pekín. La Asamblea Nacional Popular (ANP), el máximo órgano legislativo de China, aprobó ayer dos esperados avances en política social y de derechos humanos del régimen comunista, el fin de los controvertidos campos de reeducación y la relajación de la no menos criticada política del hijo único. El sistema de campos de reeducación fue instaurado en 1957 como un sistema para posibilitar castigos rápidos a delincuentes menores y ordenar privaciones de libertad de hasta cuatro años sin necesidad de sentencia judicial (bastaba con una decisión policial). El laojiao acabó convirtiéndose en una herramienta política y sirvió por ejemplo para privar de libertad tanto a intelectuales como a muchos de los estudiantes que participaron en las protestas de Tiananmen de 1989. Grupos de derechos humanos calculan que hasta 300.000 personas por año fueron confinadas en estos centros. Respecto a la reforma legal de la política del hijo único, permitirá un segundo vástago a las familias en las que uno de los cónyuges carezca de hermanos (antes esta excepción solo se ofrecía si tanto el padre como la madre cumplían el requisito).