dENTRO de la diversidad que exhibe el territorio alavés existe una característica común muy presente: la escasa y dispersa población y la dificultad, por tanto, para prestar servicios a sus ciudadanos sin dejar ingentes recursos por el camino. Pero no en todas partes es así. Está la capital, cuyo carácter urbano la aleja del estándar común del territorio, pero también el Valle de Ayala, donde se entremezclan los pueblos de limitado tamaño y sus barrios dispersos por colinas y valles, y grandes núcleos como Llodio y Amurrio.

Mikel Lasa, presidente de la Cuadrilla de Ayala, explica a DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA qué trabajo desarrolla la institución en esta comarca, quizá la más independiente con respecto a Gasteiz de toda la provincia por su peso demográfico, pero en la que también hay mucho que hacer. De hecho, los problemas en los pueblos pequeños son los mismos que en toda Álava y en su defensa la cuadrilla es una institución fundamental. "Tratamos de fortalecer la calidad y la prestación de servicios mancomunados básicos y de obtener una mejor redistribución de los recursos financieros de Álava, equiparando los servicios y prestaciones del mundo rural con los de la capital", señala Lasa. La clave para encontrar ese equilibrio es la de siempre: el dinero. "Ha sido siempre una reivindicación de las cuadrillas el hecho de lograr un mejor reparto de la financiación foral".

En el día a día, Lasa explica que desde la Cuadrilla se presta un asesoramiento general a los núcleos comarcales, se organizan "fiestas patronales, jornadas culturales y deportivas, asesoramiento a asociaciones", elaboran y ponen en práctica planes anuales de promoción y uso del euskera, dinamizan la lengua vasca y coordinan a los agentes sociales ayaleses. La Cuadrilla ha lanzado también el Plan Joven Comarcal, elabora planes municipales de igualdad, encuentros comarcales de mujeres, presta apoyo a las asociaciones de féminas y organiza jornadas especiales en favor de la equidad entre sexos. Similares actividades se llevan cabo con las personas mayores de la comarca.

Por otro lado, una de las tareas de las cuadrillas, y Ayala no es ajena a ella, es la de ayudar a las entidades locales en la prestación de servicios. En ese sentido, desde la sede de Respaldiza se proporciona asesoramiento urbanístico a los pueblos, mediante arquitectos y aparejadores, se gestionan los residuos de las localidades pequeñas y se realizan campañas de sensibilización y comunicación en materia medioambiental.

La cuadrilla coordina además la política en materia de turismo, la vialidad invernal, ayuda a gestionar los diferentes archivos municipales, y dota a los pueblos de personal de refuerzo en materia de bienestar social. Son, por tanto, muchas las tareas que acomete la Cuadrilla de Ayala, y por ello Lasa destaca su papel como redistribuidor de los recursos que salen de las arcas forales de la forma más equitativa y justa posible. Este órgano hace además las veces de ente descentralizador, acerca las instituciones al ciudadano y hace posible dotar de servicios básicos a los pueblos, por pequeños que sean, mediante la mancomunación.

De Ayala a Zuia y, salvadas las diferencias específicas -la mencionada presencia de Llodio y Amurrio como importantes ejes en la primera de estas comarcas-, hay exactamente los mismos problemas de siempre. No hay dinero para llevar a cabo los proyectos, y la voz del eskualde no encuentra receptores en la Diputación. Lierni Altuna representa los intereses de Zuia y empieza por reclamar estabilidad, un objetivo ineludiblemente ligado al dinero.

"Fue una vergüenza lo que pasó con los técnicos de euskera, una vez empezado el año y después de pelear y discutir mucho se consiguió que se mantuviera la ayuda, pero para ello los ayuntamientos tuvieron que hacer un gran esfuerzo mientras todo estaba en el aire", denuncia. Altuna reclama que la lengua vasca forme parte de las partidas anuales no sujetas a discusión y no haya que "perder el tiempo cada año por este mismo tema".

Pero hay más. En todas las cuadrillas en general se valoran muy positivamente los planes de vialidad invernal, "sobre todo teniendo en cuenta la realidad geográfica de Araba", destaca la presidenta de Zuia, pero aquí el obstáculo es otra vez el mismo. "Cada año tenemos que discutir para que se mantenga el servicio", explica Altuna, que extiende este mismo problema de la inestabilidad y la falta de fondos al ámbito del turismo o el fomento del empleo. "Cada año es más difícil conseguir financiación y no se pueden hacer proyectos a largo plazo", denuncia.

Otro aspecto que destaca la portavoz de los vecinos de Zuia es la falta la coordinación interinstitucional, principalmente desde el punto de vista las cuadrillas, que ven como se modifican leyes o se deciden partidas económicas que les afectan sin tenerlas en cuenta. "Hemos ido a las Juntas Generales muchas veces a dar nuestro punto de vista sobre diferentes cosas pero siempre se queda todo en agua de borrajas; cuando se pasaron las competencias del INEM a Lanbide no se tuvo en cuenta para nada la realidad geográfica de Álava, por ejemplo, y en ese caso también tuvimos que discutir y pelear para que la chapuza fuera menor", recuerda.

Altuna asegura que "hay miles de ejemplos así", y por ello pide que se aclaren las competencias de cada institución y, por otra parte, que a la hora de hacer cualquier "cambio, propuesta o lo que fuera que nos afecte como cuadrilla, se discuta o por lo menos se nos presente una propuesta o borrador".

Desde la sede de la Cuadrilla de Añana en Rivabellosa, su presidenta, Txaro Mardones, defiende una institución que tiene "más capacidad para dimensionar y reorganizar los recursos y aporta una visión estratégica a nivel comarcal", además de facilitar la participación en asuntos de interés general, como "el desarrollo económico, la educación, la sanidad, la seguridad, el transporte, la biodiversidad o la juventud".

Al margen de la inquietud institucional que pesa sobre la Cuadrilla debido a la futura Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local y las consecuencias que pueda acarrear a la propia Cuadrilla, a los municipios y a los concejos, en Añana preocupan muchas otras materias. Por ejemplo, el transporte, o el fracking. "Nos preocupa -señala Mardones-, además de por las afecciones y riesgos que pueda tener en la salud humana y el medio ambiente, por el riesgo de contaminación de suelos y de aguas subterráneas por filtración accidental al acuífero de Subijana".

Hay más cuestiones. Mardones reclama que se aumente la capacidad hídrica del Zadorra a su paso por la comarca "para evitar las frecuentes inundaciones". A los vecinos también les pilló por sorpresa la decisión de Caja Vital de eliminar la oficina móvil que da servicio a los pueblos de la comarca, una situación ahora reconducida pero que ha hecho sonar las alarmas en la institución.

A pie de calle, la Cuadrilla trabaja en materia de "dinamización económica, asesoría urbanística y sociocultural, euskera, archivo, gestión de la calidad del agua y saneamiento, residuos sólidos urbanos, asesoría jurídica, euskera, Oficina de Información al Consumidor, así como la Escuela Micaela Portilla", un proyecto que aúna formación para el empleo y mantenimiento del patrimonio desde la torre de Fontecha. Este proyecto, junto con el del Valle Salado, son los focos más llamativos en los que se centra la lucha contra el paro en la comarca. En lo relativo a las salinas, Mardones explica que la Cuadrilla trasladará a este singular emplazamiento su oficina de turismo, consciente de que "el impulso que supone la candidatura del Valle Salado a Patrimonio Mundial en la categoría de Paisaje Cultural" convierte a este lugar "en un punto muy importante de atracción de visitantes; es la mejor carta de presentación y de acceso a la comarca".

Toda esta actividad , al igual que ocurre en el resto del territorio, se ve tremendamente limitada por la deficiente financiación que reciben unos entes incapaces de generar recursos por sí mismos. "Estos servicios se han ido desarrollando como respuesta a las demandas constatadas y adecuación a las necesidades de cada momento -la población en Añana ha crecido de forma considerable en los últimos años- pero los recursos económicos del Fondo Foral de Financiación de las entidades locales (el Fofel) no han variado en la misma proporción, lo que genera un importante desequilibrio y un detrimento en la calidad de los servicios que se prestan", denuncia Mardones. Así, Añana, como Zuia, como Agurain, Ayala, Montaña y Rioja, depende las subvenciones, "lo que se traduce en un deterioro en la continuidad de los servicios".