El Cairo/Beirut. Tras el derrocamiento del presidente egipcio Mohamed Mursi por el Ejército, la violencia ha escalado en Egipto: en enfrentamientos entre seguidores de los Hermanos Musulmanes y los militares murieron al menos 51 personas y 435 resultaron heridas, según el Ministerio de Salud. Las informaciones sobre lo ocurrido son contradictorias: de acuerdo con los militares, los enfrentamientos se produjeron cuando los agresores intentaron asaltar el club de oficiales de la Guardia Republicana, donde según rumores, podría encontrarse el derrocado presidente Mohamed Mursi. El Ejército detuvo a unas 200 personas que iban armadas. Tenían armas de fuego y artefactos incendiarios, según el comunicado del Ejército. Según su versión, los asaltantes intentaron entrar el complejo rodeado de alambre mientras francotiradores disparaban desde tejados cercanos.

Los Hermanos Musulmanes declararon sin embargo que se atacó a sus seguidores durante una protesta en la oración de la mañana y habló de 53 muertos. El portavoz de la organización, Gehad al Haddad, escribió en Twitter que la policía y el Ejército intentaron disolver con violencia una sentada de seguidores de Mursi. En un comunicado subrayó que el pueblo egipcio no quiere vivir bajo una dictadura militar y proseguirá la lucha contra ello y señaló que este "crimen abominable" es una prueba más de la brutalidad de la cúpula militar. Un médico señaló que el Ejército utilizó balas reales contra los manifestantes.

Desde el 28 de junio, 72 muertos En otras partes del país, los enfrentamientos entre los manifestantes rivales dejaron 72 muertos desde el 28 de junio, informó el diario Al Ahram citando al Ministerio de Sanidad. Los salafistas, radicales islámicos que apoyaron el golpe militar contra el presidente islamista Mohamed Mursi, anunciaron que abandonan las conversaciones sobre el futuro político del país en las que se iba a decidir sobre el primer ministro interino.

El portavoz del partido Al Nur, Nader al-Bakkar, escribió en Twitter: "En respuesta a la masacre ante el club de la Guardia Republicana hemos decidido retirarnos de todas las negociaciones con efecto inmediato". "Queríamos evitar un derramamiento de sangre y la sangre no deja de correr", agregó.

El partido ultraconservador respaldó la búsqueda de una nueva cúpula en Egipto, pero las conversaciones han sido hasta ahora infructuosas porque los salafistas se oponen, según los medios, a los dos candidatos favoritos, el premio Nobel Mohamed El Baradei, destacada figura de la oposición, y el socialdemócrata Siad Bahaa El Din. Los radicales islámicos piden una personalidad políticamente neutral.

Según fuentes militares, dos soldados fueron secuestrados temporalmente por islamistas, golpeados y obligados a gritar lemas anti militares y pro Mursi por un altavoz. Además, un corresponsal de la televisión de noticias alemana N-TV fue retenido por las fuerzas de seguridad durante horas junto con su equipo. El reportero Dirk Emmerich tuiteó: "Tras siete horas en custodia del Ejército, ahora la policía. Sin justificación para la detención".

Preocupación internacional En la noche del domingo miles de opositores a Mursi salieron a las calles de Egipto. También miles de seguidores del mandatario próximo a los Hermanos Musulmanes se manifestaron a favor de su regreso al poder. La cúpula militar derrocó al mandatario tras varios días de manifestaciones multitudinarias, un año después de haber sido elegido en las urnas. Y mientras la preocupación internacional crece.

El ministro de Exteriores británico, William Hague, señaló: "Es importante que tenga lugar en Egipto un rápido retorno al proceso democrático". Su homólogo turco Ahmed Davutoglu, tuiteó: "Transmito al pueblo hermano egipcio mi pésame". El jefe de la diplomacia alemana, Guido Westerwelle, se mostró "consternado" por el brote de violencia y dijo que todas las partes deben renunciar a cualquier forma de violencia. Los sucesos en Egipto serán debatidos durante el encuentro de ministros europeos el 22 de julio.