BILBAO. El lehendakari espera reunirse cuanto antes con el presidente español para departir sobre paz, pero Mariano Rajoy aún no ha fijado una fecha para su encuentro. Iñigo Urkullu pretende engrasar su relación ya que, hasta la fecha, el popular no ha respondido a sus propuestas para avanzar en el nuevo tiempo. Sin embargo, no ha llamado solo a su puerta. El Gobierno Vasco ha intentado impulsar el proceso por distintas vías y, en ese sentido, también ha pedido pasos a la izquierda abertzale, según explican fuentes de Lehendakaritza a este diario. El pasado mes de octubre, tras constatar un parón en el proceso, el Gobierno Vasco planteó a la izquierda abertzale que asumiera un compromiso con el reconocimiento del daño causado por ETA, que presentara un calendario para el desarme de la organización, y que impulsara la reinserción individual de los presos, entre otros puntos. Lakua entendía que esos pasos podrían contribuir al desbloqueo, pero la izquierda abertzale no respondió satisfactoriamente: solo se ha cumplido un compromiso, el relacionado con la política penitenciaria, y la hoja de ruta no pudo desarrollarse. El propio lehendakari presentó la propuesta a la cúpula de la izquierda abertzale tradicional y participó en varios encuentros, aunque más tarde sería el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, quien llevaría los contactos.

El Gobierno también asumió varios compromisos, como desarrollar el Plan de Paz, trabajar en la Ponencia de Paz y Convivencia y pactar la política penitenciaria con Madrid, pero los desarrollaría con independencia de lo que hiciera la izquierda abertzale, y de hecho ha trabajado en ellos en los últimos meses. Ha seguido avanzando por su propio carril. Como excepción a ese esquema en que cada uno debería dar pasos por su lado, cabe destacar que la propuesta contemplaba que ambos consensuaran un plan penitenciario y que convalidaran la apuesta internacional por la verificación del desarme. Abordar ese punto sí dependía de que la izquierda abertzale diera pasos. Ante la ausencia de movimientos en las "partes fundamentales" de la propuesta, no se llegó a hablar del plan penitenciario, que en cualquier caso debería ser pactado más tarde con Madrid, según precisan desde Lakua. En concreto, "sin desarme, no se iba a hacer nada más" con la hoja de ruta. Si ese desarme se produjera ahora, tampoco retomarían el debate penitenciario porque la propuesta es de octubre y habría quedado superada, según matizan desde el Gobierno Vasco.

La propuesta de Urkullu se dividía en cinco bloques. El primero de ellos recogía el objetivo, "encauzar de forma sólida y solvente" el proceso de paz y convivencia. Para ello, se exigía a la izquierda abertzale una declaración "significativa" que reconociera el "daño injusto provocado por ETA", se apostaba por reconocer a todas las víctimas con una memoria inclusiva, se reclamaba un calendario de desarme verificable y completo -un compromiso firme con un desarme ordenado y, en concreto, en un plazo de tres o cuatro meses desde octubre, un punto clave para Lakua que no se ha cumplido-, se pedía una declaración del colectivo de presos en la que reconocieran el daño causado y apostaran por las peticiones individuales de beneficios, y se defendía la integración de las cuatro tradiciones políticas en las políticas de paz. "Lo único que se ha cumplido es el punto de los presos. No ha habido desarme ordenado ni reconocimiento de las víctimas", resumen desde Lehendakaritza.

Calendario El texto, que también recogía los compromisos de Lakua ya citados, situaba además esos hitos en un calendario que abarcaba hasta el presente mes de enero. En noviembre debería haber llegado una declaración histórica que reconociera el daño causado por ETA, el texto de los presos se preveía para diciembre, y este mes tendría que avanzarse en el desarme. Lakua debía aprobar el Plan de Paz en noviembre, activar iniciativas a favor del reconocimiento de todas las víctimas en diciembre, e impulsar el proceso con agentes internacionales este mes. En el quinto apartado, el texto recogía una propuesta destinada al Gobierno español. Según las mismas fuentes, no era sino el plan de política penitenciaria que ya trasladó el lehendakari a Rajoy en abril, y que espera volver a trasladar en su próximo encuentro, ya que aún no ha obtenido respuesta. A pesar de que el Gobierno Vasco abriera esa vía con la izquierda abertzale, no participó en la cocina de la reciente manifestación conjunta del PNV y Sortu, sino que la iniciativa partió de Sabin Etxea. Además, la iniciativa se enmarcaría en los múltiples contactos del Gobierno vasco para tratar de dar un impulso al proceso de paz. El lehendakari ultima los preparativos para reunirse nuevamente con el presidente español, su equipo ha mantenido contactos con todos los partidos del Parlamento Vasco para poner en marcha el Plan de Paz, el propio Jonan Fernández se ha reunido con víctimas de ETA -incluida la AVT-, y Urkullu ha llegado a entrevistarse con la comisión internacional de verificación del alto el fuego de Ram Manikkalingam. En las últimas semanas, ha elevado el tono para mostrar su preocupación por la deriva de Rajoy en materia de paz, que habría pasado del inmovilismo a promover actuaciones que supondrían pasos atrás, como sería el caso de la detención de los interlocutores de los presos a pesar de que los reos apostaran por acatar la legalidad.