vitoria. Camino de ser un país de centenarios, Euskadi afronta un senior boom demográfico y se prepara para atender a una población cada vez más longeva. Dentro de solo seis años, una cuarta parte de los habitantes tendrá más de 65 años y habrá casi cien mil vascos residentes con más de 85. El Plan de Salud 2013-2020, recién aprobado por el Gobierno de Gasteiz, está haciendo los deberes para mantenerles en forma y trabajar la prevención en una franja de población llamada a ser la reina de la pirámide ya que los octogenarios se han multiplicado por cinco desde 1980.

El proceso de envejecimiento mantiene una curva ascendente imparable con datos contundentes. "Cada cinco años, la esperanza de vida aumenta uno, con lo que en 2060 el pronóstico de vida alcanzará los 100 años", dice sin fisuras Olga Rivero, exviceconsejera. No es ninguna novedad que el colectivo de mayores de 65 años sigue in crescendo. Su evolución en los últimos años es un claro ejemplo de ello: Si en 1992 suponían el 12,7% de la población del País Vasco, en 2008 eran al 18,7% Pero en solo seis años habrá 110.000 personas más y su peso en el conjunto de la población pasará al 22,5%. Pero el salto más importante se producirá en los mayores de 85 años, que supondrán el 4,1% de la comunidad. Fruto del aumento de la esperanza de vida, los mayores de 85 años pasarán de ser 42.800 a casi 93.000 personas en 2020.

En la generación más longeva de la historia, las autoridades sanitarias asisten al cambio de rumbo de nuestras curvas demográficas, cada vez con menos niños y más ancianos, intentando planificar a marchas forzadas un futuro con más y más jubilados. Osakidetza juega ya sus cartas para estar preparada. Por ello, la hoja de ruta de políticas sanitarias del Gobierno de Gasteiz sienta las bases para que los avances en el campo de la medicina y las campañas de prevención, que apuestan por una vida saludable, consigan que los ancianos gocen de buena salud en la recta final de sus vidas. Sin recetas mágicas para llegar a viejo, se desarrollarán iniciativas encaminadas a promover hábitos saludables e incorporar, por ejemplo, a las personas mayores a la práctica de la actividad física, intentando que descienda el número de personas sedentarias.

A juicio del doctor Iñaki Artaza, director asistencial del Grupo Igurco y presidente de la Asociación vasca de Geriatría y Gerontología, "el hecho de que haya tantas personas que llegan a estos grupos de edad significa que se han hecho bien las cosas a nivel sanitario". Pero el Plan de Salud representa un plus. "Es muy positivo porque por primera vez aborda el envejecimiento de la población con nombres y apellidos. Además se centra también de manera específica en las enfermedades crónicas que son especialmente prevalentes entre los más mayores".

Artaza considera que con las políticas preventivas adecuadas se pueden disminuir patologías propias de la vejez. "Si somos capaces de fumar menos, de beber con moderación, de controlar nuestra alimentación, de mantener a raya la obesidad, se podrán prevenir enfermedades crónicas tan prevalentes como el Alzheimer, la demencia vascular, la insuficencia cardiaca... que son enfermedades que generan mucha dependencia".

Pero no todo son consecuencias sociosanitarias. Lorenzo Vicario, profesor de Sociología de la UPV, considera que el boom de la tercera edad "incidirá directamente en el mercado de trabajo, hará difícil el sostenimiento del sistema de pensiones y obligará a adecuar las políticas de urbanismo a la mayor demanda de viviendas tuteladas".

consultas e ingresos No obstante será la carga sanitaria la que sufra el mayor impacto. No en vano, el segmento de más edad engloba el mayor número de enfermos pluripatológicos, crónicos y polimedicados. Estimando toda estas proyecciones, se calcula que las consultas de atención primaria experimentarán un incremento considerable (33% en los mayores de 64 años), lo cual equivale a un incremento superior al medio millón de consultas cada año.

Los ingresos y la actividad hospitalaria también se dispararán en un 9% en el próximo quinquenio. Y eso que un informe concluye que cerca de un 20% de los días de ingreso de los pacientes de la tercera edad hubiera sido innecesarios si se hubiera dispuesto de alternativas a la hospitalización. Un estudio realizado en la Universiadd de Cork pone de manifiesto que un 48% de pacientes de la tercera edad ocupaban camas hospitalarios de agudos sin existir necesidad de una intervención médica específica.

En esta misma línea, el Plan de Salud se propone bajar en un 20% el número de reingresos hospitalarios en menos de un mes de personas mayores de 75 años. Actualmente, diez de cada cien varones vuelven al hospital en ese plazo mientras que en el caso de las mujeres la cifra desciende al 7,80%.

Un reto difícil teniendo en cuenta que en Euskadi cada vez hay más personas con patologías crónicas y más complejas. En la actualidad el 38% de la población vasca ya presenta alguna enfermedad crónica y para el año 2040 se estima que se duplicará el número de pacientes mayores de 65 años con problemas de cronicidad. El objetivo es que estas personas cumplan años con más capacidad funcional y con más autonomía.

En este entorno sociosanitario, el Gobierno Vasco apuesta por acercar nuevos servicios de proximidad al domicilio de las personas, tales como comidas, lavandería o biblioteca, a la vez que se integran con la oferta de cuidados en salud como fisioterapia o podología. Paralelamente se intentará reforzar los apoyos a las personas cuidadoras. Además, las nuevas tecnologías permiten, por ejemplo, poner en marcha carteras de servicios que hagan más cómoda la vida de los mayores. Es el caso de la teleasistencia que facilita la permanencia de los usuarios en su casa, evitando su desarraigo.