Vitoria. Dos años después de iniciar su andadura al frente de la Diputación Foral de Álava y sin un solo proyecto que vender, el diputado general Javier de Andrés se ha visto obligado a llevar hoy a las Juntas Generales -y por tanto a someterlo a la fiscalización de los grupos de la oposición- un vacuo plan anticrisis que el mandatario popular tenía reservado para hacer un sarao propagandístico este lunes en el museo Artium.

Ante su falta de protagonismo e iniciativa, y descolgado de un contexto en el que jeltzales y socialistas han pactado ya un amplio programa de impulso socioeconómico para la acción de gobierno desde Ajuria Enea, el gabinete alavés del PP anunció este verano que iba a escenificar un acto social con su plan económico, aunque los grupos de oposición evidenciaron su falta de contenido y le exigieron que pasara por las Juntas Generales, aunque Javier de Andrés no tiene hoy nada que llevar al legislativo foral.

En este sentido, el diputado general de Álava está ahora obligado a vender humo, a aguardar a que la coyuntura económica le otorgue un respiro o bien a que la geometría variable de la política vasca le conceda cierto protagonismo, o al menos la carambola de los pactos le permita una estabilidad presupuestaria.

Y es que los aires de cambio que soplan desde el Parlamento Vasco para combatir la crisis -con el acuerdo entre PNV y PSE como referencia para la estabilidad de la legislatura- han reportado a Javier de Andrés la oportunidad de adquirir un protagonismo, siempre que el PP de Arantza Quiroga consiga meter la cabeza en el nuevo mapa político vasco.

Entretanto, De Andrés ha improvisado su propia receta contra la crisis -aunque vacía de contenido y sin uno solo apoyo externo- basada en no aumentar la presión fiscal sobre las rentas altas y en la puesta de largo en un sarao en Artium.

La oposición en las Juntas Generales, sin embargo, le pide alternativas ante la desbordante cascada de desempleo que padecen ya 28.000 alaveses. Los cambios no llegan, las puertas siguen cerradas y el pesimismo no decae.

Javier de Andrés se sentará hoy en la Comisión de Promoción Económica y Régimen Foral de las Juntas Generales de Álava para desgranar un improvisado plan anticrisis. En su receta está inmersa la fórmula que el dirigente conservador anunció la semana pasada, que pasa por no aumentar la presión fiscal y poco más. Pretendía hacer pública su propuesta inventándose un acto solemne en Artium, pero su insólito propósito varió después de que el PNV, respaldado por el resto de los grupos de la oposición, solicitara al dirigente popular que llevara antes a las Juntas Generales su plan contra la crisis.

Las bases del plan De Andrés poco tienen que ver con los trazos esgrimidos por socialistas y jeltzales en la Cámara vasca, con una severa brecha en el capítulo recaudatorio. Las ayudas y fórmulas de reactivación exhibidas por el diputado general alavés conllevan una caída de 4,6 millones de euros en las arcas alavesas, cifra que la oposición foral pondrá hoy sobre la mesa para formular la pregunta que más inquieta en las bancadas del Parlamento alavés: "¿De dónde se van a quitar estos millones?"

A su vez, los planteamientos del delfín de Ramón Rabanera también se desmarcan de la propuesta fiscal planteada por su mismo partido antes del verano, lo que ha reportado las críticas de la oposición a un proyecto de norma adjetivado como "propagandístico" para ocultar la falta de iniciativas.

La estabilidad que el acuerdo de país alcanzado entre socialistas y jeltzales con proyección de prolongarse hasta 2016 en el ámbito autonómico puede tener su ampliación en la versión territorial si EH Bildu o PP acceden a participar de esta entente. Sólo así las Juntas Generales de estos territorios alcanzarían la suma imprescindible para sacar adelante la reforma tributaria y armonizar la fiscalidad vasca en su conjunto.

El lehendakari Iñigo Urkullu lanzó un guante en este sentido el mismo día que las delegaciones de PNV y PSE anunciaron el preacuerdo. Y Javier de Andrés podría ver en este contexto una vía para salir de la parálisis política que está caracterizando su mandato.

De nada han servido hasta ahora las medidas adoptadas en el Pleno monográfico anticrisis que celebraron hace más de un año las Juntas de Álava o las conclusiones de la ponencia constituidas para generar más puestos de trabajo.

El resultado de estos cónclaves no se ha llevado a efecto, como recordaba ayer el portavoz del PNV, Ramiro González, y las demandas de los alaveses ante la severa crisis que azota el territorio siguen sin respuestas.

Socialistas y jeltzales alaveses ven en el pacto fiscal el camino a seguir; probablemente también De Andrés, aunque la disciplina de partido le obligue a seguir a pies juntillas las críticas dictadas desde la dirección vasca y española del PP.

Y es que la participación del PP en un acuerdo socioeconómico global con PNV y PSE no dependerá de las opiniones de Javier de Andrés, sino que recaerá en instancias más elevadas de la dirección popular, ya sean en la ejecutiva de Arantza Quiroga o directamente o en Madrid.

La celebración del debate de Política General previsto para el próximo jueves en la Cámara vasca hace prever que la decisión popular se retrasará al menos dos semanas. Y entretanto, Javier de Andrés seguirá a la espera.