Ginebra/ankara - La ONU pidió ayer públicamente a Turquía que permita la entrada de combatientes kurdos y de su armamento a Siria para que defiendan la ciudad de Kobani, que está a punto de caer en poder del grupo yihadista Estado Islámico (EI). El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan di Mistura instó al Gobierno turco a apoyar las acciones disuasorias de la coalición desde su propio territorio. “Si no actuamos ahora, todos, incluyendo Turquía, lamentaremos mucho haber perdido la oportunidad de detener al EI y enviar una señal de que esto no puede continuar”.

El enviado especial sostuvo que la inminente caída de Kobani, un enclave kurdo en Siria a menos de un kilómetro de la frontera con Turquía, puede ser la antesala de la masacre de miles de civiles y poner 400 kilómetros de la frontera turca bajo el control del sanguinario grupo. Entre 500 y 700 personas que permanecen en Kobani, la mayoría de ellos civiles y ancianos, además de otros 12.000 que abandonaron la ciudad con dirección a Turquía, pero que todavía se encuentran en territorio sirio; pueden ser masacrados por los insurgentes, aseguró Di Mistura.

“¿Recuerdan Srebrenica? Nosotros sí. Nunca la hemos olvidado, y probablemente jamás lleguemos a perdonarnos por ello”, dijo en referencia a la inacción internacional que permitió una operación a las fuerzas serbobosnias que a la postre se convertiría en la mayor matanza de civiles en Europa tras la II Guerra Mundial.

La caída de Kobani pondría también poner al alcance del EI otros centros poblados y Alepo, la segunda ciudad más importante de Siria, pese a que una coalición de países, liderados por Estados Unidos, lleva semanas bombardeando la posiciones del Estado Islámico. “Sin embargo, como ellos mismos (la coalición) han admitido, esto quizás no sea suficiente para salvar la ciudad”, enfatizó Di Mistura.

El representante de la ONU desplegó ante los periodistas un mapa que mostraba los puntos alcanzados por los bombardeos de la coalición, el área que defienden las milicias kurdas y, en particular, “el último punto de entrada o salida que tiene la ciudad, literalmente rodeada”.

más protestas kurdas Mientras tanto, las protestas de la comunidad kurda para que Turquía evite la caída de Kobani mantienen en tensión el país, que vivió otra violenta noche en la que murieron once personas. De esa forma, son ya 36 las personas fallecidas desde el lunes en el sureste kurdo de Turquía en distintos choques, manifestaciones y ataques. La mayoría de las víctimas se registró en enfrentamientos entre kurdos de izquierda e islamistas de grupos radicales considerados cercanos al Gobierno y al EI.

La comunidad kurda de Turquía exige a Ankara que intervenga para evitar la caída de Kobani en manos de los yihadistas y evitar una masacre. Sin embargo, el Gobierno turco insistió el jueves en que no lanzará una operación militar terrestre a menos que participen otros países.

La posición de Ankara es ambigua respecto a los yihadistas del Estado Islámico, hasta el punto de que los kurdos y la oposición política han acusado al Gobierno de haberles dado cobertura logística, al considerarlos un aliado útil para derrocar al presidente sirio, Bachar Al Asad. Además, el Gobierno turco no quiere entregar armas a las milicias kurdas que luchan contra los yihadistas en Siria, ya que considera que esos grupos son “hermanos” de la guerrilla kurda del PKK, con el que Ankara está inmerso en un proceso de paz.