Bilbao. La muerte de Mandela ha llevado al mundo el consenso sobre su figura y no hay mandatario de ningún paìs que no le considere como uno de los grandes líderes de la historia. "Ejemplo a seguir", "luchador por la libertad"..., son los calificativos que todo el mundo suscribe, pero lo que afirman tras su muerte, no es lo mismo que mantenían durante su vida. Ayer, el primer ministro británico y seguidor de la que fuera líder de su partido y jefa del Gobierno británico, Margaret Thatcher, firmaba el libro de condolencias en la embajada sudafricana en Londres señalando lo siguiente: "Su lucha por la libertad y en contra de la discriminación, su lucha por la Justicia, su triunfo frente a la adversidad, estas cosas inspirarán a las próximas generaciones". "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios", finalizó. Lo que no dijo Cameron es que bajo el mandato de la Dama de Hierro los conservadores británicos no condenaron el apartheid, se negaron a apoyar las sanciones internacionales al régimen racista sudafricano y consideraron a Mandela y su partido como "terroristas". Tanto es así que tras la muerte de Thatcher, el partido de Mandela se lo recordó a los británicos.

Pero no sólo sucedía en el Reino Unido. En Estados Unidos, el presidente Obama ordenó que las banderas ondearan a media asta. "Nos corresponde a nosotros impulsar el ejemplo que él dio: tomar decisiones guiados por el amor y no el odio, no menospreciar nunca la diferencia que puede marcar una persona, y buscar un futuro que sea merecedor de su sacrificio", continuó. "Por ahora, démonos una pausa para dar gracias por el hecho de que Nelson Mandela vivió; un hombre que tomó la historia en sus manos y giró el arco del universo moral hacia la justicia", señaló el presidente de un país que tenía a Mandela en su lista de terroristas hasta 2008.

desde la guerra fría La explicación de todo esto nace en los años de la guerra fría, en la que el mundo se vio atravesado por una línea que separaba a amigos y enemigos. Y muchas veces la geoestrategia pasaban por encima de las ideologías. En el cono sur de África la línea colocaba al unos con el apartheid y a otros frente a el. La URSS se alineaba en contra y Estados Unidos, a favor. El Kremlin utilizó a Cuba, presente en Angola, para hostigar a la Sudáfrica racista y en esa misión, las autoridades de La Habana apoyaban al Consejo Nacional Africano de Mandela y a su grupo armado, La Lanza de la Nación, tanto a nivel financiero como militar e incluso entrenando a sus militantes en la ejecución de atentados y sabotajes. De ahi nació una eterna amistad entre Nelson Mandela y Fidel Castro. Madiba mostró en numerosas ocasiones su agradecimiento al líder cubano. Como gesto, cuando Mandela llegó al poder, Cuba fue el primer país reconocido por el nuevo Gobierno sudafricano.

El Papa Francisco, el Dalai Lama, Ban Ki-moon, Durao Barroso, Xi Jinping, Putin, Merkel, Fidel Castro, Maduro, Angela Merkel... No hay nadie que no haya querido destacar la figura el exmandatario fallecido. Ni en el mundo, ni en Euskadi.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, afirmó ayer, en recuerdo al fallecido expresidente sudafricano Nelson Mandela, que "es necesario aparcar el odio para dejar paso a la convivencia". Urkullu envió un telegrama a la Embajada de Sudáfrica para expresar sus condolencias. Y desde el primer partido vasco, Andoni Ortuzar señaló que "el recorrido político y humano de Nelson Mandela, que partió de la lucha armada para alcanzar el territorio del perdón, la reconciliación y la convivencia, constituye una inspiración para todos los habitantes del planeta, pero de un modo muy especial para todos y cada uno de los actores que participamos en el intento de asentar una paz justa y definitiva en Euskadi".