BILBAO. Tras haber firmado un pacto global con el PNV que contemplaba no solo la reforma fiscal sino el destino de buena parte de esos ingresos extra y su plasmación en medidas que tendrían reflejo presupuestario, el PSE descartó enmendar a la totalidad las Cuentas del Gobierno vasco para el próximo año. El PP, que no se incorporó al acuerdo global pero sí participó en la alianza fiscal, se había mostrado hasta la fecha más distante, argumentando que en realidad lo que necesitaría la CAV es una bajada de impuestos, y puntualizando que si se sumó al pacto fue para mejorarlo y no porque lo suscribiera a pies juntillas. Esos matices y sus manifiestas reservas ante los Presupuestos de Iñigo Urkullu han mantenido viva la posibilidad de que presentara una enmienda a la totalidad hasta el último momento. No obstante, según ha podido saber DNA, el responsable económico del PP, Antón Damborenea, y el consejero de Hacienda y Finanzas, Ricardo Gatzagaetxebarria, pactaron ayer que los populares no obstaculizaran las Cuentas. El PP no presentará una enmienda a la totalidad ni apoyará las de EH Bildu y UPyD tras haber logrado introducir en el proyecto de Lakua criterios de ajuste financiero y contención del gasto. Aún se desconoce si el partido votará a favor o se limitará a abstenerse. La decisión final podría depender en buena medida de las enmiendas parciales que pacten ambas partes.

Después de que los partidos vetaran las primeras Cuentas de su legislatura, y tras haber gestionado la CAV durante los últimos once meses con una prórroga presupuestaria, el Gobierno vasco afrontará en esta ocasión el debate de las enmiendas a la totalidad del próximo lunes con la seguridad de que ni PSE ni PP tumbarán su proyecto. En realidad, los votos de los populares no eran imprescindibles y al PNV le bastaba con el apoyo del socialismo, pero la incorporación del PP refuerza la fotografía del consenso y permite a Urkullu presentar unos Presupuestos con un mayor respaldo. El lehendakari ha podido reconducir las relaciones con la oposición tras haber convocado sendas mesas de partidos y entre instituciones para forjar acuerdos contra la crisis. Una segunda prórroga hubiera resultado letal para el PNV, que a buen seguro se hubiera visto obligado a convocar un adelanto electoral.

¿Acuerdo en Araba? El PP es el mayor beneficiado. Su decisión de no obstaculizar la aprobación de las Cuentas podría desbloquear la negociación en la Diputación de Araba, gestionada por el popular Javier de Andrés, y podría predisponer favorablemente al PNV en la negociación. En ese sentido, si Bildu, PSE y EB coincidieran en votar en contra del proyecto foral, al PP no le bastaría con la abstención de los jeltzales, sino que debería procurarse su apoyo activo. En ese contexto, un voto en contra de los Presupuestos de Urkullu no hubiera instaurado un clima propicio para negociar con los jeltzales en Araba. Es más, si quedara en una posición de debilidad y aislamiento en el territorio, podría enfrentarse a la posibilidad de que PNV y PSE ganaran posiciones en Araba y le arrebataran la institución foral en los próximos comicios.

Además, la formación de Quiroga se situaría así en la centralidad y seguiría contando en el juego de alianzas mientras, por el contrario, EH Bildu y UPyD quedarían fuera de la fotografía del consenso y se retratarían como los dos extremos de la política vasca en la Cámara. Por otro lado, sin embargo, la renuncia del PP a presentar una enmienda a la totalidad provoca que el voto afirmativo del PSE ya no sea necesario para aprobar los Presupuestos, sino que bastaría con su abstención.

Por ello, el socialismo podría decantarse por esa segunda opción para preservar un perfil propio, aunque también tendría motivos para votar a favor: ha pactado 115 enmiendas parciales con el PNV, ninguna de ellas ha sido rechazada, y además esas propuestas inciden en proyectos estratégicos para la formación de Patxi López como el metro de Donostialdea, y en actuaciones centradas en sus feudos electorales.

La opción menos probable, pero que alumbraría una fotografía histórica, pasaría porque PSE y PP votaran a favor de las Cuentas de Lakua. Con el PNV, suman 53 escaños. Por otro lado, los dos partidos podrían decantarse por la abstención para tomar distancias con el Ejecutivo jeltzale. En cualquier caso, sería más probable que un apoyo expreso proviniera del socialismo, con quien ha pactado un mayor número de actuaciones.