BILBAO. El PSOE lanzó ayer un órdago en forma de moción de censura contra Mariano Rajoy si el PP bloquea de nuevo la próxima semana la petición de comparecencia en el Congreso del presidente español para ofrecer su versión sobre el caso Bárcenas. "Por la dignidad del Parlamento", esgrimió Alfredo Pérez Rubalcaba la iniciativa, a priori perdida de antemano por la mayoría absoluta popular. Todo apunta a un gesto testimonial en aras de la higiene democrática porque, a su entender, los ciudadanos no pueden soportar un panorama emponzoñado por la corrupción sin que el líder del Ejecutivo responda hasta mediados de septiembre tras las acusaciones de su extesorero. El resto de la oposición se suma también a la obligatoriedad de que Rajoy no se parapete, aunque hay quienes apoyan claramente la moción (IU-ICV, UPD y Grupo Mixto), mientras que CiU y PNV tienen dudas no solo en si la moción será útil sino en el programa que presente el candidato, que previsiblemente será el propio Rubalcaba.

El PSOE maneja el 24 de julio para cruzar la frontera porque será el día en que se reúna la Diputación Permanente y se estudiará la octava solicitud para que Rajoy comparezca. Si el PP actúa a piñón en defensa de su líder, Rubalcaba dará el paso, aunque la moción de censura probablemente se retrasaría hasta septiembre y no se haría entre el 29 de julio y el 4 de agosto. Sabedor de que no cuenta con votos suficientes, el dirigente socialista habló de "dignidad". "La oposición no tiene fuerza parlamentaria, ni para cambiar el Gobierno del PP ni para convocar elecciones, pero sí tiene fuerza política y moral para exigir a Rajoy que haga un servicio a España y dimita", dijo.

Dicha moción implica una expresión de desconfianza de la Cámara sobre el Ejecutivo y en el caso de aprobarse respalda una alternativa de gobierno. Para que se lleve a cabo, debe ser propuesta al menos por la décima parte de los diputados, en un escrito motivado y dirigido a la Mesa del Congreso, e incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno. No podrá ser votada hasta que transcurran cinco días desde su presentación y en los dos primeros de dicho plazo podrán presentarse mociones alternativas. En el caso de que la moción de censura no fuera aprobada, los firmantes no podrán presentar otra durante el mismo periodo de sesiones. Es decir, el PSOE tendría que recoger la firma de otros 35 diputados diferentes para presentar otra a lo largo de la legislatura.

los dos precedentes Las dos anteriores se remontan a 1980 y 1987. La primera la planteó el PSOE contra Adolfo Suárez (UCD), y fue defendida por Alfonso Guerra y rechazada por Rafael Arias-Salgado. El candidato propuesto fue Felipe González y la echaron abajo los 166 votos del grupo centrista, que se quedó solo, ya que se abstuvieron 21 diputados, entre ellos los 9 de Coalición Popular y los 7 de la Minoría Catalana. Los votos favorables a la moción fueron 152 -socialistas, comunistas, andalucistas y 3 del Grupo Mixto-, faltando 24 votos para conseguir la mayoría. La segunda moción de censura fue presentada por la Alianza Popular de Antonio Hernández-Mancha contra el Gobierno felipista. Defendió la moción Juan Ramón Calero y la rechazó Alfonso Guerra. De los 332 votos emitidos, solo 67 fueron a favor -AP y Unión Valenciana-, 195 en contra -PSOE, Izquierda Unida, PNV, EE- y hubo 70 abstenciones. De gestarse la tercera, Rajoy podría intervenir si quiere, pero no tiene obligación siquiera de estar presente, ya que con los votos de su grupo es suficiente para rechazarla. Otra cosa es que Rubalcaba busque precisamente que el máximo dirigente popular no acuda, para retratarle, porque éste podría ser el triunfo teórico del dirigente socialista. Éste, y un consenso que posibilite una foto de la oposición al unísono contra el presidente Rajoy a modo de desgaste. Porque la otra portada, la de la bancada del PP aplaudiendo a su líder, podría suponer el último servicio de Rubalcaba a la política.

un presidente inhabilitado El secretario general del PSOE se afanó ayer en describir cómo el caso Bárcenas ha contaminado de forma "irremediable" la imagen de España. "No quiero sustituir al presidente del Gobierno, lo que quiero es que venga a la Cámara, que explique en esta Cámara, que podamos votar (...) Lo que no quiero es que en su huida hacia adelante se lleve la dignidad del Congreso, que es la sede de la soberanía popular", valoró Rubalcaba, añadiendo que "lo vamos a hacer porque creemos que es lo que demanda la democracia española y porque creemos que es nuestro deber". Y es que, de acuerdo con su análisis, a Rajoy "sus hipotecas" con Bárcenas le inhabilitan para gobernar". El secretario general del PSOE catalogó la relación epistolar del presidente y su extesorero, a la vista de los SMS que intercambiaron hasta el pasado marzo, como "el apadrinamiento de un delincuente", haciendo suyos los términos que empleó el portavoz del PP, Alfonso Alonso, para recriminar a la oposición su insistencia en sacar este asunto.

"El tono de cariño, protección y ánimo con el que Rajoy se dirige a Bárcenas no forma parte de la manera en la que un presidente de Gobierno debe dirigirse a un delincuente. Más bien es la forma en la que alguien se dirige a su socio, a un socio que le puede acabar poniendo en apuros", advirtió Rubalcaba. Emulando la terminología médica que habla de fallo multiorgánico, diagnosticó la situación de "máxima gravedad" como "fallo multiinstitucional", constatando que la dimisión de Rajoy es "una exigencia democrática y un imperativo ético ineludible". Avisó Rubalcaba de que, de confirmarse las acusaciones de Bárcenas, el PP no solo se financió ilegalmente, sino que además hizo "trampas en las elecciones" al contar con un dinero irregular para sufragar sus campañas electorales.

El pp, burlón y despreocupado En la dirección del Grupo Popular hubo cierta sorpresa con la estrategia del PSOE. Solo una hora antes de ver la luz, el portavoz adjunto, Rafael Hernando, había proclamado: "Ya verán como no se van a atrever a presentar una moción de censura". E ironizó sobre quién iba a ser el candidato a defenderla. "¿Rosa Díez va a votar a Rubalcaba; o se va a presentar alguien del PNV o incluso del PSC?", consideró en tono burlón Hernando. "Lo nuevo es que se ha formado una coalición de intereses entre Bárcenas y Rubalcaba", aportó el portavoz del Senado, José Manuel Barreiro. Y Hernando remató apuntando que "el argumentario de Ferraz se hace ahora en Soto del Real". Según Barreiro, "Rubalcaba está en una huida hacia adelante y se agarra a todo lo que pueda. En este caso se está agarrando al señor Bárcenas". Alfonso Alonso resumió el sentimiento del PP con un "no nos preocupa demasiado". "Las mociones de censura, más que anunciarlas, se presentan", apostilló.

Sobre las últimas palabras de Rajoy acerca de que el Estado de Derecho no se somete a chantaje, Rubalcaba interpretó que, al reconocer que había un chantaje, "está admitiendo que puede ser chantajeado". El problema es tener a un presidente del Gobierno en disposición de ser chantajeado por quien fue su tesorero veinte años", arguyó, tachando de "peculiar" la "forma de resistir el chantaje" del dirigente popular al escribir un SMS diciendo: "Hacemos lo que podemos, sé fuerte, Luis". En este contexto, el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, supeditó su respaldo a la moción al programa alternativo que presente el proponente. "Espero que la moción de censura sea innecesaria", resaltó, porque eso significará que Rajoy ha ofrecido ya explicaciones. Por su lado, el coordinador federal de IU, Cayo Lara, destacó que "hasta que Rajoy no dé explicaciones, es más presunto culpable que presunto delincuente"; mientras que para Rosa Díez (UPyD) la moción de censura "es la única oportunidad para desbloquear una situación bochornosa en la que el presidente parece que se cree que con sentarse en la Moncloa ya ha cumplido".

mensaje al empresariado Y mientras, Rajoy no se mueve un milímetro. Ayer mismo garantizó a los principales empresarios españoles en la reunión del Consejo Español de Competitividad que seguirá gobernando "con un plan" y que acabará su mandato "sin ceder al chantaje". En el encuentro intervinieron, entre otros, el presidente de Telefónica, César Alierta; el de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; el de Caixabank, Isidro Fainé; el de Repsol, Antonio Brufau; el de BBVA, Francisco González; el de Ferrovial, Rafael del Pino; o el de Mercadona, Juan Roig. Literalmente, Rajoy sostuvo que no le "torcerán el brazo". Que no podrán doblegarle ni con iniciativas ciudadanas como la convocatoria de protesta fijada para mañana (20.00 horas) frente a las principales sedes del PP del Estado español, y que tendrá su epicentro en Génova 13.

"La oposición tiene fuerza política y moral para exigir a Rajoy

que haga un servicio

a España y dimita"

alfredo pérez rubalcaba

Secretario general del PSOE

"¿En esa moción votará Rosa Díez a Rubalcaba? Ahora, el argumentario de Ferraz se hace en la cárcel de Soto del Real"

rafael hernando

Portavoz adjunto del PP