gasteiz. Supo de la envergadura de su cometido desde el mismo momento en que, hace hoy un año, juró en la Casa de Juntas de Gernika trabajar con "determinación por una Euskadi de progreso, en paz y libertad". Iñigo Urkullu cumple sus primeros doce meses al frente del Gobierno Vasco con idénticos objetivos a los que desgranó en su discurso de investidura. Reactivación económica, consolidación de la paz y la apertura a un nuevo estatus se mantienen en el frontispicio del lehendakari. En su primer balance destaca la consecución de acuerdos entre diferentes que garantizan una estabilidad institucional muy remota al inicio de la legislatura. Mimbres con los que pretende seguir avanzando en 2014, un ejercicio "que también va a ser duro", advierte.

Un año después de asumir el cargo de lehendakari, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor de este periodo?

Lo peor es tener que trabajar en el tiempo más duro de la crisis, pero al mismo tiempo es lo más ilusionante, lo más esperanzador junto con lo que puedan ser los otros dos ejes de actuación que fijé en el debate de investidura. Lo peor es ser consciente de las difíciles situaciones por las que atraviesan ciudadanos a los que hay que insuflarles ánimo en un momento difícil. Lo mejor es la gestión del año en sí, siendo consecuente con ese discurso de la búsqueda de acuerdos que planteé en el inicio de mi mandato. Nos hemos esforzado y creo que podemos cerrar el año con un balance absolutamente satisfactorio en cuanto al nivel de acuerdos.

Hace 12 meses comentó que desearía la tranquilidad de una mayoría absoluta. Hoy goza de la estabilidad que proporcionan los acuerdos. ¿Se acerca a esa tranquilidad?

La tranquilidad es relativa en función de cuáles son las prioridades, y la prioridad sigue siendo la reactivación económica. Eso es lo que nos tiene ocupados, además de lo que pueda ser el trabajo discreto en cuanto a la pacificación y la convivencia normalizada. Diría que en relación a la reactivación económica también hay motivos de satisfacción en base a esos acuerdos alcanzados con los partidos políticos, el Gobierno español, las instituciones vascas, las diputaciones o Eudel.

Al inicio de la legislatura se vio obligado a retirar sus Presupuestos para 2013. ¿Vio de cerca el fantasma de un adelanto electoral?

Era una reflexión que cabía pero que no condicionó la decisión que adopté junto con el Consejo de Gobierno de retirar el proyecto de presupuestos. Hicimos lo que teníamos que hacer, tanto al presentarlo como al retirarlo.

No convenció a la oposición.

El juego entre los partidos políticos fue el que fue. Presentamos un documento de bases junto con el proyecto de presupuestos a todas las formaciones que luego ha servido para el acuerdo tanto en fiscalidad como en generación de empleo. Aquel documento fue catalogo por el propio Antonio Basagoiti, entonces presidente del PP vasco, como imposible de rechazar. Y, sin embargo, todos se sumaron luego a una enmienda de totalidad. Se daba un juego de reposicionamiento de los partidos políticos que tenía como parapeto al Gobierno Vasco. Hubo que superar aquel trance retirando el proyecto ante la evidencia de que nadie iba a retirar las enmiendas de totalidad. Asumimos que teníamos que funcionar con un presupuesto prorrogado, como ya lo estábamos haciendo; asumimos la prórroga, pero dejando claro que no íbamos a gastar más de lo que habíamos ingresado. Y lo hemos hecho. Y, pese a todo, hemos superado un año muy difícil.

¿El más difícil?

Espero que sí, porque tenemos indicadores económicos que son esperanzadores de cara al año que viene. Tenemos que fijar el objetivo de la reactivación económica y la generación de empleo al tiempo que mantenemos los servicios esenciales. Tenemos, de cara al futuro, el acuerdo entre los partidos políticos, entre el PSE y el PNV, que supone en una proyección a tres años la posibilidad de 6.290 millones de euros para la reactivación económica. Tenemos el acuerdo de fiscalidad, que tendrá su efecto a partir del próximo año, un acuerdo entre PSE y PNV al que se suma el PP. Hay, por lo tanto, motivos para la esperanza.

El PSE interpreta que las nuevas Cuentas del próximo ejercicio son una enmienda de totalidad del Gobierno a su propio proyecto de presupuestos de 2013.

Hay partidos políticos que hacen su discurso en base a una estrategia política que muchas veces nace en la necesidad del propio partido. El PSE ha tenido responsabilidades de gobierno -otra cosa son las circunstancias que se dieron para que pudiera estar en el Gobierno-, pero más allá de esas estrategias hay determinadas cuestiones en las que hay que ser más rigurosos.

Resulta difícil de entender que Álava, según destacan las partes implicadas, no haya jugado un papel determinante en el pacto con el PP.

Hemos apostado por acuerdos abiertos ante lo que fue la imposibilidad tras los resultados electorales de un gobierno de coalición, porque así lo decidieron los partidos políticos. A partir de ahí, y como la vocación era de una legislatura de acuerdos, de concertación, desde el primer minuto me esfuerzo en conseguir acuerdos. Uno de esos acuerdos fue con el alcalde de Gasteiz en el llamado canon de capitalidad. En las enmiendas entre estas dos fuerzas hay un reflejo de lo que es Álava, un reflejo con pactos por un importe de 2,67 millones de euros, además de lo que es una senda de estabilidad presupuestaria. El Gobierno Vasco es muy consciente del peso que tiene cada partido. Hemos llegado a acuerdos con PSE y PP y todos los territorios han tenido encaje.

En su obligada visión de país que conlleva pactos con los 'populares', ¿en qué lugar queda el PNV alavés?

Los dirigentes del PNV en Álava se han manifestado claramente en cuál es el objetivo del PNV también en Araba y han primado la salida de la crisis, la actuación en este territorio en orden a la reactivación económica, y han firmado este objetivo por responsabilidad y porque es una característica del propio partido. El PNV en Araba ha participado desde el primer momento en la negociación con los partidos. Todas las representaciones territoriales del PNV en lo que respecta a la negociación del proyecto de presupuestos del Gobierno Vasco han estado informadas y han participado en lo que ha sido el ámbito de negociación, tanto con el PSE como con el PP, en este caso más el PNV alavés.

Arrancó la legislatura con la pacificación y normalización política como uno de sus principales retos. ¿Satisfecho de los resultados del primer año?

Si dijera que estoy contento sería un planteamiento irresponsable, porque me preocupa que, dos años y meses después del cese definitivo de la acción armada de ETA, estemos en un clima entre partidos más enrarecido de lo que estábamos en aquel momento y que se proyecta semana tras semana en los plenos del Parlamento Vasco. Aún así, tengo que poner en el contrapeso lo que es el contacto con la sociedad civil organizada, que se ve reflejado en el Plan de Paz. Sé que es una carrera de fondo y, si me apura, con obstáculos.

La Ponencia de Paz echó a andar de forma prometedora, con tres fuerzas que suponen la amplísima mayoría del Parlamento Vasco, pero tras la marcha del PSE acaba el año en stand by

Llevamos un año, nos quedan tres. Vamos a trabajar con ese escenario de la legislatura. Hemos agotado un año donde... bueno, tenemos el sinsabor de lo que está sucediendo en el ámbito parlamentario, sí, con la Ponencia. Me preocupa que lo que sea un grupo de trabajo donde se supone que hay más tranquilidad para el debate, para la reflexión, alejado de lo que son los focos de un pleno parlamentario, se convierta en el escaparate de los desacuerdos. Eso da qué pensar. A una herramienta institucional donde lo que tiene que primar es el diálogo de una manera discreta, ni siquiera se le da pie a que funcione. Espero que se den circunstancias en esta legislatura que permitan la participación en la Ponencia de más de tres grupos.

El PNV quiere que los temas sobre pacificación solo se debatan en la Ponencia. ¿Teme que este órdago, como se ha interpretado desde la oposición, paralice el debate de estos asuntos?

No, en absoluto. No es un órdago, es un planteamiento constructivo que persigue depositar en un ámbito de trabajo discreto un encuentro entre partidos políticos que han vivido su relación condicionada por el efecto del terrorismo. No creemos que sea positivo que semana tras semana estemos en el debate recurrente y permanente de algo que para el ciudadano no es una preocupación principal. Sí es responsabilidad de los políticos el consolidar espacios de encuentro en la sociedad, en el ámbito institucional.

Perdone que insista, pero ¿qué va a pasar ahora con el debate sobre estos temas?

No podemos autoexcluirnos de lo que puedan ser los debates que se presenten en el Parlamento Vasco por iniciativa de otros grupos. De hecho, ya hemos participado. Otra cosa es la votación sobre alguna de las iniciativas presentadas que ya han sido votadas en el Parlamento Vasco y que parece que es necesario volver a hacerlo cada mes, cada semestre o cada año para que mantengamos el pedigrí de ser demócratas o de ser contrarios al terrorismo, como si esto fuera el examen permanente de las estrellas de la Guía Michelin. Pues no, no es eso. A mí no me gustan los tópicos de decir que nadie me va a dar lecciones de nada, no, pero estoy tranquilo con mi conciencia. De lo que se trata es de mirar hacia el futuro, no de mirar constantemente hacia el pasado.

¿El hecho de que solo PNV y EH Bildu compongan hoy por hoy la Ponencia de Paz convierte a este foro en el puente más estable en la relación entre ambas fuerzas?

Además de la Ponencia hay una relación normalizada entre el PNV y la izquierda abertzale. En el Parlamento Vasco hay una coalición que es más que Sortu, como es EH Bildu; de la misma manera que como lehendakari tengo relación con todos los responsables políticos.

¿Cómo es su relación con Sortu?

La relación que tengo como lehendakari con las fuerzas políticas es, en lo privado, una relación normal, con nuestros grados de reflexión y disenso que en función de las posturas de cada partido son conocidas de antemano. Quiero profundizar en esa relación a partir del mes que viene nuevamente.

Ese entendimiento en algunas materias ha quedado disuelto en el Plan de Paz. EH Bildu se desmarcó casi desde el primer momento y a última hora el PSE también se ha descolgado. ¿Sorprendido?

Me han sorprendido ambas. De lo que sé, del esfuerzo que se ha hecho por parte del secretario general de Paz y Convivencia, a lo que luego públicamente se ha dicho por parte de esos grupos parlamentarios hay una cierta diferencia. He manifestado siempre que el Plan de Paz y Convivencia no nace con una vocación de acuerdo desde el inicio. Lo que es importante es que al final lleguemos a un acuerdo. Ese es el camino que como Gobierno vamos a recorrer.

Desde algunos ámbitos educativos se ha puesto en cuestión el futuro de la iniciativa de testimonios de víctimas de ETA en las aulas, si va a tener continuidad...

(Interrumpe) Por supuesto que sí.

¿Va a mantenerse?

Por supuesto que va a tener continuidad y creo que vamos a conseguir la presencia de las víctimas de ETA en muchos más centros educativos que los que se logró en la legislatura anterior.

En el Plan de Paz hay contempladas medidas en materia penitenciaria, ¿en qué medida se pueden activar sin contar con el beneplácito de Madrid?

Bueno, de Madrid y de los propios presos. Aquí tenemos varios elementos que afectan al objetivo. Uno es la transferencia de la gestión de los centros penitenciarios, que es algo contemplado en el Estatuto de Gernika y sobre lo que se ha posicionado el Parlamento en legislaturas pasadas y que tenemos también en este momento presente a debate. Por otra parte, desde hace dos años y dos meses, todos compartimos que estamos en un tiempo nuevo, aun cuando luego públicamente algunos actúen como si no; y hay un debate sobre la aplicación de una política penitenciaria en base a una legislación excepcional o a una legislación ordinaria. Hay también otro elemento: el acogimiento a medidas individualizadas por parte de los presos frente a lo que hasta ahora es también una reivindicación de medidas de gracia generalizadas.

¿Ve factible que en esta legislatura haya movimientos de flexibilización en la política penitenciaria por parte de Madrid, teniendo en cuenta el contexto por ejemplo creado por el derogamiento de la doctrina Parot

Espero que sí haya una modificación. En cualquier caso, es mucho el trabajo discreto que hay que seguir haciendo en este ámbito, no confundiendo terrenos pero sí siendo muy conscientes de que algunos están en estos momentos muy condicionados por la presión de sus propios extremos, sea en la izquierda abertzale o en el PP, o por la presión de determinados grupos de comunicación en el caso del Gobierno español. Hay quien entiende esto como un ejercicio de victoria-derrota, como un ejercicio de humillación o de contraprestación de yo doy un paso si tú das un paso. Cuando aquí lo que importa es la memoria de la víctimas, la verdad, la lectura crítica del pasado, el resarcimiento. Y lo que importa al final es la convivencia.

¿Por qué momento atraviesan sus relaciones con Moncloa en este ámbito, si es que existen? ¿Sigue esperando respuesta a esa propuesta que hizo a Mariano Rajoy sobre política penitenciaria?

Sigo esperando respuesta, pero no es porque haya presentado una idea a modo de borrador y me haya quedado ahí. Sigo manifestando lo que es la realidad actual en Euskadi y la necesidad de abordar esta realidad con una vocación de futuro diferente y espero respuesta.

¿Siguen hablando entonces?

Bueno, sigo emitiendo mensajes.

¿Sólo en una dirección?

Sí, en este momento todavía unidireccionales. Pero espero que sean bidireccionales.

Tras más de dos años de cese de actividad armada de ETA, su disolución y desarme siguen pendientes. ¿Qué noticias o qué previsiones tiene el lehendakari?

Siempre me he reservado lo que yo pudiera pensar al respecto. Pero entra en una lógica: ¿es lógico que exista una organización terrorista habiendo anunciado el cese de su actividad armada? No parece lógico. Ahora, soy capaz de entender el razonamiento de quienes periodifican la posible disolución de ETA, pero no la comparto. Creo que es una cuestión de principios. A mí se me ha emplazado a decir que ETA nunca debió haber existido, y lo he dicho públicamente antes de que se me apelara a ello en el Parlamento. Es una cuestión de principios. En todo caso, hay un elemento clave que es el desarme, el desmantelamiento de la estructura militar, y espero que haya pasos en ese sentido.

¿Cómo interpreta ese aparente rebrote de la kale borroka?

Bueno... He visto algunos gestos de la violencia callejera que me han resultado extraños, algunos de los actos que ha habido me han resultado en sí mismos, en cómo se han cometido, extraños. En todo caso, sin entrar en más valoraciones, si detrás están personas que pertenecen a un mundo que hasta ahora se ha visto muy identificado con la izquierda abertzale, tiene que ser muy difícil pasar de la noche a la mañana a un estadio diferente. Yo creo que la izquierda abertzale tiene que pasar de ese lenguaje un poco alambicado a decir claramente que no tiene que haber lugar a este tipo de expresiones.

Cuando dice que ha visto algunos gestos un poco extraños, ¿es porque comparte las tesis de algunos líderes de la izquierda abertzale sobre infiltrados

No, no entro en el juego de lo que digan determinados representantes de la izquierda abertzale. Pero sí me ha llamado la atención cómo se han producido, dónde, cuándo se han producido. Me ha llamado la atención y me han parecido extraños.

El optimismo manifestado por el presidente del EBB por la presencia de todos los partidos en esa futura ponencia sobre el nuevo estatus político ¿ha podido quedar en poco tras los últimos movimientos del PP poniendo en duda su participación?

Es más o menos lo que pasa con la Ponencia de Paz y Convivencia. Proponer que haya un espacio de encuentro en el que todos los partidos podamos dialogar sin los focos de los medios y me resulta curioso que siempre estemos ante esa estrategia política de si me beneficia o no me beneficia, si me va a suponer un compromiso mayor de lo que estoy dispuesto. Vamos a esperar si se presenta la iniciativa de creación de la ponencia en los próximos días y veremos a ver qué grupos están. El juego previo en los medios de comunicación de decir yo asistiré pero no sí es una vía catalana, no si el PNV y EH Bildu pretenden dividir, haciendo ya juicios de valor de lo que pueda hacer el PNV... Como lehendakari creo que es necesario hacer un análisis del desarrollo del autogobierno en estos 33 años, hacer un análisis de dónde estamos y a dónde queremos llegar. Y si llegamos a un acuerdo de a dónde queremos llegar, ratificarlo por la sociedad tras un acuerdo parlamentario.

Lo que quedó claro a raíz de las palabras de Andoni Ortuzar es que aquí la fecha no tiene tanta importancia como los resultados, esos seis meses arriba o abajo que decía él que no tendrían importancia a la hora de llevar a cabo esa consulta. ¿Hasta cuándo se puede alargar esa fecha?

No me pongo ante el escenario final cuando tenemos que trabajar todo un camino. Yo he planteado que debería ser en esta legislatura autonómica cuando pudiéramos llegar a un acuerdo en el Parlamento sobre lo que es la definición de autogobierno y qué grado de autogobierno queremos y que sea ratificado por la sociedad mediante el derecho a decidir de manera pactada. El derecho a decidir de forma pactada, de manera que sea además legal. Espero que pueda ser en esta legislatura autonómica. ¿Se corresponderá también con la legislatura estatal? No lo sé. Lo veremos con el tiempo. Se trata de iniciar un proceso de trabajo, reflexión y propuesta.

La izquierda abertzale planteó como documentos de trabajo retomar la propuesta de nuevo Estatuto aprobada bajo el Gobierno de Ibarretxe y los acuerdos de Loiola...

(Interrumpe) A acuerdos no se llegaron porque se rompió.

¿Son una referencia?

Sí, yo siempre he dicho que todos los textos son referencia. Por una parte y por otra al PNV y a mí, como lehendakari, se nos pretende poner en la picota con el caramelo del llamado Plan Ibarretxe, como si fuera el plan soberanista por excelencia y los demás fuéramos liquidacionistas de un proyecto abertzale, michelines que se decía en su momento. No. Quienes ahora reivindican la propuesta de nuevo Estatuto Político aprobado en el Parlamento Vasco por mayoría absoluta, por un ejercicio perverso de la izquierda abertzale en aquella votación, ¿saben realmente que se trata de una reforma estatutaria? Porque cuando planteamos una reforma estatutaria, cumpliendo todos los cauces, se nos critica y se nos tilda de tibios. Para mí todos los textos son referencia, los documentos del propio PNV, el nuevo Estatuto aprobado por el Parlamento, las conversaciones de Loiola que conozco en primera persona, el Plan Ardanza, el acuerdo de Ajuria Enea, el propio Estatuto de Gernika, lo que está sucediendo en otros ámbitos. Son referencias, pero simplemente referencias. Hay que venir a la realidad de lo que es Euskadi en este momento y de su proyección de futuro. A partir de ahí, intentar poner encima de la mesa lo que cada uno entienda.

¿Es más referencia Catalunya o Escocia?

Son realidades diferentes y son dos referencias, no es ni más ni menos. Y la propia realidad vasca es diferente. Nosotros hemos vivido mucho de lo que está sucediendo en Catalunya. Estamos atendiendo a lo que está sucediendo en Escocia, mediante un referéndum pactado, que es lo que yo antes decía, derecho a decidir de una manera pactada y legal, la ratificación de un acuerdo parlamentario.

¿Cómo valora las preguntas anunciadas por Artur Mas para la consulta?

Mi primera valoración es la de respeto. Respeto a la decisión que ha adoptado el presidente de la Generalitat, secundada por varios partidos catalanes. Creo que todavía sigue habiendo tiempo para el acuerdo. Espero y deseo que todavía se pueda llegar a un acuerdo que satisfaga al pueblo catalán. Nosotros hemos optado por otra vía. En Euskadi será una ponencia parlamentaria quien trabaje y acuerde sobre un nuevo estatus político para Euskadi. Para que luego este acuerdo sea refrendado por la sociedad. Defiendo una democracia basada en que los acuerdos institucionales puedan ser ratificados por la sociedad y respetada su decisión.

En el Pleno de Presupuestos, Laura Mintegi les reprochaba que el traje soberanista solo se lo ponen cuando hablan de nuevo estatus pero no cuando hablan de economía

Lo caricaturizaba además de una manera muy desafortunada, con ese ejemplo de la txapela y la gorra de chulapo. Me parece que son planteamientos fuera de lugar. Está muy bien hacer el discurso teórico de la soberanía, pero soberanía se hace día a día.

¿Son PNV y EH Bildu las dos fuerzas que compiten de algún modo por el liderazgo nacionalista?

No.

¿Es el rival a batir?

No, no. Es que seguimos después de tantos años en una simplificación de lo que es la ideología nacionalista. Uno puede ser nacionalista y tener distinta ideología a otro nacionalista. Puede ser socialcristiano, humanista e internacionalista al tiempo que nacionalista, conservador... No, ¿por qué en el ámbito del nacionalismo no puede suceder lo que sucede en el ámbito del no nacionalismo vasco o nacionalismo español? No es la primacía en el nacionalismo, cada uno entendemos un modelo de sociedad determinado.

¿Entiende la actitud de la presidenta navarra respecto al inicio de la digitalización de la señal de ETB en la Comunidad Foral?

En el encuentro que mantuvimos hace unas semanas fue uno de los temas que le plantee: la necesidad de proceder a la digitalización de la señal en Navarra. Hay una demanda cierta en Navarra. No tiene sentido que en Navarra se puedan ver todas las televisiones del mundo menos ETB. Hay un posicionamiento claro del Parlamento foral navarro y hay voluntad del Gobierno Vasco.

¿Cree que será posible alcanzar un acuerdo que permita a los navarros ver la televisión pública vasca en un plazo de tiempo razonable?

Así lo espero. EiTB ya está preparada para ofrecer la señal en digital y esta adaptación no supondrá coste alguno para Navarra. Es, además, una cuestión técnica de adecuación al espacio hasta ahora utilizado de manera transitoria. El viernes hablé con la presidenta de Navarra y nos comprometimos a formar un grupo de trabajo para resolver esa cuestión que, si hay voluntad, se resuelve de manera inmediata. Vamos a prestar mucha atención a este tema porque es importante y porque el esfuerzo merece la pena. Esta semana podría parecer que se ha producido un paso atrás, pero en realidad hemos dado un paso adelante habiendo mostrado por mi parte el debido respeto institucional.