Vitoria. Una vez decretado el cese definitivo de ETA, cuya actividad había sido esgrimida en el pasado por los partidos constitucionalistas para frenar el debate sobre la expansión del autogobierno, y una vez abierta de par en par la discusión sobre el modelo autonómico en el Estado, con las voces más centralistas apostando por devolver competencias a Madrid, con la Vía Catalana, y con la propuesta federal del PSOE, el Urkullu entiende que no hay motivo alguno para que el Parlamento Vasco guarde silencio, máxime cuando congrega a todas las sensibilidades políticas. Los jeltzales pusieron sobre la mesa su apuesta por un nuevo estatus en el programa electoral de los comicios de octubre y el lehendakari ha aprovechado sus intervenciones en foros sobre el europeísmo para reiterar su apuesta por que Euskadi tenga voz y presencia en las instituciones comunitarias, una insistencia que, tal y como recordó ayer en Onda Vasca la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, no debería sorprender a nadie a la vista del ideario abertzale del PNV.
En el discurso pronunciado anteayer durante el pleno de política general, Urkullu precisó, sin embargo, que ese estatus debería forjarse desde el pluralismo, con la participación de todos los grupos; y desde el rigor jurídico, estudiando las posibilidades legales y legítimas. Urkullu volvió a referirse ayer al debate en Euskadi Irratia para proclamar que "ya es hora de que Euskal Herria sea reconocida internacionalmente y en el Estado como nación", pero fruto de un acuerdo plural entre "abertzales y no aber-tzales", y también del Gobierno Vasco y el español.
La propuesta recogida en el programa electoral del PNV aboga por una relación bilateral, en pie de igualdad, entre el Estado y Euskadi, en base a los derechos históricos y el derecho a decidir. En concreto, fuentes de Lehendakaritza explican a DNA que Urkullu no va a presentar ningún proyecto de nuevo estatus, sino que delegará en el Parlamento Vasco. El lehendakari Juan José Ibarretxe sí presentó un borrador de Estatuto de su propia cosecha al legislativo, dato al que se aferraron los constitucionalistas para tratar de deslegitimar su apuesta y reducirla a una "obsesión identitaria" del jeltzale aunque ese proyecto fuera aprobado después por mayoría absoluta en el Parlamento Vasco. Tampoco ese aval parlamentario convenció a PSE y PP, que le acusaron de contar con los votos de la "antigua Batasuna". El Gobierno de Urkullu se propone no ofrecer ninguna baza argumental que facilite el rechazo de la oposición y apuesta por que el texto para el debate no nazca del Ejecutivo sino del consenso entre partidos, y que su debate se produzca en sede parlamentaria. De hecho, serán los grupos los que deban activar la ponencia sobre autogobierno que deberá dirimir la cuestión. Se espera que lo hagan en octubre, aunque se da por sentado, por razones evidentes, que será el propio PNV quien la active. Las mismas fuentes detallan que se optó por la vía parlamentaria como compromiso electoral porque "era la vía que tenía más opciones de salir adelante".
Una vez constituida la ponencia, los grupos deberían redactar una propuesta, y cada partido propondría a dos juristas de reconocido prestigio para que analicen el documento. Ese estudio debería concluir en un año y alumbrar un texto articulado. El lehendakari apostó ayer por que tenga suficiente fundamento jurídico para aprovechar todos los resquicios legales que la Constitución contiene, dando especial importancia al principio de bilateralidad. Ese documento sería sometido al refrendo de la sociedad vasca en 2015. "Siempre y cuando, previamente, se haya llegado a un acuerdo en la Cámara de Gasteiz", apostilló Urkullu. Además, planteó materializar el refrendo del mismo de forma "pactada", como Escocia con el Reino Unido.
Consulta En cuanto a la posibilidad de retrasar el referéndum o el nuevo estatus, el portavoz de Lakua, Josu Erkoreka, precisaba en una entrevista publicada el pasado domingo por este periódico que el frenazo no podría partir del Gobierno, sino del Parlamento, donde se desarrollarán los trabajos. Por ello, la fecha de celebración de la consulta dependerá del ritmo que imprima la Cámara a las tareas y de la voluntad de los partidos representados en ella. Esa consulta no resultaría sorprendente, ya que el procedimiento de reforma contemplado en el Estatuto de Gernika postula, precisamente, que el Parlamento debería elaborar un texto, llevarlo al Congreso y someterlo a votación entre los ciudadanos.
El PNV ha puesto el acento en que Euskadi tenga presencia en Europa, consciente de que el 80% de la normativa comunitaria es de aplicación directa en los estados y, por tanto, podría resultar interesante para las instituciones vascas participar en la toma de decisiones para hacer valer sus posturas, más allá de asumir las normas tal y como llegan desde la Unión Europea. El lehendakari Urkullu incidía en ese mismo aspecto el pasado día 2 en un congreso sobre Europa tras la crisis del euro, organizado por Globernance. En ese marco, fijó el "gran reto del autogobierno" en la capacidad de participar en procesos complejos de actuación y decisión, y en superar las estructuras "rígidas" de los estados. El Gobierno Vasco ha reclamado recientemente ante el Comité de Regiones una interlocución directa con la Comisión Europea en los ámbitos de su competencia.
La imagen vasca Desde Lakua creen, sin embargo, que de poco serviría el nuevo estatus sin cultivar antes la imagen de Euskadi como una nación puntera, con una cultura de trabajo similar a la alemana, y con una lengua y cultura propias. Colocar lo vasco en el mapa y relacionarlo con la innovación y una cultura atractiva ayudarían, además, a salir de la crisis: por un lado, serviría para atraer turismo y podría facilitar el aterrizaje de empresas vascas en otros países o favorecer las exportaciones. El Gobierno Vasco ya ha presentado su estrategia para difundir la marca Basque Country, y el propio lehendakari viajará el próximo mes a Estados Unidos para tejer complicidades.
El PNV ha defendido su propia hoja de ruta en relación con el autogobierno, sin tomar como referencia a Catalunya. De hecho, ha recordado en más de una ocasión que la vía propuesta por Artur Mas ya la recorrió Juan José Ibarretxe para toparse después con el veto del Tribunal Constitucional. Los jeltzales buscan ahora otro resquicio para no encontrarse nuevamente con ese bloqueo.
Urkullu también ahondó ayer en otra de las incógnitas que se plantearán en el camino hacia el nuevo estatus: la territorialidad. En ese sentido, admitió que, en su opinión, "Euskadi tiene siete territorios", pero apeló al "pragmatismo", y apostó por ir "paso a paso" respetando la voluntad de cada cual.
En cuanto a los contenidos de la propuesta jeltzale, podría rescatar algunos postulados del Nuevo Estatuto Político de Ibarretxe, si así lo decidiera el grupo parlamentario del PNV. El propio Urkullu precisó que no cree que existan muchas diferencias de contenido entre su propuesta y la del lehendakari ohia, si bien puntualiza que el procedimiento "debe ser otro". "Por eso reivindico, desde la pluralidad, desde el realismo jurídico, que hay que llegar a un acuerdo con el mayor número de formaciones", dijo.
El lehendakari ha subrayado en las últimas jornadas la necesidad de abordar el proceso desde la legalidad, aunque por el momento su anuncio no ha bastado para atraerse al PP, el partido más reticente hasta la fecha junto a UPyD. El PSE le pide concreción, y aceptaría de buen grado estudiar la actualización del autogobierno, aunque sin propuestas "soberanistas". EH Bildu ha presentado su Vía Vasca, y está por ver qué posición asumirá ante el nuevo estatus.
Reacciones El secretario de Organización del PSE, Rodolfo Ares, por lo pronto, pidió ayer al lehendakari en declaraciones a Europa Press que, si verdaderamente apuesta por la ponencia, "no marque objetivos y criterios" y respete los trabajos parlamentarios que puedan desarrollarse en el futuro. "No pueden decir que los acuerdos tienen que acabar para una fecha porque ellos son los que fijan el calendario. No parece coherente con la voluntad de diálogo", dijo. Desde el PP, Borja Sémper le pidió que "no reproduzca la tensión insoportable de Ibarretxe". Itxaso Atutxa se preguntó, en relación a EH Bildu, "dónde ha estado durante los últimos 35 años".