, aunque los comercios del centro de la capital mexicana se habían preparado ante cualquier acción violenta, la marcha transcurrió en calma.
Los manifestantes quemaron un muñeco gigante que emulaba al presidente Enrique Peña Nieto y otros realizaron pintadas en edificios, pero todo parecía indicar que el día iba a concluir en calma.
Sin embargo sobre las 21.10 horas locales (03.10 GMT del viernes), después de que se retirarán del Zócalo la mayoría de manifestantes, entre ellos familiares de las víctimas, unos encapuchados se enfrentaron con la policía.
Parapetados con escudos, los agentes antidisturbios trataron de evitar el avance de los manifestantes hacia el Palacio Nacional y luego cargaron y lanzaron gases lacrimógenos contra decenas de radicales que lanzaron objetos e intentaron golpearlos con palos.
Durante más de media hora, se sucedieron los intentos de los encapuchados de agredir a la policía, varios de ellos con aerosoles y encendedores con los que lanzaron llamaradas contra los agentes y quemaron algunas telas.
En respuesta, las fuerzas antidisturbios usaron extintores y finalmente se abalanzaron con sus escudos y porras contra la multitud, a la que hicieron recular a los extremos de la plaza hasta expulsarlos de ese espacio, sin que por ahora las autoridades hayan dado cifras de lesionados y detenidos.
Por la mañana se había producido otro incidente aislado en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde dos policías resultaron heridos y 15 jóvenes fueron aprehendidos, a raíz del intento de unos encapuchados de acceder a la terminal aérea.
Con las calles del país llenándose de manifestantes, el presidente Enrique Peña Nieto mantuvo su agenda oficial y celebró dos ceremonias de condecoración a militares, aunque el Gobierno se vio obligado a suspender el tradicional desfile que iba a producirse en el Zócalo por el aniversario de la Revolución.
Peña Nieto afirmó que su Gobierno "no cejará" los esfuerzos para que impere el Estado de derecho y la justicia, y condenó la violencia "cualquiera que sea su origen".
"Los mexicanos decimos no a la violencia" y "rechazamos categóricamente cualquier intento por provocarla o alentarla", añadió el jefe del Ejecutivo.
México "está dolido, pero el único camino para aliviar este dolor es el de la paz y la justicia", apuntó tras destacar que el país quiere "que se aplique la ley, que prevalezca el orden" y que todos los ciudadanos avancen "juntos". Fuera del país, se celebraron actos de solidaridad con los estudiantes desaparecidos en ciudades como Santo Domingo, Sao Paulo (Brasil), Santiago de Chile, Lima o San Salvador.