GASTEIZ. Este descenso acentúa una tendencia que se viene registrado desde 2008 y lleva la actividad matrimonial a mínimos históricos en las series del Eustat.

La pertinaz crisis económica y sus consecuencias en forma de destrucción de empleo y pérdida de poder adquisitivo está modificando hábitos sociales y de consumo de la población. Las familias se ven en la necesidad de priorizar gastos y reducen aquellos que no son indispensables como los destinados al ocio (viajes, cultura, hostelería, etc.).

Los datos de las series del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) permiten concluir que la crisis afecta también a las bodas y las fiestas sociales asociadas a estas uniones. Y es que desde que la crisis económica estalló hace ya seis años el número de nuevos matrimonios celebrados en el País Vasco ha caída de forma progresiva hasta situarse en mínimos históricos.

Un total de 9,710 parejas firmaron un acta matrimonial en 2008, primer ejercicio de la crisis económica, y desde entonces este número ha ido disminuyendo con mayor o menor intensidad hasta la actualidad sin que, por el momento, se atisbe ningún síntoma estadístico de que la tendencia vaya a cambiar en el corto plazo. Es más, la caída es más fuerte en los dos últimos años.

Las bodas celebradas cayeron un 6,3% en 2009, casi un 2% adicional en 2010 y el 3,8% en 2011. La caída más importante se registro el año pasado, con sólo 7.634 uniones y un descenso del 11,2%, pero la evolución en la primera parte de 2013 es todavía peor: 3.026 uniones en el primer semestre, un 12% menos que en el mismo periodo de 2012.

Nunca antes desde el inicio de las series del Instituto Vasco de Estadística en el año 1986 se habían alcanzado unos números tan bajos.

CELEBRACIONES COSTOSAS

No cabe duda de que el factor económico tiene un peso importante a la hora de acudir al juzgado, el ayuntamiento o la iglesia para contraer matrimonio, ya que la factura de la celebración social de una boda de cien invitados asciende a unos 20.000 euros entre los trajes, las invitaciones, la comida o cena, el baile, el contrato de fotógrafo, o viajes, según diversos estudios.

Las series del Eustat reflejan también un cambio en la vía elegida por los vascos para casarse. Si a principios de siglo, allá por el año 2000, siete de cada diez bodas eran religiosas y las uniones civiles eran clara minoría, el orden se ha invertido y en el primer semestre de este año casi ocho de cada diez matrimonios fueron en el juzgado o ayuntamiento.