Gasteiz. La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que derogaba la doctrina Parot ha sacado a relucir la vertiente más beligerante de algunas asociaciones de víctimas. Amparadas por un importante eco mediático, y alimentadas por el PP durante las pasadas legislaturas, la reacción de estos colectivos, con la AVT a la cabeza, se traducirá en la concentración convocada hoy en la Plaza de Colón de Madrid, a la que se ha sumado in extremis el partido de Mariano Rajoy. Sin embargo, el horizonte de las víctimas no se acaba en la AVT, y hay una diversidad de voces que defienden otra forma de proceder. Los encuentros restaurativos en los que víctimas se han reunido con presos de la vía Nanclares, o la iniciativa Glencree, que unió a víctimas de todas las violencias, son ejemplos de esa otra vía al margen de la que acapara titulares día tras día.
Sobre la convocatoria de este mediodía en Madrid, Gorka Landaburu afirmaba que "estas manifestaciones tienen todo el derecho a existir y la gente tiene todo el derecho a acudir, pero desgraciadamente siempre terminan siendo manipuladas y utilizadas políticamente con intereses partidistas. Lo dije en la época de Zapatero y lo vuelvo a decir". El miembro del patronato de la Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT) agregó a DNA que en dicha cita "no estarán todas las víctimas" y que "no es hora de manifestaciones, sino de soluciones. Es una más, terminará y tendremos los mismos problemas encima de la mesa: el final de la violencia, la consolidación de la paz y mirar al futuro", zanjó.
En una línea similar, Joaquín Vidal, presidente de la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo, señalaba que "no vamos a convocar ninguna manifestación porque esto no es responsabilidad de los jueces ni de nadie. En estas circunstancias tan difíciles debemos estar todos unidos, mirar hacia delante y llegar al final de ETA. Y si hay una concentración, que sea la expresión de una unión del pueblo con las víctimas". Vidal, que también preside la Federación de Asociaciones Autonómicas de Víctimas del Terrorismo, agregó que "hay que respetar las leyes y, por supuesto, al Tribunal de Estrasburgo, porque en eso radica la diferencia de los que estamos dentro de un Estado de Derecho, mientras que los terroristas no respetan ninguna ley".
Una postura muy diferente mantenía el presidente de Dignidad y Justicia, Daniel Portero, que calificaba la concentración de "necesaria porque estamos desamparados por el Estado". Opinaba que "el Tribunal de Estrasburgo se ha extralimitado y ha malinterpretado la jurisprudencia española", lo que "merece como mínimo un reproche de la sociedad afectada, y en este caso los afectados somos nosotros".
Preguntado sobre si esta cita es comparable a las manifestaciones convocadas durante los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero, el exparlamentario del PP vasco y presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), Santiago Abascal, valoraba que "entonces se decía que el PP manipulaba a las víctimas, lo que en realidad no era un ataque al PP sino a las propias víctimas, que parecían menores de edad y que podían ser manipuladas. Hoy se puede ver que las víctimas también protestan contra muchas decisiones del PP".
El Gobierno, condicionado Pilar Manjón, que preside la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, señalaba que "no voy a ser con mi dolor foto de ocasión de ningún partido político, ni voy a pasear bajo ninguna bandera partidaria". Tras apuntar que "nos tienen al margen en todo, nadie cuenta con nosotros", explicaba que rechazaron sumarse al comunicado emitido por la FVT en respuesta al fallo de Estrasburgo por las críticas que vertía al magistrado del tribunal Luis López Guerra. "Pedimos que se editara ese párrafo, pero no hemos tenido respuesta. Tampoco hemos sido llamados para hacer una convocatoria conjunta", aseguraba.
En declaraciones a este periódico, Manjón aseguraba que "he hablado con Robert Manrique, del atentado de Hipercor, y está a favor de acatar la sentencia. Es que a mí tampoco me gustó la sentencia del 11-M, y no hemos hecho un drama. No nos vamos a dejar manipular políticamente. Esto nos parece una burda manipulación, pero es que además es una sentencia de Bruselas que vas a tener que acatar. ¿Qué más te da?". Abogaba por ello por "buscar caminos de encuentro. Encontrar lo que nos separa es facilísimo, mira toda la campaña que hay ahora contra Cataluña, pero no sé a dónde nos lleva ese camino". Concluía que "es mucho más fácil gritar, pero yo no tengo ganas de gritar. Hay mucha gente a la que no se da voz o que quizá no grita tanto".
La vicepresidenta y portavoz de Covite, Maite Pagazaurtundua, defendía por su parte la labor de la AVT. Aseguraba que la controversia por la sentencia sobre la doctrina Parot "es el debate de hoy, pero las asociaciones de víctimas llevan trabajando más de 30 años. Cuando surgió la AVT, el mundo de las víctimas era invisible, nadie se preocupaba por ellas". Explicaba que sus fundadoras "tardaron muchos años en conseguir que esas mujeres que se quedaron viudas no tuvieran que mandar a sus hijos disgregados a los colegios de huérfanos. Eso ha cambiado gracias a su trabajo".
La portavoz de Covite, colectivo que se sumará a la concentración, agregaba que "los políticos a veces se acuerdan un día, pero las cosas importantes muchas veces se llevan adelante por las propias asociaciones. Los grandes elementos que han hecho avanzar la atención hacia las víctimas los han posibilitado las propias víctimas". Como ejemplo de ello, Pagazaurtundua apuntaba que "el Código Penal que está detrás de todo este enfado en una parte de la sociedad tiene que ver con que los políticos han estado mirando al techo en este asunto hasta el año 95, pero las asociaciones de víctimas ya lo pedían. Muchas de las leyes han sido motivadas e impulsadas antes por esos colectivos. Porque los políticos una vez están en una cosa, e igual al día siguiente están en la contraria. Así que esto es una anécdota dentro de lo que significa el movimiento asociativo".
Las opiniones respecto a si el Gobierno español está condicionado por las asociaciones, sobre todo la AVT, son asimismo divergentes. "Yo creo que sí, después de estar saliendo ocho años a la calle en otra manipulación política manifiesta, ahora es muy difícil decir que no", señalaba Pilar Manjón. Gorka Landaburu respondía que "sin lugar a dudas, el problema de Rajoy es que le está afectando el efecto bumerán. Que piense por qué apoyaba estas manifestaciones cuando estaba en la oposición y utilizaba, más el PP que el señor Rajoy, a las víctimas en la calle". En cambio, Santiago Abascal opinaba que "está condicionado por el anterior Ejecutivo y su antipolítica antiterrorista, y no por los deseos de las víctimas".
Participación en política Las reacciones al fallo sobre la doctrina Parot también han vuelto a generar opiniones contrapuestas sobre el grado de implicación de las víctimas en cuestiones políticas. Gorka Landaburu afirmaba que "todas las víctimas tienen derecho a lamentar la decisión del tribunal por razones personales e individuales. Pero nunca pueden intervenir ni influir en la política de Estado". Por ello, opinaba que "la señora Pedraza no puede pedir al Gobierno que no acate una sentencia de un tribunal".
Igual de contundente, Santiago Abascal valoraba que "las víctimas son ciudadanos españoles con plenitud de derechos y solo los terroristas tienen que tener limitados sus derechos". En consecuencia, "por supuesto que las víctimas pueden y deben participar en la vida política, tanto a través de alternativas políticas como de la sociedad civil". Daniel Portero aportaba que "somos ciudadanos normales como el resto, y entre nuestros derechos está protestar en la calle igual que hacen otros con la crisis sin que nadie les diga nada. Y sin embargo, cada vez que salimos nosotros parece que tenemos que pedir perdón".
Maite Pagazaurtundua consideraba que esta cuestión ni siquiera debe ser objeto de debate. "¿Todo el mundo puede opinar, y resulta que los que han sido asesinados en nombre de una patria vasca no tienen derecho a hablar en sociedad?", se preguntaba. Afirmaba que "las víctimas del terrorismo pueden hablar bien o no, pero igual que los políticos, que no creo que acierten todos los días". Según ella, "la pertinencia de intervenir como ciudadanos depende de la voluntad de hacerlo y de si es para hablar de temas referidos a la victimación. Si no podemos hablar, ¿qué querrá decir, que se nos va a censurar?". Concluía que "no se le puede quitar la voz a un ciudadano en cuestiones que son fundamentales para la organización de la sociedad y para la medición de la calidad de la democracia".
"Ninguna". Esta es la participación en el ámbito político que debe tener una víctima del terrorismo en opinión de Roberto Manrique. Herido en el atentado de Hipercor hace 26 años, desde entonces ha desempeñado diversas funciones en torno a la defensa de los derechos de todos los damnificados por el terrorismo. Hoy no estará en las calles de Madrid detrás de una pancarta que deje patente la condición de vencedores y vencidos sobre el final de la actividad de ETA. No acudirá a la llamada de la AVT porque considera que esta iniciativa "partidista" no representa, "ni mucho menos", a todas las víctimas.
Él y su familia derrotaron "hace tiempo" a la banda terrorista que les cambió rotundamente la vida. Lo hicieron el 20 de octubre de 2011, el día que ETA anunció el cese definitivo de su actividad. Tan solo ocho meses después, Manrique se entrevistó con uno de los asesinos que reventaron el centro comercial en 1987, en lo que supone una forma de proceder diferente de la que protagonizará la AVT hoy en Madrid. Se trataba de Rafael Caride Simón, que cumplía condena en el penal alavés de Langraitz desde que accedió a la vía Nanclares, que agrupa a presos arrepentidos de ETA.
"El primer paso fue una llamada de Paul Ríos, recibida en mayo de 2011, en la que me decía que Caride quería hacerme llegar una carta", recuerda. La misiva recogía los deseos del activista por "dar pasos" para acabar con la situación vigente y que "todo acabe bien". Tras el encuentro, su conclusión fue que había mantenido una conversación con una persona "totalmente arrepentida". Manrique no duda en aconsejar a todas las víctimas que se sientan con fuerzas para afrontar este tipo de reuniones con sus victimarios que lo hagan.