Bilbao. A medida que avanza la primera quincena de septiembre, marcada en rojo por PNV y PSE como el momento clave en la firma de su pacto global, cobran fuerza los rumores sobre un inminente acuerdo en fiscalidad, reactivación, políticas públicas y arquitectura institucional. Unos vaticinios a los que han contribuido las declaraciones optimistas de portavoces autorizados de los dos partidos que, aun así, han dejado ver ciertas reservas y buenas dosis de prudencia ante los matices que aún los separan. En cualquier caso, los sustanciales avances en la reforma fiscal han alimentado los rumores de un pronto acuerdo: los impuestos son la llave de la negociación por su carácter estratégico para el PSE y porque condicionarán la recaudación de 2014 y, por tanto, los fondos disponibles para implantar planes de reactivación y políticas públicas, otras dos cuestiones contempladas en el pacto y encadenadas al acuerdo fiscal. En las últimas jornadas ha cundido la interpretación de que el desbloqueo de las conversaciones dependería de que ambas partes acercaran posturas sobre el papel del Parlamento en fiscalidad, la cuestión más sensible y complicada, aunque no insalvable, que sigue separándolas. Los socialistas, no obstante, matizan que no sería ese debate el único pendiente.

Según ha podido saber DNA, el secretario general del PSE, Patxi López, intervendrá hoy en rueda de prensa para dar cuenta de los asuntos tratados en la Comisión Ejecutiva socialista de ayer, y para puntualizar que el acuerdo aún no está cerrado. Fuentes socialistas enfriaron en cierto modo las negociaciones al matizar a este periódico que no solo quedaría pendiente el acuerdo sobre el papel del Parlamento, y que ni siquiera restaría por cerrar únicamente el debate de los ingresos, sino que también habría que negociar el destino de esos futuros recursos. En concreto, aún deberían "adentrarse en concreciones, que todavía faltan", sobre los planes de reactivación y los servicios públicos, aunque la negociación no peligra.

A pesar de que esos dos campos entren en el terreno del gasto y, por tanto, en cuestiones que habrán de contemplarse en los Presupuestos, los socialistas niegan taxativamente que hayan comenzando a negociar las Cuentas con el PNV. En ese sentido, portavoces socialistas han insistido en las últimas jornadas en que el pacto global puede allanar la negociación presupuestaria, pero no determinar su apoyo, sino que sería necesario negociar y acordar otros muchos puntos.

Aunque pudiera parecer que los socialistas han arrojado un jarro de agua fría sobre las expectativas de un inminente acuerdo con los jeltzales, su discurso no resultaría sorprendente: al hallarse en la oposición y encontrarse, por tanto, en una posición de fuerza frente a un gobierno que busca un aliado, cabía esperar que el discurso más exigente procediera de las filas socialistas y que añadieran tensión en los últimos compases de la negociación, algo habitual en los contactos entre partidos. Además, la puntualización de los socialistas tampoco supone un viraje en su discurso, puesto que su portavoz, Idoia Mendia, ya avisó hace semanas de que el PSE no daría por cerrado el acuerdo mientras no se zanjara también el diseño de los planes de reactivación -en los que no se prevén mayores disputas-, además de la fiscalidad.

En principio, los dos partidos pretendían acordar al detalle la fiscalidad y los planes de empleo, y perfilar un calendario más somero sobre políticas públicas y arquitectura institucional. Ese paquete podría acordarse esta semana -en la que PNV y PSE volverán a reunir a sus comisiones sectoriales-, o bien la próxima, como parece más probable. El pacto lo sellarían las dos comisiones políticas de alto nivel.

reuniones Los dos partidos reunieron ayer por separado a sus respectivas ejecutivas para analizar el desarrollo de las conversaciones. Desde el PNV coinciden en señalar que el acuerdo aún no está cerrado, pero no detectan ninguna cuestión que pueda atascar de manera "determinante" el pacto global. Las fuentes consultadas dan por zanjado el acuerdo sobre la interconexión de datos de los contribuyentes entre las haciendas forales para afinar en la lucha contra el fraude -se tomará como referencia el convenio suscrito entre Gipuzkoa y el Estado durante el mandato de Markel Olano-, y no auguran mayores dificultades en la concreción de los tramos y porcentajes del IRPF o el Impuesto de Sociedades.

El portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, dejó ver ayer en Radio Euskadi el grado de concreción y lo avanzadas que se encuentran las negociaciones al insinuar un incremento de la presión fiscal aunque, según las cifras que han trascendido, se limitará a las rentas más altas. Tras subrayar que espera que "en pocos días" pueda materializarse el entendimiento, avanzó que se retocarán "varias figuras impositivas", y adelantó que, "en general, a lo que se tiende es a un incremento de la presión fiscal". Ese aumento comenzó a intuirse cuando el PNV hizo pública su propuesta, en la que planteó que las rentas superiores a 90.000 euros pasaran a gravarse en un 46%, que las de 120.000 lo hicieran en un 47%, y las de 175.000 se situaran en un 49%. Erkoreka argumentó que el incremento "viene requerido por el entorno", en referencia al aumento de la presión fiscal en el Estado. Los tipos propuestos por los jeltzales calcan la reforma pactada por el PSE y Bildu en Gipuzkoa. El portavoz también avanzó que los Presupuestos incluirán "gran parte de los elementos" del pacto global.

En cualquier caso, según se desprende de las más recientes declaraciones públicas del PSE, las mayores divergencias se concentran en el papel del Parlamento en fiscalidad y el carácter vinculante que puedan tener sus iniciativas en una competencia que obra en poder de las Juntas. Una solución intermedia podría pasar por convocar un pleno monográfico que alumbrara resoluciones sobre los impuestos, pero genéricas y sin adentrarse en los porcentajes concretos de los impuestos.