vitoria. Es la Diada de la independencia. Ni del pacto fiscal con Madrid ni de la consulta por el derecho a decidir. Como casi siempre desde hace un año, cuando centenares de miles de personas marcharon con las esteladas por las calles de Barcelona, las aspiraciones de los catalanes por dejar atrás a un Estado que apenas les da nada y de las organizaciones civiles que vehiculizan esta demanda van por delante de las soluciones que son capaces de articular los políticos. La cadena humana por la independencia organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) -una entidad privada- y que pretende unir esta tarde de norte a sur Catalunya condiciona la celebración de la festividad hoy de la Diada Nacional. Pese al acto que todos los años se celebra en homenaje a Rafael de Casanovas y el acto institucional posterior en el parque de la Ciutadella, todas las miradas estarán puestas en las miles de personas -alrededor de 400.000 espera la organización- que previsiblemente se movilizarán bajo el lema de Vía catalana hacia la independencia. Un mensaje dirigido a Mariano Rajoy, que en el último año no ha dado signos de querer acercarse a Catalunya ni siquiera en la petición más posibilista, la de permitir la organización de una consulta a sus ciudadanos legal y pactada.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, máximo valedor de la consulta en 2014, sorprendió a propios y extraños la pasada semana, en vísperas de la Diada, anunciando unas elecciones plebiscitarias en 2016, al final de la legislatura, si como es previsible Madrid se niega a cualquier demanda. En días posteriores, un ir y venir de declaraciones matizando esta afirmación. Para contentar a sus socios de ERC Mas tuvo que aclarar que la primera opción sigue siendo la consulta en las urnas el año que viene, pero siempre por métodos legales y si antes el Gobierno español "tolera" al menos la convocatoria. Toda una marcha atrás teniendo en cuenta que había apostado hasta ese momento por sacar las urnas a la calle "sí o sí", aunque fuera teniendo encima el veto de Madrid.

Este sorpresivo viraje solo tomó sentido cuando trascendió que Mas y Rajoy se habían reunido en secreto para intentar aproximar posturas, incluida la negociación del pacto fiscal. Unos lo interpretaron como una cesión, otros como la vuelta al realismo de Mas tras comprobar que la decisión del presidente español de bloquear cualquier tipo de consulta es definitiva.

"nasti de plasti" Sin embargo, el president no pierde la cara al anhelo soberanista de los catalanes, que según todas las encuestas es mayoritario en Catalunya. Ayer mismo el portavoz del Govern, Francesc Homs, mostraba su confianza en que, después que Madrid haya dicho que "nasti de plasti" a la consulta, los actos de la Diada sirvan para reforzar el proyecto soberanista de la Generalitat, y "tengan impacto internacional de primera magnitud y consecuencias también en la agenda europea".

El Govern respalda la movilización y está dando todas las facilidades para su organización, aunque Artur Mas no participará en la misma, pero sí nueve de los doce consejeros de su gabinete, así como su partido, el CDC. La otra formación federado en la coalición catalanista, Unió, no se suma a la cadena, aunque deja libertad de participación a sus dirigentes, como es el caso de Joana Ortega, la vicepresidenta de la Generalitat, quien ha anunciado que acudirá. No así Josep Antoni Durán i Lleida, que ayer confirmó su ausencia ya que por motivos de agenda parte en un viaje a Panamá. Pero a nadie se le escapa que la decisión del líder de Unió y secretario general de CiU retrata el estado de ánimo de su partido, contrario a medidas que vayan más allá de la consulta por el derecho a decidir. ERC y la CUP apoyan la cadena organizada por la ANC, mientras que PSC e ICV, favorables a una consulta soberanista, no acudirán como tal aunque sí algunos de sus representantes.

La anécdota de la víspera de la Diada la protagonizó el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, que reiteró el mensaje de que no existe posibilidad a un referéndum pactado, pero apostó por "buscar una fórmula" que permita a Catalunya "encajar" en España a través de una reforma de la organización territorial respetando siempre la unidad del Estado y una revisión del modelo de financiación. Horas más tarde, se vio obligado a precisar que se trataba de "una reflexión personal".